domingo, 23 de enero de 2022

El poder de la carta de objetivos

 "Yo, Bruce Lee seré la mayor y mejor pagada super estrella oriental en los EEUU.

A cambio de ello daré lo mejor de mí en emocionantes espectáculos y como actor de calidad.
Comenzaré en 1970 la ruta hacia la fama mundial y de allí en adelante al final de 1980, tendré en mi poder 10 millones de dólares.
Voy a vivir de la manera que me plazca y alcanzaré armonía interior y felicidad...."
Enero de 1969.
Esta carta la escribió a los 28 años y todos pueden verla en una especie de Resort en Nueva York (Planeta Hollywood).
Esta es la carta de objetivos de Bruce Lee.
Antes de ser una super estrella lo imaginó.
Y creyó en su capacidad de lograrlo.
E hizo lo necesario para que ocurriera.
Bruce Lee no usó sólo su cuerpo, no se basó en su capacidad física.
Ni en su talento.
Era un estudioso y sabía que la imaginación es una fuerza poderosa y creadora.
Millones de chinos y japoneses, coreanos y tailandeses, eran más fuertes, más corpulentos y sumamente habilidosos.
Pero ninguno tuvo la fe de Bruce Lee.
La fe es más importante que la capacidad física.
Más importante que las técnicas físicas.
Escribió su carta de objetivos en 1969 y murió en 1973.
En sólo cuatro años hizo lo imposible.
Y se fue de este mundo a los 33 años luego de tomar un medicamento que le dio su médico en una dosis excesiva.
Nosotros somos más afortunados que Bruce Lee.
A él se le terminó el tiempo.
Tenía la sabiduría y la voluntad; tenía salud y tenía tiempo.
Combinó esos cuatro ingredientes y creó un maravilloso éxito.
Nos dejó la receta de su pastel.
Los secretos de su arte.
Utilizó mejor su imaginación que sus compatriotas chinos.
Estudió las técnicas del oeste, renunció a ser oriental y a pensar como oriental para convertirse en una estrella.
Ni oriental ni occidental.
No necesitaba ser oriental ni occidental.
Porque las grandes estrellas tienen una luz infinita.
Y no pueden ser etiquetadas.

-Martín Macedo-

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