Los relatos en primera persona tienen una fuerza difícil de superar por Argumentos científicos o exactitudes matemáticas. Anita Moorjani nos cuenta que un día de febrero de 2006 tenía que ser su último día de vida: los médicos le habían pronosticado apenas unas horas de vida después de haber sido tratada durante casi cuatro años para paliar un cáncer en un hospital de Hong Kong.
En agosto de ese mismo año, el Dr. Jeffrey Long contactó con ella para conocer su experiencia de cerca. Long es médico oncólogo radioterapeuta en Houma, Louisiana, y en 1998 fundó la NDERF (Fundación para la Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte) para saber si este tipo de experiencias eran reales. Tras todos estos años de investigación la respuesta es un sí rotundo. En la web se recogen miles de relatos de personas de todas las edades. Al solicitar a Moorjani que respondiera al cuestionario de la NDERF y darlo a conocer, su historia se convirtió en viral. A partir de ese momento, el reconocido autor Wayne Dyer animó a Moorjani a escribir su experiencia en el libro que lleva el mismo título “Morir para ser yo” (“Dying to be me”).
En este libro, Moorjani cuenta su historia desde sus inicios. Nacida en Singapur de familia india, se trasladó muy pequeña a Hong Kong donde todavía reside. Con un lenguaje cercano y preciso desentraña el proceso por el cual la enfermedad fue acercándose a su vida hasta padecerla en su propio cuerpo. En el video al que hacemos referencia se centra en la vivencia del día mismo en el que se suponía que tenía que morir. “...aunque parecía que mi cuerpo estaba en coma y mis ojos estaban cerrados, yo era consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor....y no sólo en la habitación en la que me encontraba sino más allá incluso”. Y sigue: “Era consciente de mi cuerpo físico pero ya no estaba unida a ese cuerpo, me sentía como si pudiera estar en todas partes al mismo tiempo”.
Dice que podía estar allí donde estuviera su conciencia y que podía comunicarse al mismo tiempo con las personas que estaban allí con ella y con las que no estaban, bien porque se encontraban en otro lugar o bien porque, como su padre, habían muerto. Y explica cómo despertó del coma en el momento en el que tomó la decisión de volver a su cuerpo “para vivir la vida sin miedo”.
Después de esta experiencia, en sólo 5 días, sus tumores se redujeron al 70% y en poco más de un mes recibió el alta para volver a su casa hasta que su cuerpo quedó libre de cáncer. Esta experiencia cambió su vida por completo, su manera de ver el mundo. Para explicarlo, utiliza una metáfora que ilustra a la perfección la diferencia entre vivir dormido y vivir despierto: nos propone imaginarnos en un almacén completamente a oscuras por el que podemos movernos a la luz de una linterna y, por un momento, tenemos la posibilidad de verlo todo iluminado y descubrir todas las posibilidades que ofrece porque está lleno de cosas que ni siquiera habíamos imaginado. Así vivimos, a la luz de un punto iluminado por una linterna.
Termina el vídeo contando las 5 lecciones que ha aprendido de su experiencia: la primera, debemos enfocar nuestra conciencia en el amor; la segunda, vivir la vida sin miedo; la tercera, recordar que nacimos sabiendo reír y compartiendo alegría; la cuarta, la vida es un regalo y debemos evitar vivirla de forma rutinaria, cada situación es un reto; la quinta, ser nosotros mismos y amarnos incondicionalmente.
Desde el punto de vista de la Bioneuroemoción, la causa de la enfermedad tiene relación con la vivencia de la persona que la sufre, tiene que ver con su desasosiego y su lucha por cambiar las cosas que no le gustan. El ser humano es un todo completo y para curar al cuerpo es necesario ampliar la conciencia. Curar un efecto y no su causa tan sólo provoca que el efecto cambie de forma. La mente consciente deja de culpar, de proyectar en los demás la causa de sus males. Es una mente que vive en la compresión, en la ausencia de miedo y de culpa. Es un estado de aceptación total.
En su último libro Yo soy tú: la mente no dual, Enric Corbera nos dice: “una vez se toma conciencia, se llega a este estado de comprensión y se confía en el desarrollo del proceso curativo”.
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