¿Cuál es el trabajo más importante en la vida?
Los Seres Humanos somos CAUSA (RESPONSABLES ABSOLUTOS) de todo lo que recibimos-generamos- lo que suma y lo que resta en éste aquí y ahora a partir de quién estamos siendo o de quien hemos sido. Vamos a generar un tipo de vida si creemos que los resultados que recibimos tienen que ver con razones ajenas a nosotros y un tipo de vida diametralmente opuesta si comprendemos y tenemos certeza de que nada es por que sí y que el secreto para generar eventos que sumen, está en ser INTEGRO.
lunes, 31 de octubre de 2022
El trabajo más importante en la vida
sábado, 29 de octubre de 2022
Nada es casualidad
NADA ES CASUALIDAD
Ensayo de Viktor Frankl
Ensayo de Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y el fundador de la disciplina que conocemos hoy como logoterapia.
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?... ¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...
Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.
Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.
Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.
Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.
No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.
Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.
Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:
"Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".
¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?
No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.
Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.
Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.
La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella... eres tú quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.
"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".
Sólo ama y punto. Nada nos pertenece
No tenemos nada. No tienes una pareja. No tienes una casa, no tienes hijos, no tienes un auto… NO TENEMOS. Ellos son por su propia existencia. Te relacionas con ellos pero no son tuyos. Nada nos pertenece y de nada y de nadie somos dueños.
martes, 18 de octubre de 2022
Creamos una salud fuerte a través de aprender del desequilibrio
Algunos estudiantes de macrobiótica creen que el propósito de nuestros estudios es crear equilibrio.
domingo, 16 de octubre de 2022
Todo está hecho de una proporción de yin y otra de yang.
Nuestros materiales de construcción son invisibles.
sábado, 15 de octubre de 2022
Menos profesionales con título, más seres humanos con propósito
En plena víspera de una cuarta revolución industrial, que supone un cambio drástico en la manera cómo vivimos hoy, hago un llamado para avanzar hacia una re-evolución educativa que nos capacite para sobrevivir, que desde las aulas y con toda la comunidad académica nos permita crear una verdadera cultura de innovación, de co-creación, colaboración y claro, permita construir una sociedad feliz y próspera con sentido de propósito para todos.
La educación dejó de ser el tradicional esquema de aula, tablero, profesor y unos aprendices, educarse hoy es diferente, es una reinvención a partir de lo que queremos (propósito), de nuestras habilidades y talentos, cómo podemos ponerlos al servicio de otros y el entorno para tener un rol más activo en la construcción social.
El mundo cambia
El mundo no es el mismo hoy que hace 10 años y tampoco lo será dentro de 10 o 20. Hoy nos vemos enfrentados a una nueva revolución; la aceleración tecnológica, la globalización y la multiculturalidad, por ejemplo, suponen abandonar rápido algunas formas cómo trabajamos, nos comunicamos, relacionamos e interactuamos con el entorno.
Hemos pasado de la vieja premisa de estudiar para “encontrar” empleo, a “crear” mi propio empleo. Si bien es cierto que la tecnología hoy y mañana seguirá automatizando oficios y le “quitará” empleo a varios, también es cierto que creará nuevos que impliquen otras formas de trabajo y, sobre todo, requieran competencias y habilidades diferentes a las que hoy impartimos en las aulas. La flexibilidad cognitiva e inteligencia emocional, el deseo de aprender y desaprender (learnability), la comunicación asertiva, teletrabajo, pensamiento creativo, divergente y lógico, diversidad, colaboración, resiliencia, servicio, consciencia al entorno, entre otros serán claves para afrontar el mundo que se avecina.
Debemos entender que cada revolución ha traído disrupción; del caballo al carro, de la imprenta a la nube, de la manufactura a la robotización, cada una con cambios radicales, pero también con infinidad de nuevas oportunidades y perfiles laborales. Tenemos que cambiar el chip de formar para puestos de trabajo, cuando lo más seguro es que lo que existe hoy, tal vez mañana no lo sea.
La tarea pendiente de la academia
Ahora bien ¿cuál es el rol de la educación en este escenario? Algunas premisas:
1) Responder oportunamente a esta rápida transformación formando unas bases sólidas de habilidades blandas (sociales) que permitan a sus graduandos adaptarse fácil y rápido.
2) Diseñar e implementar programas de formación multi e interdisciplinar que respondan a los cambiantes desafíos globales, sobre todo, a los intereses particulares de sus estudiantes.
3) humanizar sus estructuras y procesos.
4) ir más allá de la mera transferencia de conocimiento al procesamiento del mismo inspirando y movilizando seres humanos antes que números; despertar propósitos y potenciarlos.
5) La investigación debe ser aplicada en la empresa, las nuevas formas de empresa (emprendedores, comunidades, etc.).
¿Y nosotros? ¿Cuál es nuestro propósito?
Todos, sin excepción, tenemos talentos únicos, el rol de cada uno es despertar en ese propósito y cultivarse para el cambio, mantenerse informado y actualizado, trabajar en nuestra propia mejor versión. ¿Dime cuál es tu propósito y te diré cómo puedo ayudarte? El deber de la academia y los profesores es dar herramientas, orientar, potenciar, no moldear o modelar, si no darle vuelo a la creatividad y a esos propósitos.
Alguna vez alguien me decía que no había que resolver problemas ni necesidades, que no había valor en el feedback sino en la libertad con la que cada quien crea su propia historia, recorre su propio camino y descubre las herramientas necesarias para alcanzar sus metas; debo confesar que no creía que fuera así, pero al final como siempre estaba equivocada y hoy, con mi propia historia escribo un nuevo capítulo, siguiendo mi instinto, apoyándome de mi red, construyendo comunidades, escuchándolas, co-creando y construyendo juntos un propósito compartido donde cada uno se involucra desde su propósito personal y se alinea a uno superior en colectivo.
“El cambio empieza local. Los cambios globales empiezan en pequeño. Creemos comunidades. Hagamos un mundo en el que cada persona tenga un propósito”.
-Joanna Prieto-
viernes, 14 de octubre de 2022
El valor de las rutinas
Siempre me ha costado seguir rutinas. Pronto intento cambiar algo para no repetirme. Estoy revisando eso porque quiero adoptar más rutinas y mi manera de convencerme es entendiendo que la repetición puede no ser algo aburrido, insulso, sino que tiene una parte estética y emocional más que estimulante. La magia está, como dice Sennett, en convertir las rutinas en ritmo: «Como las brazadas de un nadador, el puro movimiento repetido termina siendo un placer en sí mismo (…) Repetir una y otra vez una acción es estimulante cuando se organiza mirando hacia delante. Esta experiencia no tiene nada de extraño, todos la conocemos: es el ritmo». Hace poco encontré un artículo sobre un gran nadador como Ian Thorpe que confirma, desde su experiencia, la tesis del Sennett: «Cuando dejé la natación, cuando perdí la rutina de los entrenamientos cotidianos, había mañanas en las que no tenía ni fuerzas para levantarme de la cama (…) Encuentro una gran belleza y calma en la repetición de los entrenamientos, en sus ritmos, en sus rituales». Esto último es clave. Si las rutinas se envuelven en rituales con cierta cadencia y una escenificación adecuada, pueden llegar a transmitir belleza. Es la parte estética de la repetición. La primera fase es normalizarlas, conciliar el cuerpo y la mente con el acto recurrente. Ser pacientes para acostumbrarlos y que no liberen antídotos creativos que nos dispersen. Una vez que esas rutinas se hacen menos extrañas, viene la parte divertida de la búsqueda del ritmo. Esto se consigue con los rituales, con protocolos ceremoniosos que sean placenteros. Todo esto, insisto, necesita un cambio de actitud hacia la repetición. No basta con crearse una secuencia animosa, sino que hay que aprender a buscar y disfrutar del ritmo que se oculta en ella. En cuanto a la «calma» que cita Thorpe, es más fácil de entender: entregarse a una secuencia ya establecida nos libera del tormento de decidir. La primera vez que lo conseguí fue en la rutina de salir a correr. Tanto en la liturgia previa como en la propia carrera y en el descanso posterior hay una cadencia gozosa que logró vencer mi tendencia a evadirme de la repetición. Ahora lo estoy aplicando a la escritura. Ando probando rituales para eso, una serie de pasos que bien llevados aporten ritmo al momento de escribir. Lo de la belleza, la parte estética, puede ser decisivo, y se pone a prueba en los detalles.
Amalio Rey
miércoles, 12 de octubre de 2022
El cereal la llave maestra
Un niño de unos doce años desea triunfar en los torneos internacionales de ajedrez.
jueves, 6 de octubre de 2022
Los cereales integrales
Desde hace muchos años he sabido que las células malignas consumen 10 veces más glucosa que las células sanas.
El vegetarianismo
Hoy me tomaré la libertad de redefinir el vegetarianismo.
lunes, 3 de octubre de 2022
Kabalah aplicada
No es una religión, una filosofía, ni un camino espiritual, explica Javier Wolcoff. La Kabalah es un conjunto de saberes que iluminan la vida.
Desde el nombre, todo es sugerente en la Kabalah. Con acento en la primera A (cábala), es un sustantivo ligado a ciertos códigos o claves secretas relacionados con la suerte: “Tengo una cábala para rendir un examen o ganar un juego de azar”. Pero el origen de la Kabalah, con acento en la última A, está profundamente unido a una de las principales corrientes de la mística judía. De hecho la palabra kabalah proviene del hebreo lekabbel, que significa recibir. De modo que deberíamos entender la Kabalah como un compendio de leyes espirituales, cuyo conocimiento profundo permitiría a un sujeto comprender por qué y para qué está en este mundo. Y qué sentido puede darle a su vida.
“Para empezar a entender qué es, hay que saber primero lo que no es”, dice Javier Wolcoff, uno de los referentes más serios de esta disciplina en la Argentina. Así, el estudioso enumera los “no” con mucha claridad. No es una religión; no es una filosofía de vida, ni siquiera un camino espiritual creado por grandes sabios o profetas. La Kabalah es un cuerpo de conocimiento que se origina en la creación misma. “Solemos decir –explica Wolcoff– que esel manual de instrucciones del juego de la vida. En la esencia semántica de la palabra lekabbel (recibir) está también la esencia espiritual del ser humano como deseo (de recibir). El ADN espiritual de las personas es el deseo. Uno puede tener hermanos gemelos que son genéticamente idénticos y sin embargo los distingue el deseo, lo que cada uno quiere. Toda acción humana está alimentada por algún tipo de deseo, consciente o inconsciente. Estamos siempre buscando recibir algo. La Kabalah explica cómo funciona el sistema mediante el cual nosotros recibimos aquello que buscamos. En pocas palabras podríamos decir que es el manual de las leyes espirituales de causa y efecto.”
Los orígenes
Aunque la Kabalah propiamente dicha surge hacia fines del siglo XII, sus orígenes pueden remontarse hasta las primeras manifestaciones del judaísmo incipiente (circa siglo I a. C.). Según la leyenda, y algunos autores clásicos como Pico Della Mirandola, se trataría de un saber de carácter esotérico que Dios habría revelado primero a Adán, después a Abraham y luego a Moisés en el monte Sinaí, al mismo tiempo que le hacía entrega de las Tablas de la Ley, alrededor del siglo XIII a. C. Vale la pena destacar que en el instante de la revelación de este saber divino, el elemento que recibe el hombre es siempre la Luz.
Una de las más importantes contribuciones para acceder a la Kabalah –y por cierto la fuente de saber más profundo y compleja– se halla en el Zohar o Libro del Esplendor, escrito por Rabí Simeón Ben Yojai, en el siglo II.
La Kabalah aplicada
Se trata entonces de tener las herramientas para hallar –recibir– todo lo que estemos buscando en nuestras vidas, incluso la Sabiduría Oculta o de lo Oculto (Jojmat Nistar, en hebreo, otra forma de llamar a la Kabalah). Lo oculto es lo que se conoce como la energía espiritual detrás de lo material, o la intención detrás de la acción. Lo metafísico que el hombre es capaz de controlar. “Por cierto –explica Wolcoff– lo que en Kabalah llamamos la Causa. Cuando el ser humano no está al tanto de estas ‘leyes espirituales’ le suceden cosas ‘por casualidad’ o ‘de repente’, o puede pensar que ‘tiene buena o mala suerte’. Todas estas expresiones son excusas que utilizamos para decir en realidad ‘no sé cómo funciona este engranaje’ o ‘no tengo control de mi vida’. El estudio de la Kabalah devela el mecanismo interno metafísico que es lo que provoca ciertas reacciones en el plano físico, dando así el conocimiento de cómo recibir aquello que tanto busca y más aún, dándole, quizás por primera vez, el conocimiento de qué es realmente lo que busca. A veces nos pasamos toda la vida buscando algo y cuando lo conseguimos no parece darnos la satisfacción que pensábamos recibir. Porque no se trata simplemente de adquirir conocimientos. No es suficiente. El hombre se diferencia del animal por la capacidad de controlar la materia con su mente todo el tiempo, lo que algunos llaman ‘mente sobre materia’. El escalón espiritual que debemos alcanzar, a través de la Kabalah aplicada, es el de ‘conciencia sobre mente’. ¿Qué quiero decir con esto? –pregunta Wolcoff, y responde–. Que el ser humano siempre modifica su medio material con su mente (su pensamiento) y el resultado de esa manipulación justifica su forma de pensar. El tipo que piensa que el mundo es una porquería, genera a su alrededor un mundo de porquería, y cuando alguien cuestiona su opinión, tiene cientos de ejemplos que lo justifican, más allá de que él mismo los haya creado. Cada cosa que hacemos es una semilla y la conciencia con que la hacemos es el ADN de esa semilla. Y lo peor es que al cosmos no se lo puede engañar: las leyes de causa y efecto espirituales son perfectas.”
Malele Penchansky
¡Usted es un crack!
¡Usted es un crack!
Una amiga de las redes me escribió eso.