¿Qué es la sabiduría?
¿No es acaso lo más precioso?
Yo creo que es lo más importante en la vida.
Deberíamos madrugar para buscarla; trasnochar para encontrar sus enseñanzas.
Si verdaderamente comprendiéramos su valor, haríamos como los que fueron poseídos por la fiebre del oro, que dejaron de hacer inmediatamente lo que estaban haciendo y se fueron tras el oro.
Pero hay tantas distracciones; la gente busca los diplomas, la riqueza, la belleza, la fama o un matrimonio ideal.
Pero pocos buscan la sabiduría.
Pareciera algo no tan atractivo, como algo para unos viejos intelectuales al estilo Confucio.
Pero si viéramos su verdadero valor nos daríamos cuenta que vale más que el oro, los títulos, la belleza o un alto cargo ejecutivo.
Porque la sabiduría es la habilidad de crear cualquier cosa, de materializar cualquier deseo.
La sabiduría es el principal atributo de Dios.
Y nosotros somos sus hijos e hijas, por lo tanto sus herederos.
La sabiduría forma parte de la vida infinita, nuestras células la poseen a un grado sumo, porque si no fuera así no podríamos estar vivos en este mismo momento.
Si cultivamos la sabiduría, si transitamos las diez mil horas para hallarla, podremos conocer todos los secretos de la mente y de la materia de forma que podríamos darle forma a cualquier pensamiento, porque el pensamiento es una "cosa" según Napoleón Hill de un valor infinito ya que es el origen de toda cosa.
Sea ganar la lotería o curar un cáncer o mudarnos a la casa de nuestros sueños.
La sabiduría todo lo alcanza y todo lo logra, porque es el principal atributo de Dios.
Y como Dios es generoso y quiere nuestra felicidad, pone la sabiduría al alcance de todos, pero pocos se interesan en ella.
Pero cuando nos topamos con un problema difícil, que no logramos resolver, nos acordamos de nuestro tesoro latente que ha estado esperando pacientemente que nos fijemos en ella.
-Martín Macedo-
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