El arte culinario es a mi entender, un ejercicio espiritual.
Esas bellas formas, esos platos terminados que todos admiran y a los que sacan fotos que quedan como lindos recuerdos (porque en minutos todo se come y desaparece) comienzan como pensamientos.
La belleza primero aparece como imagen, como un pensamiento.
Luego ese pensamiento yin se convierte en una forma yang.
El Orden del Universo es la filosofía del cambio constante.
El pensamiento posee el impulso de manifestarse en una forma, por sí mismo, de la misma forma que una semilla posee el impulso de germinar y convertirse en una planta y finalmente en un árbol.
La voluntad infinita impulsa a todo a cambiar, a moverse, a transformarse.
La idea es impulsada a manifestarse de la misma forma que el invierno es empujado a convertirse en primavera.
La idea de preparar una sopa maravillosa contiene en sí la energía para manifestarse.
No somos nosotros los que hacemos la sopa, es el pensamiento de la sopa el que contiene la energía, la voluntad infinita para manifestarse.
Nosotros simplemente somos tomados por la vida infinita, prestamos nuestras manos y nuestro corazón para permitir que la idea de una sopa magnífica se materialice.
Y nos atribuimos el mérito y esperamos el aplauso y el reconocimiento.
En realidad lo único que tenemos que hacer es sostener el pensamiento, la imagen, la visión de nuestra sopa.....y la voluntad infinita que todo lo cambia...hará que la imagen cambie a un estado manifestado.
El estado no manifestado es empujado a convertirse en un estado manifestado.
Todo el universo está detrás y por eso la gran voluntad hará el trabajo.
Nosotros sólo debemos sostener la visión, y en la medida que seamos capaces de sostenerla, de estar enfocados en ella, seremos impulsados por la voluntad infinita a darle forma.
En el último taller hicimos unas preparaciones deliciosas y muy energéticas....tomamos fotos y las personas piden las proporciones y las recetas.
También la comida chatarra nace como un pensamiento.
Por esa razón la más alta culinaria no está en Japón, ni en Canadá o en París.
La más alta culinaria está donde haya un ser humano que tenga la capacidad de concebir un pensamiento grandioso y sostenerlo el tiempo suficiente para que tome forma.
Y por eso es tan importante nuestro club.
Porque la salud infinita nace como un pensamiento; pero hay que sostenerlo hasta que seamos tocados por la vida infinita.
Y esta vida contiene en sí misma la voluntad, la pasión y la paciencia infinita.
Es decir, todo lo que necesitamos para que tome forma y encarne en nuestros cuerpos.
Pero el ego cree que nosotros lo hicimos con nuestro esfuerzo.
El ego es muy tonto y no entiende nada.
Siempre busca el aplauso y la atención, porque sin éstos dejaría de existir y eso le aterra.
-Martín Macedo-
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