lunes, 10 de enero de 2022

Yin y Yang no se pueden separar.

 Yin y Yang no se pueden separar.

Tal vez por eso el cura párroco siempre dice en las bodas...."no separe el hombre lo que Dios ha unido".
Dios creó yin y yang inseparables...el hombre no los puede separar...aunque a veces lo intenta.
Masculino y femenino no se pueden separar.....su existencia es interdependiente...no pueden existir mucho tiempo uno sin el otro.
No podría existir casi nada...apenas unos instantes...... la inhalación sin la exhalación.
Sin embargo el ego, la gran ilusión, el más grande engaño, pretende separar masculino de femenino, creando conflictos, luchas, intentando mostrar una fuerza destructiva.
¿El inicio destruye el final?
¿El final destruye el inicio?
Desde una perspectiva dividida (yin) el final del verano acaba con el verano.....el final de una relación acaba con la relación....el final de un libro acaba con la lectura.
Pero desde una perspectiva unificada, el verano hace posible que surja el otoño y luego el invierno ...y al final tendremos un nuevo verano más joven y saludable.....
Se acabó un libro entonces lo vuelves a leer y aprender más sobre ese libro profundizando sus enseñanzas.
Se acabó la relación.....ya se aprendió la lección y ahora se está libre para subir a un nivel más alto de felicidad.
Entonces yin y yang no son enemigos.
Son opuestos pero inseparables.
Uno cuida del otro, uno nutre al otro, uno hace posible la existencia del otro.
Lo visible y lo invisible son inseparables.
La ciencia más pura rechaza el mundo invisible.
No lo ve, no lo puede medir, no existe.
No lo puede comprobar, entonces no existe.
Si el ego separa lo visible de lo invisible, el ser humano queda reducido a un cuerpo frágil que se vuelve muy endeble a partir de los 45 años.
El ego también separa lo infinito de lo finito.
Le teme al infinito porque el infinito absorbe el ego y lo disuelve. El ego le teme al infinito, porque el infinito es el fin del ego.
Ya no hay ego porque ya no hay más ilusión.
La salud infinita resulta de la integración del yo infinito con el yo finito.
La negación del yo infinito impide la conciencia, o la mentalidad que hace posible la manifestación de la salud infinita.
Esa es nuestra fe.
Aunque no lo veamos el gran poder está detrás de cada latido de nuestro corazón.
El cardiólogo podrá disponer de toda su tecnología pero no podrá ver al gran poder haciendo latir el corazón 70 o 80 veces por minuto.
Por esa razón una mente dividida es yin y nos resta salud.
Una mente integrada nos da una confianza absoluta.
Una fe infinita.
Porque la fe es la certeza de ese mundo invisible donde hay todo lo que necesitamos.
Allí está todo, existiendo en ese nivel llamado sutil o imaginario.
Existe pero no lo podemos ver o demostrar científicamente.
Dios y el hombre no se pueden separar.
Somos dioses y somos hombres al mismo tiempo.
Pero al ego eso le aterra y trata de separarlos.
Advirtiendo de los terribles castigos que le esperan al hereje que crea semejante cosa.
De la misma forma el ego trata de separa al virus del ambiente.
Porque su negocio está en vendernos anti virales.
Si conectamos a los dos se acaba toda crisis de salud.
Y se acaba ese negocio basado en querer separar lo que Dios ha unido.

Martín Macedo-

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