viernes, 16 de septiembre de 2022

Somos artistas.

 Somos artistas.

Pintores de obras de arte.
Obras maestras.
Sin embargo usamos sólo dos colores.
Con esos dos colores pintamos todo el Universo.
Pero hay que practicar; como todas las habilidades si no se pulen no pueden brillar.
Tomemos por ejemplo el caso de un futbolista famoso como Ronaldo.
A los 30 años le dieron (2015) el balón de oro, reconocimiento al mejor futbolista del mundo.
Ahora tiene 37; ya no le dan premios, ningún club le ofrece contratos con sueldos millonarios.
No es tan rápido, ni tan guapo ni las chicas se vuelven locas por él.
¿Qué cambió?
Es la misma persona, el mismo ADN, la misma alma, el mismo corazón, la misma voluntad.
Pero debería valer más en el mercado de pases, porque tiene más experiencia y una larga trayectoria llena de gloria.
Lo que ha cambiado es la proporción de yin y yang.
Ahora es más yin, mucho más yin que en 2015.
Pero no lo sabe.
Cree que si entrena muy fuerte basta para seguir brillando hasta más allá de los 40 o 45 años.
A su novia no le gusta cocinar.
Entonces comen muy a menudo en restaurantes exclusivos.
Todo muy delicioso, pero sin calidad biológica.
Su proporción de yin es ahora mucho mayor; incluso ella está engordando rápidamente a pesar de tener menos de 30 años.
La vida de lujos es muy yin.
A menos que uno tenga una gran sabiduría, esos placeres acaban por cambiar la obra de arte que el Orden del Universo había pintado hace apenas 10 años.
Nosotros somos los pintores más sabios del Universo.
Usamos sólo dos colores pero los combinamos en infinitas proporciones y así creamos cualquier pintura.
Podemos tomar yin infinito o yang infinito.
El entrenamiento físico intenso, uno de los pilares del éxito de Ronaldo es una forma de tomar yang infinito.
Pero al tomar comidas deliciosas en restaurantes exclusivos ha incorporado también el yin infinito a su pintura.
Entonces ahora entrena más duro todavía, pero sufre una tendinitis crónica que lo tortura.
Pero como no comprende desayuna con jugo de naranja cada mañana.
Su felicidad es ser una celebridad del deporte.
Pero nuestra felicidad es comprender el arte de tomar yang infinito o yin infinito y crear cualquier pintura.
Hay abundancia de yin y también abundancia de yang.
Cuanto más profundizamos más fuertes nos volvemos.
Pero los que no comprenden se debilitan más y más.
Hasta que terminan en un hogar de ancianos.
Pero esa también es una obra de arte.
Creada por una combinación de los dos colores que todo lo crean.
Entonces tomemos esa abundancia de yin y de yang y hagamos una obra mucho más grande que la de Ronaldo y Georgina.
Esa es nuestra ventaja.
Pero si no entrenamos, será sólo una linda intención.

-Martín Macedo-

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