Cuando la mente se cierra, se cierra.
Cuando la mente se abre, se abre.
El cuerpo y la mente no se pueden separar.
Porque yin y yang no se pueden separar.
La realidad es yin y yang; y quienes no se interesan en estos estudios andarán a tientas en la oscuridad intentando hallar la salud, la felicidad y la libertad.
Todos concluyen que es muy difícil alcanzar la salud, la felicidad y la libertad.
Sin embargo este era el punto de partida de los estudios en la escuela del maestro Georges Ohsawa.
"Vamos a encarar estas cuestiones difíciles, desde el principio y con todas nuestras fuerzas"...decía Ohsawa a sus estudiantes.
Nuestra mente es todopoderosa, puede crear cualquier cosa.
Pero cuando este poder se contrae, la mente se cierra y no puede ver el infinito.
Para comprender el infinito la mente debe estar abierta y receptiva.
Por esa razón los sabios de oriente siempre enseñaron que los derivados animales se debían consumir en pequeñas cantidades.
Ellos sabían que un poco de yang animal puede darle mucha fuerza al cuerpo y a la mente.
Pero si se toma en cantidad, la contracción será muy fuerte y la mente se cerrará y permanecerá así durante toda la vida.
Una mente cerrada sólo puede y quiere comprender el mundo concreto , físico, evidente.
El pensamiento científico es así; se basa en evidencias y fuera de las evidencias no hay nada.
La ciencia médica no puede ver más allá de las evidencias físicas o de los estudios de imágenes.
Sus logros son maravillosos pero siempre dentro de la estrechez del mundo material evidente.
Los médicos vegetarianos se salen del sistema, no lo soportan, porque sus mentes están abiertas.
Ya que el vegetarianismo abre la mente, al ser yin.
Una mente cerrada firmemente, por mucho que luche no podrá ver el infinito ni entender el Orden del Universo.
Para ser maestros de este Orden debemos ser yin.
Porque la sabiduría infinita no puede ser captada por una mente cerrada por una nutrición yang.
Hay dos niveles de realidad; la realidad yin y la realidad yang.
Y no se pueden separar.
Ambas son reales, ambas existen simultáneamente.
La realidad yin es la realidad que imaginamos.
La realidad yang es la realidad creada con las manos con los materiales de este mundo.
Pero no se pueden separar.
Y por esa razón si no se consigue estabilizar la imagen de lo que deseamos, no podrá manifestarse.
Ante todo abrir la mente con una nutrición yin.
Ante todo comprender que debemos definir claramente el cuadro que queremos traer al mundo físico.
Vamos a crear el cuadro más bello, más hermoso, más sublime.
No vamos a conformarnos con menos.
En el infinito todo está permitido; podemos ser reyes allí.
Y reinas.
Podemos traer al Rey o a la Reina y ponerlos a caminar por el mundo.
Y las mentes estrechas preguntarán: ¿cómo lo hizo?
Y tratarán de robar el secreto, porque todos desean la felicidad.
Pero sus mentes cerradas no podrán explorar el mundo infinito ni sembrar allí las semillas de la salud infinita.
Porque están inclinados a creer que la salud se consigue comprando algo, tomando algo, haciendo algo.
Y así los maestros del marketing explotan esa debilidad de las mentes estrechas que se apresuran a comprar la próxima píldora de la salud infinita.
Martín Macedo-
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