Nuestro objetivo como estudiantes del Orden del Universo es crear la mayor calidad biológica y para alcanzar esta meta necesitamos los mejores alimentos del mundo, tanto los que compramos como los que preparamos en nuestras cocinas.
Hemos elegido vivir en esta era súper tóxica, súper contaminada y súper poblada de modo que este propósito parece casi imposible.
Pero estamos dotados de una inteligencia infinita, de una sabiduría infinita que siempre están allí para servirnos.
Pero podemos ignorarlas y seguir los consejos que nos dan por TV por parte de los expertos en salud que recomiendan beber mucha agua, recibir las vacunas y hacerse las revisiones médicas periódicas.
Estos expertos también están intoxicados porque la contaminación del medio ambiente incluye a todas la formas de vida.
Pero si tenemos la voluntad de hierro de crear en nuestros cuerpos una alta calidad biológica finalmente lo conseguiremos.
Uno de los componentes más importantes de nuestra cocina es el shoyu o salsa de soja.
Es uno de los específicos más yang para crear una sangre de óptima calidad y además es delicioso y va bien con los alimentos y también con las bebidas de hierbas medicinales.
Durante más de 40 años he consumido una cierta calidad proveniente de un instituto de macrobiótica que se enorgullece de preparar uno de los mejores shoyus del mundo.
Pero al Uruguay siempre llegaba en pequeñas partidas porque el mercado es pequeño y ningún importador se interesa en traerla.
Yo siempre tuve mi botella y la consumía en cuenta gotas como si se tratara de oro líquido y agradecía cada gota como un viajero que lleva un poco de agua en su cantimplora mientras atraviesa el desierto.
Pero en los últimos años he estado tratando de curar una dermatitis tipo alérgica en el rostro y el cuero cabelludo.
Hace un mes esta reacción se hizo más seria dejando costras que por las mañanas aparecían cubiertas por una película blanca que se removía fácilmente al lavarla con agua.
Pero apareció una junto al ojo que ya no podía esconder y todos me preguntaban ¿qué te pasó en el ojo?
Entonces decidí curarme del todo y comencé a descartar todas las cosas que a mi juicio podían estar creando esta reacción cutánea.
Comencé con la harina que consumía en cantidad los fines de semana cuando voy a las reuniones familiares donde se sirve un delicioso pan integral casero pero hecho con levadura.
La levadura tiene un poco de azúcar refinada y esto tal vez era la causa.
La supresión fue espartana y dos semanas después la alergia seguía sin cambios.
Luego suprimí el pescado que estaba tomando con frecuencia y me hice vegano durante casi un mes.
Pero las lesiones seguían allí e incluso más fuertes.
Primero procedí lógicamente....luego recurrí a mi intuición y en mis oraciones pedí sabiduría.
Mi intuición me dijo que tal vez era el shoyu.
Pero yo siempre confié en la excelencia de éste.
Mi proveedor me dijo que esta partida última tenía maíz porque era una partida para celíacos y no podía contener trigo.
Con gran pena suprimí el shoyu y las lesiones curaron casi del todo en tres días.
Y comencé a consumir otro shoyu más comercial pero con certificación orgánica y me mantuve sin síntomas.
Feliz pero desilusionado porque extraño el sabor delicioso de este shoyu que he consumido durante 40 años.
Para que el experimento tuviera el rigor científico y para que las conclusiones fueran incuestionables tomé nuevamente el shoyu problemático durante dos días seguidos en cantidad sobre todo en los tés de hierbas que siempre tomo con una cucharada generosa de shoyu.
A la mañana siguiente estabas las lesiones rojas, sobreelevadas con su película blanca que se desprende como una piel fina.
Pero esta vez no tomé el shoyu hecho con maíz sino el tradicional con trigo, soja y sal.
Por lo tanto la soja es la causa, y ese shoyu está hecho con soja transgénica y nadie puede desmentirlo porque se elabora sin control gubernamental, artesanalmente y sin certificación orgánica.
Tal vez los alumnos que la distribuyen piensen que el reposo de 3 o 4 años de este shoyu lo transmuta y así pueden obtener un alimento magnífico aunque se elabore con una soja de menor calidad.
Otro elemento sospechoso es su precio módico....un alimento orgánico certificado valdría el triple o más.
Escribo esto porque mi deber es recomendar la mejor calidad para los que buscamos y soñamos con tener una biología de óptima calidad.
Nuestro sueño es la salud infinita pero antes de lograrlo debemos superar grandes obstáculos.
Y así nuestra sabiduría innata, si está educada puede guiarnos con más precisión que los análisis de laboratorio más rigurosos.
-Martín Macedo-
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