En el último programa en vivo del jueves 25/11 hablamos con Federico Dell Avo sobre la masticación.
Por alguna razón misteriosa tanto nosotros como un grupo de seguidores hemos estado profundizando más y más esta práctica hasta comprender con asombro y maravillados su poderoso alcance.
Esta práctica aunque aparentemente actúa a nivel puramente mecánico, físico, tiene un efecto sobre los niveles sutiles, de los cuerpos más etéreos que también nos constituyen.
Cuerpo- mente son inseparables; parte material - parte sutil; parte visible - parte invisible.
Como somos una cultura de fuerte consumo de alimento yang, tendemos a valorizar más el aspecto físico, evidente, palpable.
Y al contrario pasa en oriente y en las culturas nativas que se nutren básicamente de alimentos vegetales....ellos son muy sensibles a los temas espirituales, los ancestros, las fuerzas ocultas de la naturaleza.
Entonces Federico comentó que al masticar a fondo y entrar en un estado de atención también son beneficiados los cuerpos invisibles.
Y yo inmediatamente lo asocié con las leyes de Hermes que afirman que como es abajo es arriba, que como es adentro es afuera.
Si el cuerpo es nutrido con mayor delicadeza desmenuzando cuidadosamente el alimento no sólo para mejorar su sabor sino para optimizar la digestión.... y si esta práctica es constante, se producirá un rejuvenecimiento y una desintoxicación del organismo.
Simplemente porque dejaremos de agredirlo con excesos tanto de alimentos tóxicos como también con el exceso en cantidad.
Si el cuerpo es tratado con respeto, amor y delicadeza los cuerpos invisibles lo celebrarán, porque no hay separación entre lo visible y lo invisible.
Y por eso Gandhi y otros maestros practicaban la masticación con gran esmero, como una forma de meditación que daba al cuerpo una serenidad natural y una sabiduría espontánea, porque sabían que existía una íntima conexión.
Por esa razón una persona que come rápido, que no mastica, que habla mientras come, queda así contaminada no sólo a nivel gástrico sino que queda excluida de la sabiduría y de una inteligencia aguda.
Cualquier animal salvaje tanto herbívoro como carnívoro trata a su alimento y a su propio aparato digestivo con las mejores atenciones.
Sólo el ser humano de la sociedad industrializada ha caído en prácticas de insensibilidad extrema que terminan por arruinar su cuerpo.
Legiones de enfermos con gastritis, colon irritable y celíacos dan pruebas elocuentes de lo poco atentos que somos con nuestros tubos digestivos.
Y el tubo digestivo empieza en la boca.
Y la gente ni siquera agradece el alimento; es tenerlo en el plato y zam se lanzan sobre él.
Una sociedad sin sabiduría a pesar de la gran cantidad de centros de enseñanza de nivel medio y superior.
Incluso los doctorados y maestrías de las mejores universidades del mundo pasan por alto esta íntima conexión entre la lucidez de la inteligencia y la masticación.
Las personas más violentas no mastican.
Las personas más impulsivas no mastican.
Las personas más egoístas no mastican.
Y por esa razón este grupo de seguidores de nuestro espacio de los jueves con Federico Dell Avo están al igual que nosotros maravillados porque esta simple práctica nos está cambiando la vida.
Si los siete mil millones de seres humanos que vivimos sobre este mundo practicáramos con devoción la masticación y la meditación tendríamos un mundo mucho más pacífico y avanzado espiritualmente.
Pero hemos perdido el rumbo obsesionados con el desarrollo tecnológico y científico.
Nos hemos enfocado en la parte yang de la ecuación.
Ahora hace falta desarrollar la parte yin.
Y entonces tendremos un cuadro armónico donde todos podríamos vivir más felices.
-Martín Macedo-
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