viernes, 4 de marzo de 2022

La paz es yin. La guerra es yang

 Dos formas de resolver los problemas.

Siempre son dos.
No hay una forma única, porque no hay ningún camino de sólo ida o sólo vuelta.
Se trata de yin y yang, el principio de la dualidad que siempre debemos considerar.
Hay mentes que lo olvidan y se empeñan en tratar de convencer de que hay una única forma de hacer las cosas.
Frente a un problema hay dos caminos siempre que se abren para su pronta resolución.
Un camino yin.
Un camino yang.
Si la abuela está dando problemas los familiares propondrán diferentes soluciones.
Unos dirán que ya es hora de ingresarla en un hogar de ancianos y ya está resuelto el asunto.
Claro que sin considerar lo que la abuela desea.
Simplemente se la lleva porque no nos deja opción.
Esa es la solución yang, prepotente, impositiva, insensible.
Pero también hay un camino yin, sensible, respetuoso y que toma en cuenta el sentir de la abuela.
El camino yin busca negociar, dialogar para llegar a un acuerdo que deje a las partes satisfechas.
El Orden del Universo siempre abre las dos puertas simultáneamente.
Para liberar a la India del yugo británico unos propusieron una guerra de independencia.
Las guerras por la independencia siempre son yang, sangrientas y destructivas.
Pero Gandhi que era un estricto vegetariano tomó un camino yin, distinto, para solucionar el tema del dominio británico.
Sin armas de fuego logró la independencia de la India.
Esto se debió a la naturaleza de su alimentación.
Cuando ésta es rica en alimentos yang, las personas se sentirán impulsadas a resolver las cosas a la manera yang, directa y brutal.
Pero cuando las personas son vegetarianas o consumen pocas proteínas de origen animal, rechazarán la violencia.
El cáncer es un problema de nuestro tiempo.
La medicina occidental intenta resolverlo por el camino yang, también conocido como la lucha contra el cáncer.
Identifica un enemigo externo y lo ataca, intenta eliminarlo con violencia.
Pero la medicina alternativa lo hace por el camino yin.
Busca errores en la conducta del enfermo.
Propone una auto reflexión.
Nuestra forma de comer condiciona el camino que tomaremos para resolver los problemas del mundo.
Por esa razón no hay vegetarianos entre los oncólogos.
Todos creen firmemente en la necesidad de proteínas animales.
Y por eso sienten que la única salida debe ser la lucha.
Si los oncólogos fueran vegetarianos estrictos rechazarían los tratamientos clásicos y aplicarían dietas y curas naturales.
La medicina no cambiará.
Mientras no cambien los hábitos alimenticios de los médicos.
La paz es yin.
La guerra es yang.
Y ambas son creadas por la alimentación ya que ésta está en la base de las emociones que nos impulsan a la acción o al diálogo.

. Martín Macedo-

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