Mucha gente le tiene miedo a la sal.
Pero la sal, la sal verdadera es una bendición.
No es posible la vida sin agua y tampoco es posible la vida sin sal.
La sal no es sodio.
La sal es sal.
La sal del Himalaya no es tan yang, porque es una sal estática, que no circula, que no se mueve.
Ha estado inmóvil en su montaña durante millones de años.
Pero la sal marina está constantemente en movimiento.
Como la sal es yang siempre está junto al agua que es yin.
Nadie le teme al agua.
El agua entra y el agua sale constantemente de nuestro cuerpo.
Y con ella la sal...entra y sale...entra y sale....día y noche.
Cualquier exceso de agua o cualquier exceso de sal se ajustan automáticamente y el maravilloso riñón hace su trabajo inteligente.
El problema con la sal es la pésima calidad de la sal.
Es muy difícil encontrar sal de buena calidad.
La sal que venden en los negocios, en los mercados es pésima, es una sal tóxica....refinada y enriquecida con aditivos químicos que provienen de laboratorios.
La gente consume la peor sal del mundo y luego le teme.
Yo también le temo a esa sal basura de los negocios corrientes.
Pero la verdadera sal marina es fuente de vida, de belleza, de salud y de sabiduría.
La mala calidad y la buena calidad coexisten porque son yin y yang coexistiendo, siempre juntos, siempre juntos.
Nuestra salud depende del equilibrio de yin y yang.
Los vegetales son yin...semillas, verduras, frutas, algas.
Pero necesitamos un yang potente para equilibrarlas.
Y la mayor parte de la gente equilibra con grandes cantidades de proteína animal.
Lo hacen intuitivamente porque la proteína animal es yang.
Pero a los 40 años sus arterias maravillosas quedan duras y bloqueadas apareciendo la hipertensión y los problemas en los riñones.
Hasta aparecen piedras en los riñones por tanto yang.
Las culturas tradicionales también toman ese yang que equilibra y sostiene la vida.
Pero lo obtienen de los cereales cocidos con sal.
Los cereales integrales cocidos con sal son muy yang.
Y no envejecen el cuerpo ni embrutecen su espíritu.
La hipertensión es un problema falsamente atribuido a la sal.
Pero deriva de una rigidez crónica de las arterias debido a la dependencia de derivados proteínicos en las 4 comidas durante décadas y décadas.
A los 20 años no se nota...pero sí a los 50.
Así las gente envejece a los 50 mientras que los habitantes de las culturas ancestrales a los 50 son todavía jóvenes.
Ellos usan una mínima cantidad de proteína animal.
Por esa razón no les hace daño.
La cantidad es lo importante.
La proporción es lo importante.
Pero la ciencia sólo ve sodio y culpa a la sal.
Y recomienda medicinas para la tensión y nos enseña que es algo hereditario y que debemos aprender a vivir con ello.
Y cuando las arterias están rígidas cualquier exceso de sal refinada crea una crisis hipertensiva.
Busquemos la verdadera sal.
Algunos artesanos la producen en casi todos los países.
O simplemente busquemos agua oceánica limpia y obtengamos unos pocos gramos de verdadera sal por evaporación solar o por la cocción a fuego lento.
Y así estaremos protegidos por la sal contra las próximas pandemias que cada vez serán más frecuentes debido a la declinación biológica de la comida de los grandes centros urbanos.
-Martín Macedo-
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