LEYENDA GUARANÍ DE LA YERBA MATE
Se dice que antes de que Yací bajara, los hombres estaban tan ocupados en sus propios
quehaceres que apenas se miraban o conversaban un poco. Yací era inmensa, refulgente,
poderosa. Era magia y luz. Porque Yací era la luna, y plantada sobre el firmamento,
alumbraba cada noche las copas de los árboles y los caminos, pintaba de color plata el curso
de los ríos y revelaba los sonidos, que sigilosos y aterrorizantes, se escondían en la penumbra
de la selva. Una mañana Yací bajó a la tierra, acompañada por la nube Araí. Convertidas en
muchachas, caminaron por los senderos apartados de la aldea, entre el laberinto de sauces,
lapachos, cedros y palmeras. Y entonces, de improviso, se presentó un yaguareté. Con mirada
tranquila y desafiante. El paso lento y decidido. Las zarpas listas para ser clavadas y las fauces
dispuestas a atacar. Pero una flecha atravesó como la luz el corazón de la bestia. Yací y Araí
no acababan de entender lo sucedido cuando vieron a un viejo cazador que desde el otro
extremo de la selva las saludaba con un gesto amistoso. El hombre dio media vuelta y se
retiró en silencio. Aquella noche, mientras dormía en su hamaca bajo la luz de la luna,
el viejo cazador tuvo un sueño revelador. Volvió a ver el yaguareté agazapado y la fragilidad
de las dos jóvenes que había salvado aquella tarde, aunque esta vez le hablaron:
─Somos Yací y Araí, y queremos recompensarte por lo que has hecho. Mañana cuando
despiertes encontrarás en la puerta de tu casa una planta nueva. Su nombre es Caá, y tiene
la propiedad de acercar los corazones de los hombres. Para ello, debes tostar y moler sus hojas.
Prepara una infusión y compártela con tu gente: es el premio por la amistad que
demostraste esta tarde a dos desconocidas. En efecto, a la mañana siguiente el hombre
halló la planta y siguió las instrucciones que en sueños se le habían dado. Colocó la infusión
en una calabaza hueca y con una caña fina probó la bebida. Y la compartió. Aquel día los
hombres, entre mate y mate, conocieron las horas compartidas y nunca más quisieron
volver a estar solos.
(http://rescatando-mi-cultura-guaran.blogspot.com/2015/11/leyenda-guarani-de-la-yerba-mate.html)
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