Un dado tiene seis caras y todas existen simultáneamente.
Pero al lanzar el dado sobre la mesa, sólo una de las caras se hace evidente para nuestros ojos.
Esa es la cara de la "manifestación".
Unos segundos antes de lanzar el dado, era una posibilidad.
Pero luego de lanzarlo se convirtió en un hecho.
Si queremos que salga el seis, no siempre lo conseguimos en el primer intento.
El seis está en nuestra mente.
Lo visualizamos mientras agitamos el dado antes de lanzarlo.
Y persistimos una y otra vez hasta que el número que está en la mente, aparezca sobre la mesa.
Pero si no tenemos claro qué numero queremos que se manifieste, tirar los dados se convertirá en un despilfarro de tiempo y energía.
El 97% de las personas no tiene claro lo que quiere y se lanzan a la vida con sus mejores energías pero no consiguen la mayor parte de las cosas que buscan.
Porque un día quieren una cosa.
Y al siguiente quieren otra.
O consiguen algo "similar" y se dan por satisfechos.
El Gran Universo es como un dado.
Pero tiene infinitas caras.
Se trata del dado más grandioso y magnífico.
Todos nuestros deseos, hasta los más insignificantes están allí como posibilidades.
Están esperándonos.
Son "reales".
Son existencias en espera de manifestarse.
Como un futbolista que espera turno en el banco de suplentes.
Tenemos el poder de elegir al suplente, porque somos el DT.
Y darle la orden de que comience a calentar, porque lo haremos entrar a la cancha.
El humano tiene el poder de imaginar.
De visualizar cualquier deseo que anhele su corazón.
Y dar la orden (verbal) de que se manifieste.
Decide lo que quieres.
Da la orden de que se manifieste.
Entonces lanza el dado infinito.
Diez veces, mil veces, mil trillones de veces.
Hasta que la cara que has tenido en mente se exprese en el mundo denso.
Sólo los que tienen las ideas claras alcanzarán el éxito.
Sólo los que están dispuestos a perseverar hasta el final verán su sueño hacerse realidad, sin importar el tiempo que les tome.
Sólo los que creen merecedores de toda la dicha la conseguirán.
Por esa razón las escrituras afirman que "todo es posible para el que cree".
Pero el que cree que algo es imposible.
Está condenado al fracaso desde el comienzo.
Porque su dado sólo tiene seis caras.
Y camina orgulloso por la vida.
Porque cree que anda "con los pies sobre la tierra".
Pero más allá de lo que piensen los hombres.
Nuestro dado tiene infinitas caras.
Y todas son nuestras.
Todas están esperando que le demos la orden de entrar a la cancha.
Como un futbolista que espera con ansias su turno para demostrar lo grande que es.
Y de que está pronto para maravillar al mundo con su talento infinito.
Martín Macedo
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