Con el propósito de mejorar mi inglés escucho cuentos infantiles ingleses en mis ratos libres (inglés británico porque es más fácil de entender).
Cuentos de reyes y princesas, de magos y hechiceros, de guerreros, de castillos y de seres mágicos.
Estos cuentos llegan al corazón de niños y adultos porque reflejan los anhelos ocultos de los humanos.
Estos deseos muy humanos y muy normales muchas veces no se cumplen o tardan muchos años y mucho esfuerzo.
Entonces estos cuentos introducen seres u objetos mágicos que permiten alcanzar instantáneamente su satisfacción.
Ayer escuché uno en un inglés perfectamente británico titulado "El pescador y su esposa".
El pescador iba todos los días a buscar su cuota de pesca y la traía a la casa...vivían tranquilos y felices pero a la señora le parecía que su vida era dura y sacrificada y deseaba mejorar su situación económica.
Pero el pescador estaba conforme con su vida y siempre le decía que tenía que estar agradecida porque no les hacía falta nada más para ser felices.
Pero ella siempre estaba quejándose y siempre enojada.
Un día el pescador notó que su caña de pescar estaba muy tensa y pensó que se trataba de un pez de gran dimensión....pero para su sorpresa era un pez pequeño y brillante y como tenía colores muy llamativos lo colocó en un balde con agua para mantenerlo con vida.
Pero el pez le habló.
Le pidió que no lo matara porque era un príncipe que había sido atacado por el hechizo de una bruja.
Y así fue como conoció al pez mágico.
Y lo dejó volver al mar.
Y fue a contarle a su mujer....y ella le dijo que le pidiera al pez una casa lujosa y hermosa.
Como amaba a su esposa y quería verla feliz fue al acantilado y llamó al pez mágico y le pidió una casa para su mujer porque quería que fuera feliz.
Y el pez le dijo: "vuelve a tu casa porque tu pedido ya ha sido concedido".
Al llegar a su casa encontró una bella residencia y a su mujer muy entusiasmada.
Pero ella no pudo dormir de noche porque pensaba que si el pez tenía tanto poder podría pedir más y también lo obtendría.
Entonces le pidió a su esposo, que hablara con el pez para que les diera un castillo y a ella la convirtiera en una reina.
Y el pez les daba todo lo que ella quería y ella pedía cosas más y más grandes hasta que llegó a ser dueña de un imperio.
Al final ella comprendió que la felicidad estaba en una vida sencilla y renunció a su imperio.
Todos estos cuentos antiguos tienen en común que aparece un toque mágico que concede inmediatamente todos los deseos.
Sea una varita mágica, una olla mágica, un pez mágico o un espejo mágico.
Pero la magia está dentro de nosotros.
Y no sabemos usarla.
Tenemos el poder de hacer magia, de hacer milagros, de obtener todo lo que deseamos.
Pero buscamos esa magia fuera de nosotros.....en amuletos, talismanes, dioses mitológicos o maestros ascendidos.
Y por eso nunca hallamos ese poder porque lo buscamos precisamente donde no está.
Hasta que no asumamos nuestra divinidad, nuestra magia no funcionará.
Y este aprendizaje es el más importante y más apasionante.
Los maestros están.
Y esperan pacientemente que los alumnos estén listos para comenzar.
-Martín Macedo-
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