Cuando necesites dinero.
No se lo pidas a los hombres.
Porque habrás creado una deuda.
Que tarde o temprano tendrás que pagar.
Cuando necesites salud.
No se la pidas a los médicos.
Ni al ministerio de salud.
Porque la salud no es algo que alguien pueda concederte.
Sólo obtendrás asistencia sanitaria que no es lo mismo.
Y a veces esta asistencia puede debilitar la poca salud que te queda.
Cuando necesites amor.
No se lo pidas a otras personas.
Porque nadie querrá darte amor sin un intercambio justo.
Lo que estás buscando no está en las otras personas.
Ellas tienen el dinero que tu necesitas.
La salud que has perdido.
El amor que se te ha escapado.
Porque son proyecciones del amor infinito, la abundancia ilimitada y la salud eterna.
No le pidas a las proyecciones del Gran Poder.
Dirígete directamente a la fuente de todo lo que existe.
Y no habrá deudas.
Ni especulaciones.
Ni estafas.
Porque tú eres una proyección del Gran Poder.
Pero lo has olvidado y buscas ansiosamente en tu entorno inmediato.
Como un mendigo.
Lo que abunda en las profundidades de tu alma.
Aquieta tu mente en la meditación.
Forma una imagen de lo que deseas.
Tócalo, huélelo, siente su textura.
Acarícialo como si lo tuvieras ahora mismo.
Asume tu divinidad.
Y lo que “ves” con el ojo de la mente.
Tarde o temprano lo verás con tus ojos físicos.
Martín Macedo
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