La única medicina que puede curar del todo, es la medicina mente-cuerpo.
La medicina occidental actúa sobre el cuerpo; lo trata químicamente con sustancias o remueve o reemplaza partes en un block quirúrgico.
Ahí termina todo su arte.
Y por eso tenemos a la humanidad más enferma de la historia.
Lo sutil, lo que no se vé, no es tomado en cuenta.
Todo se arregla con exámenes, análisis, estadísticas y más fármacos.
Controles y más revisiones, y luego se vuelve a ajustar el fármaco.
La mente no se ve pero es tan grande, tan infinita que de sólo pensar nos asusta.
Las mentes lógicas, hiper yang, nutridas con dietas de alta proteína prefieren lo que se puede medir, comprobar.
Y exigen evidencias palpables.
Somos infinitos, todos sin excepción.
Y como somos infinitos somos poderosos.
El infinito no se ve, pero desea jugar y bailar en el mundo finito.
Entonces toma un cuerpo denso, visible, comprobable, palpable.
Lo infinito necesita a lo finito para que su gran poder pueda experimentar toda su belleza, toda su grandeza, toda su fuerza.
Esa es la mayor felicidad del infinito.
Necesita de un cuerpo finito.
La mente individual tiene muchos deseos; desea una casa, desea un plato de alimento, desea una familia.
Y como tiene todo el poder de crear, simplemente forma una imagen y la envía al corazón del universo.
Los alimentos muy yang aceleran los procesos fisiológicos.
Los alimentos yin los enlentecen.
Las dietas de alta proteína, al ser yang imprimen velocidad al cuerpo y a la mente debido a esa íntima conexión.
Y como la mente es gigantesca es muy difícil controlar al gigante.
Porque está agitada; y cada día más alimentos yang que perpetúan esta agitación.
Todo esfuerzo fracasa.
Se concluye que la mente es incontrolable y su gran poder queda reducido a resolver asuntos básicos vinculados a la supervivencia.
Como los leones y los leopardos.
El ser infinito queda reducido a la condición de bestia.
Una bestia que pelea y compite, porque es incapaz de imaginar otras formas de satisfacer sus deseos.
Pero los sabios enseñaron el cultivo de la mente porque cuando ésta está en calma crea fácilmente todo lo que deseamos sin peleas y sin violencia.
-Martín Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario