¿Qué significa ser hipertenso?
Significa que uno ha elegido endurecer todo su sistema de tuberías, con gran tenacidad y arrogancia durante años.
Sin faltar un sólo día.
Una voluntad de hacer daño, de destruir la propia felicidad.
Lo más precioso, 100.000 km de maravillosos vasos sanguíneos que se van cerrando y tapando como caños oxidados.
Si cerramos las ventanas no puede entrar la abundancia de aire fresco que la vida infinita quiere regalarnos.
Nos negamos al regalo.
Rechazamos el regalo.
Renunciamos a la salud infinita.
Durante la juventud estos maravillosos tubos vivientes están abiertos y flexibles y por eso todo lo bueno fluye con nuestra sangre hacia nuestra comunidad de 50 trillones de células que funcionan plenamente porque su alimento vital le llega en cantidad y a tiempo.
Pero al pasar lo 35 años empezamos a envejecer.
Los caños se endurecen, se cierran, se bloquean.
Sin embargo las tortugas marinas viven más de 200 años y sus vasos sanguíneos están abiertos como los de un bebé.
La hipertensión nos está diciendo que hemos tomado el camino equivocado.
La nutrición equivocada.
La medicina equivocada.
El fármaco equivocado.
El exceso de alimento yang ha provocado este daño que cierra nuestro acceso a lo mejor del mundo.
Nos convierte en desgraciados, es decir privados de la gracia.
El asmático no puede disfrutar de la abundancia de aire.
Es asmático es un desgraciado.
Vive en la carencia, a pesar de estar rodeado de abundancia.
El alimento yang también crea una mentalidad estrecha que no acepta ideas nuevas ni diferentes.
Le aterra el infinito porque su cabeza está cerrada como una caja fuerte.
Esta contracción aumenta más y más; con cada comida se cierra un poco más.
Su hipertensión se hace más y más grave hasta que algunos órganos comienzan a infartar.
Infarto de miocardio, infarto pulmonar, infarto intestinal, sufrimiento de las piernas por falta de riego.
Las culturas orientadas al vegetarianismo no padecen de estos sufrimientos atroces.
Porque su alimento yin asegura que sus conductos estén abiertos y permeables como los de las tortugas marinas.
De vez en cuando toman un poco de pescado o proteínas de origen animal.
Pero lo justo para dar un impulso yang al cuerpo.
Es un tema de proporción.
Es la proporción de la sabiduría.
Es la proporción de la salud infinita.
Esa proporción es una decisión diaria.
La decisión de avanzar más y más hacia la vida infinita.
Hacia un lugar donde hay de sobra para todos.
La salud infinita debe circular por todas las arterias como bajan las aguas por los torrentes de montaña.
La salud de las arterias no depende de una dieta.
Sino de una proporción.
Una proporción de yin, una proporción de yang.
Y la mayoría desconoce este secreto.
Y al pasar los 40 años la mayor parte de la gente pierde la gracia.
La felicidad se aleja para siempre.
Y deben conformarse con lo buenos recuerdos, de otros tiempos.
Martin Macedo-
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