La ciudad de Montevideo tiene un millón de habitantes.
Pero Buenos Aires tiene quince millones.
San Pablo tiene doce millones.
Estas ciudades, tanto las pequeñas como las gigantes necesitan un abastecimiento para vivir y crecer.
Necesitan agua potable, transportes, alimentos, energía eléctrica.
Si se acaba el agua potable y no se repone durante dos o tres meses, los habitantes huirán hacia otras zonas y se convertirá en un pueblo fantasma.
Sin alimentos durante algunas pocas semanas ninguna ciudad grande o pequeña podría desarrollar actividades, ni deportes, ni actividades artísticas ni funcionar ningún centro comercial.
Sería la muerte de esa ciudad.
Para que la vida llegue a todos sus habitantes, se necesitan caminos, carreteras, vías férreas.
Así son los tumores; da igual que sea un tumor chico o un tumor gigantesco.
Sin agua, sin glucosa, sin riego sanguíneo, sin vasos sanguíneos que le lleven la "vida", pronto sus células por muy agresivas que sean entrarán en un receso.
No importa el tipo de célula, no importa si tiene o no ganglios centinelas, no importa el origen del tumor primario.
Su agresividad se acaba si se acaba la comida.
Porque sin comida no hay energía, y sin energía no hay agresividad, ni multiplicación, ni crecimiento.
Deja de darle alimento a un perro agresivo durante una o dos semanas y el pobre animal quedará dócil y silencioso.
Un tumor sin alimento se convierte en un fósil, como una gran ciudad cuyos habitantes abandonaron a toda prisa sus hogares.
Aún se podrá palpar, aún saldrá en los estudios radiológicos...pero será una estructura sin vida, sin actividad.
Es el fin del cáncer.
Las células malignas necesitan un gran suministro de glucosa, constante, 24 hs los 365 días del año.
Entonces el ayuno frena del todo la actividad tumoral.
La frena en 3 días.
Pero se puede continuar alimentando a las células saludables con alimentos de lenta absorción de glucosa.
El ayuno se debe hacer de aquellos productos que la suministran a gran velocidad y en grandes cantidades.
Los alimentos saludables son así.
Basta ser estrictos en este sentido: sólo me nutro con alimentos saludables.
Así lo hacen los animales silvestres, dotados de un fuerte instinto.
Así lo hacían nuestros antepasados antes de la era industrial.
Entonces las enfermedades se originan en una única causa.
En confundir el alimento amigo de la vida, con el alimento enemigo.
La publicidad e incluso la publicidad científica alimenta esta confusión.
Hay mucha información pero poca sabiduría.
Cuando falta la sabiduría la gente elige según el sabor, según el color, según su sistema de creencias.
Las grandes ciudades, al igual que los grandes tumores, no necesitan un ataque con bombas nucleares para frenar su impulso.
Basta cortar con el suministro durante algunas semanas.
Pero si fabrico armas las tengo que vender.
Y para que me las compren necesito crear una guerra.
La guerra contra las enfermedades.
Y héroes a quien dar el premio Nobel.
-Martín Macedo-
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