El reino vegetal es yin.
El reino animal es yang.
Uno existe porque el otro lo sostiene.
No puede existir animal sin vegetal ni vegetal sin animal.
Ohsawa estableció una espiral de materialización en la cual los vegetales están en la 5º órbita y los animales en la 6º.
Nosotros los humanos somos lo más denso de la naturaleza.
Lo más yang.
Estamos en el ojo del huracán.
En el centro de un espiral biológico gigantesco.
Si tomamos demasiado alimento animal nos precipitamos al yang extremo y luego ¿qué ocurre?
Los estudiantes del Orden del Universo pueden responder.
Extremo yang se vuelve yin.
Cuando llegamos al yang extremo se produce una explosión yin porque yang en su extremo se convierte en yin.
Como cuando se calienta (yang) mucho el agua y pasa del estado líquido al estado gaseoso (yin).
Cuando la temperatura es extremadamente caliente (yang) el agua se expande por exceso de calor.
También el avión....cuando avanza por la pista a gran velocidad (yang) acaba por despegarse del piso (yin) y comienza su vuelo.
El yang extremo (velocidad) produce el ascenso por el aire (yin).
Por eso si nuestra vida no despega, si nuestra relación no despega o si nuestro empleo no despega es por falta de yang.
Estamos estancados como un avión sin poder en el motor que carretea y carretea hasta que se acaba la pista.
Lo intenta y lo intenta pero sin yang suficiente.
El humano (yang extremo comparado con otros animales) avanza gradualmente hasta el centro de la espiral y luego comienza su ascenso, su desarrollo espiritual y el desarrollo de su consciencia.
Pero si este avance ocurre demasiado rápido es como calentar agua en una olla a presión demasiado rápidamente.
La tapa volará por exceso de velocidad (yang extremo se vuelve yin).
Por eso es mejor ir despacio en la vida, incluso para una curación, es mejor curarse lentamente, viajar lentamente, masticar lentamente.
Los que toman proteína animal a diario se precipitan muy rápidamente hacia el centro del espiral de materialización y se sienten agobiados, bajo demasiada presión.
Y no comprenden que es debido a la naturaleza de su alimentación.
Atribuyen el malestar a causas externas a ellos, los problemas, las crisis económicas o la pareja.
Esta prisa por llegar al centro crea antojos incontrolables por elementos yin como bebidas alcohólicas, azúcar y vegetales como frutas y tomates.
Así el cuerpo humano es tan yang que siempre está deseando yin.
Si no tiene sabiduría y cede a ese impulso por expandirse y relajarse acaba descomponiendo su poder físico.
El cáncer es un claro ejemplo.
Hay más cáncer en los que toman proteínas animales a diario que en vegetarianos y veganos.
Lo respaldan evidencias científicas incuestionables.
Es un tema de proporción.
La macrobiótica enseña la proporción.
Pero cuando no se comprende el Orden Universal los alimentos se eligen en base a criterios provenientes de la química orgánica.
Entonces la organización celular (salud) se convierte en desorden y pérdida de la coherencia de las células (enfermedad).
El cuerpo de los animales es una aglomeración poderosa de millones de células.
Y cuando esta organización maravillosa se dispersa acontece la enfermedad.
Y luego la muerte.
Es bueno que lo yang se convierta en yin.
Es bueno que el verano se convierta en otoño.
Pero si el cambio es demasiado rápido el paseo se convierte en un tormento.
Y la muerte llega prematuramente.
Por exceso de velocidad.
-Martín Macedo-
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