Cuanto más grave la enfermedad más rápida es la cura...eso decía Ohsawa.
Y también decía que si la enfermedad no era tan seria no se curaba rápido, tardaba mucho en curar o no se curaba nunca del todo.
Esto parece ir contra el sentido común.
La medicina siempre prefiere que la enfermedad no sea grave, los familiares no quieren que la enfermedad sea grave.
Cuando se estudia un tumor, si este es maligno todos se entristecen pero si el análisis celular da "benigno" todos incluso el médico, el enfermo y sus familiares suspiran aliviados....ahhhh gracias a Dios que era benigno.
Para el pensamiento dualista occidental, pensamiento dividido, desintegrado (donde yin y yang son eternos enemigos) la enfermedad grave es mala porque el paciente se muere antes.
Pero Ohsawa decía que si la enfermedad es más seria se cura rápido, porque el enfermo se pone a practicar más seriamente.
El pensamiento lógico toma dos caminos; la lógica formal dice que el enemigo es el enemigo y hay que destruirlo.
Pero la lógica universal como la llamaba Ohsawa dice que el enemigo es precioso porque nos hace fuertes.
¿De dónde obtiene el enfermo la voluntad de hierro para curarse?
Ha comprendido, ha entendido que si cambia la calidad de su alimento, cambiará la sangre y la cura está garantizada.
Pero no está garantizado que seguirá la dieta, sobre todo si la familia no entiende y lo critica diciendo que faltan proteínas que está más flaco....
O los malos hábitos son tan poderosos que a pesar del miedo a morir vuelve a tentarse de vez en cuando con los alimentos que lo enfermaron.
Recuerdo el caso de una joven con un cáncer muy grave; su esposo y tres hijos no creían en la macrobiótica y seguían con sus comidas habituales.
Poco después una de sus hijas cumplió años y sirvieron torta, coca cola ...como en todo cumpleaños.
Y nuestra enferma a pesar de estar bien orientada y mentalizada para cuidarse, se tentó y comió una gran cantidad de torta.
Luego se arrepintió pero aquí no se cumplió el postulado de Ohsawa porque unas semanas después murió dejando tres hijos pequeños.
Sin embargo él está en lo cierto; cuando la enfermedad es más seria el enfermo se toma más en serio su tratamiento y se enfoca más en la cura.
La dificultad nos hace fuertes, porque nos obliga a enfocarnos, a usar todos nuestros recursos, a no distraernos con asuntos secundarios.
Nuestra amiga se enfocó en agradar a su familia y por eso murió.
Pero la mayor parte de los enfermos inteligentes se toman muy en serio su salud porque sienten que no hay margen para tonterías.
Nuestra grandeza sólo aflora en medio de las dificultades.
No alcanza con una dieta natural, equilibrada y orgánica.
Muchos macrobióticos se estancan porque viven vidas cómodas y blandas.
Y así el movimiento no progresa a pesar de tener excelente calidad de alimentos.
Eso se ve sobre todo en Europa y EEUU donde tienen todo mucho más fácil.
La realidad muestra que en los países más pobres están surgiendo los mejores maestros.
Porque el yang infinito no está en la olla a presión sino en un entorno difícil que nos obliga a estar siempre atentos.
-Martín Macedo-
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