jueves, 7 de julio de 2016

Los engaños de la percepción

En un espectáculo de magia sabemos de antemano que nos van a engañar. Los magos buscan centrar nuestra atención justo fuera del punto dónde sucede la acción y tratan de generar diálogo interno.

Cuando vemos un truco sorprendente nos decimos: ¿Cómo lo ha hecho? "Lo que vemos, oímos y sentimos se basa en lo que esperamos ver, oír y sentir”.

Susana Martínez-Conde, es neurocientífica y directora del laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow (Phoenix). Según esta coruñesa afincada en EEUU, los trucos de magia dependen de la capacidad de canalización de la atención de los espectadores de cada mago. Y, a partir de ahí, plantea que “el mayor misterio de la magia está en nuestro cerebro”. Es decir, nuestro cerebro procesa la información visual y construye la experiencia subjetiva a la que nosotros llamamos realidad. A Martínez-Conde le interesa el estudio de los trucos de magia porque afirma: “manipulan nuestra conciencia”.

Los trucos buscan romper la relación normal causa-efecto. Por ejemplo, si el mago toca el conejo con la varita y éste desaparece, el espectador cree que la causa de la desaparición es el toque con la varita. Al mismo tiempo, los magos manejan a la perfección la dinámica tensión-relajación a la inversa: cuando generan tensión no hacen nada y en cuánto ésta cae y el público se relaja, es entonces cuando actúan. Nuestra atención se acaba centrando en el momento que percibimos que puede haber acción y, aún sabiendo que es un truco el cerebro responde a los estímulos.

La clave se encuentra en nuestra percepción. Hasta hace poco se consideraba que la ilusión era un error de la percepción pero estudios recientes demuestran que no son excepción sino regla. “La única realidad con la que convivimos de verdad es una simulación creada por nuestro cerebro que a veces coincide con lo real y a veces no”.

En una consulta en Bioneroemoción sabemos que el cliente nos engaña, no porque tenga intención de hacerlo sino porque se engaña a sí mismo. Nuestras experiencias siempre vendrán determinadas por nuestra forma de ver y entender la vida, por nuestras creencias y programas ancestrales. Cuando conseguimos dar una nueva interpretación a lo vivido es cuando podemos trascender y transformar la información.

En la mayoría de casos, las personas estructuran un tipo de respuestas para omitir una información que no quieren aceptar. El cliente se auto-engaña viendo la “parte positiva” de la dificultad. El acompañante utiliza técnicas de PNL, como el metamodelo del lenguaje, para guiar al consultante a su verdadero pensamiento.

Cuando encontramos nuestra auténtica personalidad y nos podemos mostrar al mundo como realmente queremos mostrarnos. Lo sabemos porque nuestro cuerpo refleja una especie de paz interior. Ya no engañamos a nadie y, sobre todo, ya no nos engañamos a nosotros mismos.

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