Ohsawa nos dejó preciosas enseñanzas prácticas en sus numerosos libros y conferencias.
Pero no son fáciles de aplicar; la mayor parte de los lectores del Orden del Universo se quedan en el plano teórico y así no logran obtener el fruto de la filosofía de Ohsawa.
La primera de las grandes siente condiciones de la salud es nunca estar cansado.
¿Cuántos estudiantes cumplen esta condición?
Yo diría que menos del 10% si consideramos a todos los estudiantes del mundo.
Este grupo selecto es la élite de la macrobiótica, los estudiantes más fuertes, los de mayor calidad.
¿Pero cómo se accede a este grupo selecto?
Creando un cuerpo fuerte; fuerte como el hormigón armado según palabras de Ohsawa.
Un cuerpo así no enferma nunca, ni siquiera un resfriado en 10 años.
He conocido muchas escuelas y estudiantes pero sólo en una escuela enseñaban a crear este tipo de estado.
Y pude conocer a estudiantes de esta calidad en la escuela del profesor Kikuchi en San Pablo.
Yo mismo a los 28 años me convertí en un estudiante de gran calidad pero sólo mientras estuve viviendo allí en ese entorno donde se trabajaba mucho y no había domingos ni vacaciones.
Al salir de la escuela y volver a Montevideo, uno se relaja inevitablemente y pierde esa fuerza maravillosa.
A menos que se tenga un alto nivel de sabiduría.
Este tipo de salud ideal no se consigue solamente con la nutrición.
Ni tampoco con el ejercicio físico.
Se requiere ir más y más profundamente en la filosofía de yin y yang.
Se accede a este nivel de energía sólo cuando abrazamos a nuestro antagónico y lo convertimos en nuestro estilo de vida.
Esto es muy difícil de hacer, justamente porque nuestra inclinación es a evitar las dificultades a cualquier precio.
El ciclista en la ruta tiene tramos difíciles en subida y tramos fáciles en bajada.
Y como la gente dispara de lo difícil, alguien se hizo rico poniéndole un motor a la bicicleta para que también sea fácil durante los tramos en subida.
Pero la filosofía de Ohsawa nos enseña que si queremos ser siempre fuertes, cada vez más fuertes y con una salud cada vez más grande, debemos abrazar las dificultades porque son ellas las que nos fortalecen.
Y por eso los enfermos que esperan una cura sólo con el alimento demoran mucho tiempo en recuperarse.
Esperan todo de la dieta; cambian los antibióticos por una dieta.
Se debe a una comprensión superficial.
Al profundizar comprendemos que la salud infinita requiere un cuerpo de gran fortaleza y que éste se construye con la mejor nutrición mientras consideramos toda dificultad que nos plantea la vida cotidiana como una bendición en vez de una desgracia.
Entonces accedemos a la vida infinita.
Quien rechaza los problemas y las dificultades, vive en un eterno conflicto emocional.
Y quiere huir hacia un mundo sin problemas.
Durante un tiempo tendrá éxito, pero tarde o temprano como un fugitivo que huye de la justicia no podrá seguir huyendo.
Porque facilidad y dificultad se convierten uno en otro.
Como el inicio y el fin del verano.
Son simultáneos y es imposible separarlos.
-Martín Macedo-
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