Para ti el acto sexual es un desahogo; por eso tienes prisa cuando te adentras en él, porque simplemente quieres un desahogo.
La energía que te desborda se descarga y sientes un alivio, pero éste es una especie de debilidad.
La energía rebosante te crea tensiones, excitación; "necesitas" hacer algo. Cuando has descargado la energía te sientes distendido.
Puedes interpretar esta distensión como relajación, porque ha desaparecido la excitación, la energía rebosante ya no está. ¡Te puedes relajar! Pero ésta es una relajación que resta. Si solamente te puedes relajar descargando energía, el coste es muy alto; esta relajación solamente puede ser física. No puede ser muy profunda, no puede ser espiritual.
Puedes prolongar el acto durante mucho rato. Sin eyaculación, sin descargar la energía, el acto se convierte en una MEDITACIÓN.
Durante el acto sexual cierra los ojos, siente el cuerpo del otro, siente la energía del otro fluyendo hacia ti, únete a ella, fúndete en ella. ¡Sucederá! Los viejos hábitos tal vez persistan unos días... luego pasarán. Pero no los fuerces. Simplemente relájate, relájate, relájate. Y si no hay eyaculación, no pienses que algo ha ido mal. Si no hay eyaculación el hombre cree que algo ha ido mal. ¡Nada ha ido mal!
No pienses que te has perdido algo. No te has perdido nada.
OSHO. Tantra, Espiritualidad y Sexo.
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