La macrobiótica debe afirmar cuerpo y mente.
Si algo no anda bien en la mente.
Algo le debe estar pasando al cuerpo.
Si algo no funciona bien en el cuerpo.
Algo está muy errado en la forma de pensar.
La macrobiótica no debe reducirse a un plato de alimento.
Y a clases de cocina.
Eso es sólo el 5% de la macrobiótica.
Pero con ese 5% mucha gente se ha curado.
Y muchas escuelas en Europa y EEUU enseñan esa magra y debilitada versión, cobrando mucho por sus enseñanzas.
Pero esas "curas" no duran, porque con los años muchos recaen.
No han comprendido cómo acceder a la fuerza infinita.
Simplemente cambian el régimen de comidas y agregan un poco de yoga y meditación.
Y ya está.....muchos de estos estudiantes curados de esta forma se lanzan como profesores y consultores.
Y por un tiempo parecen tener éxito.
Recientemente me enteré de un caso en España.
Una maestra que enseñó muchos años había superado un cáncer con la dieta.
Y se lanzó como maestra y atrajo a muchos estudiantes.
Durante más de 20 años se mantuvo saludable e involucrada con la enseñanza.
Pero el cáncer regresó.
Y los médicos lo atribuyen a un virus adquirido por un procedimiento médico de emergencia.
Y su enfermedad avanza imparable, a pesar de estar recibiendo una vianda macrobiótica cada día.
Entonces comenzaron la quimioterapia.
Sus allegados macrobióticos están esperanzados de que la medicina convencional pueda devolverle la salud.
No hay que olvidar el propósito de la macrobiótica.
Que es crear magníficos seres humanos.
De una gran calidad biológica.
Con una fe arrolladora.
Y un entusiasmo capaz de encender la pasión por la práctica.
Este tipo de seres de alta calidad.
Poseen una fuerza mágica.
No enferman nunca.
No se deprimen nunca.
No toman medicinas nunca.
No le temen a la muerte.
Porque están conectados a la fuente del poder supremo.
Porque han preparado sus cuerpos durante años.
Para experimentar la fuerza infinita.
En sus cuerpos y en sus mentes.
Porque la vida debe aumentar.
En todas sus formas y expresiones.
Martín Macedo-
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