lunes, 11 de abril de 2016

Leyenda guaraní de la yerba mate

LEYENDA GUARANÍ DE LA YERBA MATE


Se dice que antes de que Yací bajara, los hombres estaban tan ocupados en sus propios 
quehaceres que apenas se miraban o conversaban un poco. Yací era inmensa, refulgente, 
poderosa. Era magia y luz. Porque Yací era la luna, y plantada sobre el firmamento, 
alumbraba cada noche las copas de los árboles y los caminos, pintaba de color plata el curso
de los ríos y revelaba los sonidos, que sigilosos y aterrorizantes, se escondían en la penumbra
de la selva. Una mañana Yací bajó a la tierra, acompañada por la nube Araí. Convertidas en 
muchachas, caminaron por los senderos apartados de la aldea, entre el laberinto de sauces, 
lapachos, cedros y palmeras. Y entonces, de improviso, se presentó un yaguareté. Con mirada 
tranquila y desafiante. El paso lento y decidido. Las zarpas listas para ser clavadas y las fauces 
dispuestas a atacar. Pero una flecha atravesó como la luz el corazón de la bestia. Yací y Araí 
no acababan de entender lo sucedido cuando vieron a un viejo cazador que desde el otro 
extremo de la selva las saludaba con un gesto amistoso. El hombre dio media vuelta y se 
retiró en silencio. Aquella noche, mientras dormía en su hamaca bajo la luz de la luna, 
el viejo cazador tuvo un sueño revelador. Volvió a ver el yaguareté agazapado y la fragilidad 
de las dos jóvenes que había salvado aquella tarde, aunque esta vez le hablaron: 
─Somos Yací y Araí, y queremos recompensarte por lo que has hecho. Mañana cuando 
despiertes encontrarás en la puerta de tu casa una planta nueva. Su nombre es Caá, y tiene 
la propiedad de acercar los corazones de los hombres. Para ello, debes tostar y moler sus hojas. 
Prepara una infusión y compártela con tu gente: es el premio por la amistad que 
demostraste esta tarde a dos desconocidas. En efecto, a la mañana siguiente el hombre
 halló la planta y siguió las instrucciones que en sueños se le habían dado. Colocó la infusión
 en una calabaza hueca y con una caña fina probó la bebida. Y la compartió. Aquel día los 
hombres, entre mate y mate, conocieron las horas compartidas y nunca más quisieron 
volver a estar solos.

(http://rescatando-mi-cultura-guaran.blogspot.com/2015/11/leyenda-guarani-de-la-yerba-mate.html)

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