Recientemente saludé a una amiga por su cumpleaños.
Su respuesta a mi saludo es la siguiente: "qué honor recibir un mensaje suyo! Por hoy se deja la macrobiótica....una vez al año aquí se come una torta de nueces que hace mi hermana. Mañana se vuelve a la normalidad..."
Y yo le respondo: "pero masticando muy bien se minimiza el envenenamiento".
Y luego: "la gente hace del día de su cumpleaños el más tóxico del año; así empieza un nuevo ciclo"
Y todo proceso tiene un inicio y un final.
La vida es un proceso.
Una carrera universitaria es un proceso.
Una comida es un proceso.
Una relación es un proceso.
Todo proceso tiene un objetivo, se busca alcanzar un blanco.
Kikuchi decía que si queremos pegarle a un blanco con una piedra tenemos que concentrarnos mucho en el inicio de la trayectoria de la piedra, porque si el inicio es débil se inicia un trayecto desafortunado y la piedra se alejará del blanco.
Desde que escuché su enseñanza comencé a honrar todos los inicios.
El inicio de una comida es sagrado.
Si el primer bocado se toma con apuro, con ansiedad o hablando ya se estropea todo el proceso porque esa será una comida sin calidad, y dará malestar y un pensamiento dividido, confuso, deprimente.
El primer bocado es extremadamente importante.
Si el objetivo es tener una comida exitosa que nos haga más fuertes, más sabios y más guapos todos los bocados deberán tomarse con atención y gratitud, con infinito placer y lentamente.
Pero el primer bocado empuja al éxito a todos los demás porque el inicio es decisivo.
¿Y qué hace la gente el día de su cumpleaños?
Se complace sensorialmente, se da los gustos y celebran con torta azucarada, refrescos deliciosos y toda la cantidad que quiera porque todos la miman porque es su cumpleaños.
Y dicen que al otro día vuelven a la normalidad.
Pero el inicio del nuevo año ya comenzó mal porque el inicio fue disperso, sin foco, sin otra intención más que gratificarse y tener unas emociones con los amigos.
Ese nuevo año ya lleva la marca del fracaso, de la debilidad, de la enfermedad porque el proceso comenzó sin poder, sin fuerza, sin dirección.
Y cada año repiten el mismo error.
Lo mismo hacen muchas personas el primer día del año.... beben hasta emborracharse y comen hasta el dolor o hasta que deben vomitar o incluso acaban en la puerta de emergencia.
Así año tras año su poderosa salud infinita, unida al poder infinito, a la voluntad infinita y a la felicidad infinita...comienza a derrumbarse.
Y así año tras año envejecen y creen que es por la edad.
Cada año bajan un peldaño.
Pero podrían subir un peldaño.
¿Cómo hacerlo?
Honrando el inicio.
Honrando el cumpleaños.
Honrando el primer día del año nuevo.
Ese día debe ser el más fuerte, el más enfocado, el más apasionado.
Mi maestro de Aikido hacía mil golpes con su katana (espada japonesa de madera) el último día del año y el primer día del año.
1000 lanzamientos el 31 y otros 1000 el primero.
Luego el dos de enero descansaba y se iba a pasear al mar con la familia.
Yo cuando cumplo años me retiro del ruido y de toda distracción y trabajo más fuerte que nunca.
Y organizo para reunirme con la familia y los amigos unos días después el domingo por ejemplo y ahí sí me puedo gratificar.
Cuando honramos los inicios de nuestros procesos vitales, cada año ganamos en poder personal, en salud, en sabiduría, en vitalidad, en desarrollo personal y en felicidad.
El tiempo se convierte en nuestro amigo, en nuestro aliado porque a mayor tiempo, mayor salud y felicidad.
Pero si los inicios son dispersos, a mayor edad mayor debilidad, mayor enfermedad, mayor temor hasta acabar en un asilo de ancianos.
Espero que mi consejo ayude a esta amiga en su cumpleaños.
El año que viene le pida a su hermana que la torta de nueces la haga para el domingo siguiente.
Así ella puede vivir su sagrado cumpleaños como un día de creación y convertirlo en un trampolín hasta su versión más grandiosa (Gran - Diosa) que está esperando para manifestarse en algún rincón del universo.
-Martín Macedo-
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