El agua contiene información.
El agua es inteligente.
El agua es sensible.
A las emociones, a la música, a las palabras.
Cuando bendices a otros tu agua es bendecida.
Cuando criticas a otros tu agua recibe con más fuerza la emoción que las personas que son blanco de tu ira.
El agua es inteligente.
El agua es sensible.
A las emociones, a la música, a las palabras.
Cuando bendices a otros tu agua es bendecida.
Cuando criticas a otros tu agua recibe con más fuerza la emoción que las personas que son blanco de tu ira.
Los primeros libros de macrobiótica que leí durante mi juventud.
Advertían sobre la yinnización que se produce al beber agua.
Y había que reducirla a unas pocas tazas de té al día.
Para tener una salud "sólida".
Entonces creí.
Porque admiraba y amaba a los maestros que enseñaban en la década de los años 80.
Sin embargo hoy mi pensamiento se ha ampliado.
Hoy gracias a los descubrimientos de Masaru Emoto.
Considero al agua como un vehículo de información y sabiduría.
Cada gota de agua circulando por el cuerpo lleva el mensaje de la salud o la enfermedad hasta el núcleo donde se guarda la información genética de cada célula.
Los genes expresan la información que trae el agua, impulsada con cada latido cardíaco.
La creencia en la cura se impregna en cada gota circulante.
La creencia en la imposibilidad de curar también es registrada en cada gota.
Cada gota se carga de amor o temor.
Y lleva obedientemente el "mensaje" al corazón de cada célula.
Por ello si bebo un poco de agua más allá de los límites recomendados por los maestros de los años 80.
No siento que me vaya a perjudicar en absoluto.
Porque es agua que yo programo con intensos sentimientos de gratitud antes de incorporarla a mis cadenas biológicas.
Porque el cuerpo en su sabiduría infinita nivela el volumen de agua ideal para que salud perfecta pueda manifestarse.
-Martín Macedo-
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