Algunos días luego de la partida del Maestro Tomio Kikuchi tuve un sueño.
Ese tipo de sueños que no se olvidan fácilmente; y por lo tanto tienen un mensaje que debemos interpretar.
Tuve el impulso de compartir inmediatamente este sueño con mis amigos de las redes sociales, pero un sentido de prudencia me contuvo.
Han pasado ya casi cuatro meses y hoy he decidido compartir ese sueño porque el mensaje que es para mí también puede serlo para ti.
En el sueño yo estaba en la querida Escola Musso donde el profesor desarrolló su actividad educativa durante casi cincuenta años.
La escuela estaba renovada, el comedor era mucho más grande y la cocina estaba mucho mejor equipada.
Luego de conversar y saludar a varios de los amigos que estaban allí me dirigí a la sala de ritmopráctica.
El profesor no estaba allí.
Pero estaba su espíritu.
Yo lo sentía y sentía que me quería decir algo.
Entonces en la ventana de la sala de gimnasia había un cartel con el siguiente mensaje:
"Aquí entrenamos con una intensidad extrema".
Sentí que ese mensaje era para mi.
Era como que el profesor me quería decir: "Martín debes entrenar con una intensidad extrema para convertirte en aquello en lo que estás destinado a ser".
Fue la despedida de mi querido maestro antes de partir hacia el mundo espiritual.
Es el mejor regalo que me podía hacer.
Me dio el secreto para poder ser aquello que tan ardientemente deseo ser.
Ese consejo es mi diamante.
Deseo aplicarlo de inmediato.
Deseo trabajar más y más intensamente.
Con una pasión infinita.
Hacer un trabajo magnífico.
Llevar la macrobiótica al siguiente nivel.
Y así millones de personas podrán experimentar una nueva vida, con más calidad, más felicidad y más entusiasmo.
-Martín Macedo-
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