Hay ventajas genéticas.
Esto lo dijo Tony Robbins en uno de sus eventos de desarrollo personal.
Quienes tienen estas ventajas las hacen valer y consiguen sus objetivos más rápidamente.
La belleza física es una ventaja genética.
Un cuerpo musculoso es una ventaja genética.
Los astros del fútbol o del baloncesto nacen con grandes ventajas genéticas y las aprovechan al máximo.
Generalmente estas personas son educadas por sabios mentores que les hacen ver esas ventajas y los animan a trabajar mucho para pulir al máximo estas ventajas.
Un ejemplo muy claro es el de Cristiano Ronaldo.
Desde niño siempre supo que era diferente a los demás niños.
Esa ventaja le permitió jugar en equipos importantes siendo muy joven.
Todos los compañeros de equipo conocen la formidable ética de trabajo de Cristiano.
Es el primero en llegar a los entrenamientos, es el último en irse.
Además de talento tiene una gran disciplina.
Entonces es inalcanzable.
El mismo Tony Robbins tiene sus ventajas genéticas.
Tiene un cuerpo enorme y fuerte, una gran resistencia y capacidad física.
Además trabaja muchísimo para pulir sus habilidades.
Así son las estrellas.
¿Qué les queda entonces a los que no tienen ventajas genéticas?
No son tan fuertes, ni tan grandes, ni tan bellos, ni tan poderosos físicamente.
En este mundo de yin y yang, están los que tienen ventajas genéticas y los que no las tienen.
Todos quisiéramos tener estas ventajas, todo iría bien en nuestras vidas.
Pero no es así.
Alejandro Sanz le dijo a su madre que quería ser un cantante famoso; y su madre le dijo....pero eso ocurre en una persona por cada millón de habitantes.
Y yo soy ese afortunado le dijo Alejandro a su madre.
Felices los que tienen esas ventajas genéticas.
¿Y el resto, los otros 999 mil qué podemos esperar?
No parece justo.
No debemos separar la ventaja de la desventaja.
Son inseparables.
La ventaja está siempre ligada a la desventaja.
Y la desventaja siempre está ligada a la ventaja.
Pero nos han educado a ver todo separado, de modo que el que tiene la ventaja se siente feliz y el resto se sienten desgraciados.
Tener una ventaja genética es ser mucho más yang que los demás.
Una mayor fortaleza constitucional.
Un nivel de energía mucho más alto.
Una salud más poderosa.
Con el tiempo ese exceso de salud invita a todo tipo de extravagancias y termina trágicamente.
La desventaja de no ser tan fuertes nos permite desarrollar una mayor sabiduría y prudencia de modo tal que esa fuerza se puede desarrollar poco a poco y al final se goza de una gran ventaja que dura muchos años.
Hay tantas historias de famosos que acaban con problemas de drogas o se suicidan.
El extremo yang se convierte en yin.
Si uno nace fuerte y trabaja fuerte, se convierte en una celebridad casi instantáneamente.
Pero tarde o temprano yang se convierte en yin, como Cristiano Ronaldo que consume demasiadas frutas y sufre terribles dolores por su tendinitis que lo persigue desde hace años.
Todos quieren las ventajas y nadie quiere las desventajas.
Pero una persona promedio si tiene el deseo apasionado y se vuelve sabia puede incluso ser más grande al final del camino que aquel que debido a su ventaja genética tuvo la facilidad inicial.
Además todos surgimos de una misma inteligencia.
Sólo debemos comprender que ventaja y desventaja van siempre juntas.
Como la voluntad infinita está en todos los seres incluso entre las hormigas, cualquier hormiga puede ser más grande que Cristiano Ronaldo.
Porque la chispa divina está en todos los seres y cualquier chispa puede crear un gran fuego.
Y eso es sólo cuestión de tiempo.
Y el tiempo también es infinito.
Porque el tiempo es un eterno presente y allí podemos dar el primer paso hacia nuestro gran sueño más allá de ventajas o desventajas.
-Martín Macedo-
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