El Orden del Universo enseña: todo frente tiene su dorso.
Y también que a mayor frente, mayor dorso.
Se trata de un principio absoluto.
Toda ventaja contiene una desventaja.
Toda ganancia contiene una pérdida.
Pero la mentalidad inocente, infantil quiere la ventaja sin la desventaja, la ganancia sin la pérdida y el nacimiento sin morir a un viejo estado.
Nuestra filosofía nos enseña que son inseparables.
Pero la mente dualista basada en el ego, ama el frente y descarta el dorso.
Es como la mentalidad quirúrgica que quiere extirpar la enfermedad para conservar la salud.
Y le declara la guerra.
El ego quiere burlar el Orden del Universo.
Quiere tener riquezas pero sin esforzarse mucho....entonces idea diferentes formas de hacerlo y ensaya diferentes tácticas.
Quiere tener salud pero sin renuncias, comer todo lo que desea y en la cantidad que quiera.
Quiere triunfar en los deportes pero sin disciplina. Y ahí tenemos a los deportistas que se van a escondidas a las discotecas en plena concentración y que fuman a escondidas y consumen drogas.
Y aún así esperan triunfar.
Quieren una sola cara de la moneda.
Mucha gente quiere una cura natural pero no quiere cocinar, ni estudiar ni aprender.
Quieren el lado bonito solamente.
Y buscan a alguien que se los venda.
Mas Oyama se había fijado la meta de convertirse en el karateka más poderoso del Japón.
Ese frente tan grande implicaba un dorso también muy grande.
Y por eso lo aceptó tranquilamente y se retiró a una isla completamente solo y allí entrenó durante tres años sin distracciones.
No le interesaba negociar con la inteligencia infinita ni pedir rebajas.
Si este es el precio que debo pagar para ser el más fuerte del mundo con gusto lo pagaré.
Michael Jordan decidió convertirse en el mejor jugador de baloncesto del mundo y sabía que debía trabajar más duro que nadie y lo hizo desde que era un niño.
Nosotros sabemos que este principio es absoluto.
A mayor frente mayor dorso.
Si damos poco no podemos esperar mucho...sería intentar burlar esta Ley y sería algo lamentable.
Nosotros queremos la salud infinita.
Es algo muy hermoso, el bien más deseable, el mayor bien del universo.
Pero si el frente es grande también será grande el dorso.
La salud infinita sólo puede sostenerse con una disciplina infinita.
Entonces debemos aceptar la disciplina y amarla porque es el soporte que sostendrá nuestra realización.
Es como una casa sin cimientos.
Amo los cimientos que sostienen mi hermosa casa.
Pero muchos no quieren los cimientos, no tienen paciencia para colocarlos o lo hacen precipitadamente.
Y aún así piensan que tal vez tengan suerte y puedan construir una casa magnífica sin buenos cimientos.
El juicio supremo según Ohsawa consiste en amar con igual pasión el frente y el dorso.
Porque ambos son igualmente importantes.
Por eso debemos amar la disciplina y el trabajo duro y el estudio diario.
Porque así tendremos garantizada una salud infinita que durará mil años.
Pero los que afirman que esto depende de la suerte lo hacen para justificar su falta de dedicación porque en el fondo no la desean.
Y el juicio supremo asume con total alegría que la salud infinita y la disciplina infinita son lo mismo y por eso las ama a ambas porque reconoce su identidad.
Como una madre que tiene dos hijos de carácter distinto pero los ama por igual.
-Martín Macedo-
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