viernes, 18 de marzo de 2022

Podemos aprender mucho de un germinado.

 Podemos aprender mucho de un germinado.

La semilla de zapallo da un tallo blanco y luego dos hojitas verdes a ambos lados de una línea media (la dualidad, yin y yang, siempre juntas).
Nunca va a encontrar un germinado que ofrezca una sola hoja.
La ley está también allí, la inteligencia infinita está también allí.
Las dos hojitas parecen dos manos pequeñas que se abren para recibir la abundancia, la vida infinita, la luz infinita.
En realidad son dos paneles solares altamente inteligentes.
Se dirigen hacia donde está la abundancia.
He probado de ponerlas hacia el otro lado girando la maceta 180º, pero al otro día las hojas giran y vuelven a apuntar hacia la abundancia.
Ellas no están interesadas en algo así como la carencia.
Se enfocan en la abundancia, esperan sólo la abundancia y reciben sólo la abundancia.
No hay un ego que les diga..."es demasiado para mi...o es demasiado bueno para ser verdad...o si tomo todo para mí no va a alcanzar para los demás".
La planta inteligente toma lo que es suyo y esa es su vida.
Parece que la sabiduría infinita le susurrara..."toma todo lo que necesites, no te limites porque el universo te ama y te apoya incondicionalmente".
También el león va por lo suyo.
Cuando se trata de recibir su alimento, éste toma la forma de una cebra y va con toda convicción y toma lo suyo.
La planta toma lo suyo y lo toma en cantidad.
El león toma lo suyo y lo toma en cantidad.
La inteligencia infinita está en ambos y les impulsa a tomar sin límites lo que necesitan para ser felices y saludables.
Pero el ego tiene otro tipo de diálogo interno: " está fuera de mi alcance...no merezco tanto porque he hecho cosas malas en el pasado.....si pido mucho nadie me dará lo que pido....el mercado está difícil así que debo conformarme con lo que hay por el momento".
La planta, el germinado toma infinitamente y luego da infinitamente.
El león toma infinitamente y luego defiende a morir a su grupo, de otros depredadores.
Pero el ego toma menos de lo que necesita porque su mente está llena de límites y cotas.
Y por lo tanto no puede dar mucho.
Su luz es débil, su salud es débil, sus contribuciones son pequeñas y su aporte a la felicidad colectiva se reduce a una mínima expresión.
Si nos alimentamos sólo de la inteligencia infinita en forma de plantas o productos de la naturaleza expresaremos también esa inteligencia.
Pero si nos nutrimos de comida procesada, producida por la industria alimentaria nos alejaremos de la sabiduría, de la inteligencia y no encontraremos la ruta.
Porque sólo la inteligencia infinita conduce a la abundancia.
Mientras que los alimentos sin calidad impiden verla aunque la tengan a un metro de sus narices.

-Martín Macedo-

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