viernes, 3 de diciembre de 2021

Dos fuerzas gigantescas viven en nuestro organismo

 Dos fuerzas gigantescas viven en nuestro organismo.

Podemos denominarlas el yang infinito y el yin infinito.
Cuando están en equilibrio hay salud infinita.
Pero en la mayor parte de las personas están muy desequilibradas y por esa razón hay tantos enfermos en el mundo.
Sólo una élite se interesa en el estudio de estas grandes fuerzas.
El ser humano busca desesperadamente equilibrar estas fuerzas.
Los que siguen la dieta paleolítica o cetogénica importan el yang infinito empleando grandes cantidades de carnes rojas que son extremadamente yang.
Utilizan diversas plantas y vegetales, junto con aceites y semillas para crear un equilibrio yin yang.
Ellos no tienen miedo al yang infinito; toman toda la proteína que les apetece, incluso tanto como medio kilo al día según escuché el otro día decir a una doctora experta en el tema.
Ella dice que toma medio kilo de carne de mamífero al día y afirma que está muy fuerte y saludable, mejor que nunca en su vida.
Probó el vegetarianismo y siempre estaba débil y cansada.
Se mareaba en el gimnasio; pero comenzó a comer una cantidad grande de carne y recuperó su fuerza y salud.
Los que siguen esta filosofía se basan en la idea de que el humano es un recolector y cazador y que está bien que coma mucha carne cada día.
No se interesan en el estudio de yin y yang.
No saben que están tomando yang extremo y que están acidificando la sangre.
Durante un tiempo crean un tipo de salud básico porque importan un yang infinito junto con un yin infinito.
Pero muchos vegetarianos y macrobióticos temen al yang.
No lo importan en cantidad suficiente aunque sí toman mucho yin en forma de alimento vegetal.
Admiro la valentía de los "keto" porque toman todo el yang infinito que desean y no temen a la muerte.
Y sin duda arriesgan su vida al tomar tanto yang.
Pero no temen y así durante un tiempo están mucho más fuertes que muchos vegetarianos y veganos que tienen miedo de cometer errores.
El pensamiento keto es muy yang, muy simple.
La carne y los vegetales son el alimento correcto porque el hombre primitivo se nutría con ellos.
Y toman todo lo que les apetece y viven con la convicción de que siguen la mejor nutrición del mundo.
Pero nuestro yang infinito es el cereal.
Sin embargo la mayor parte de los practicantes le temen a la olla a presión, a la sal y creen que las cocciones largas destruyen las vitaminas.
Entonces preparan un cereal yin y por eso tienen esa debilidad física.
Deberían aprender de los keto que toman yang sin miedo.
Cuando le perdamos el miedo al yang infinito podremos crear un cuerpo con belleza infinita y atractivo infinito.
Entonces entraremos en el Reino de los Cielos.
Pero los keto no entrarán debido a su mentalidad primitiva enfocada en temas como la supervivencia del más apto.

-Martín Macedo-

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