lunes, 3 de febrero de 2020

La belleza del cuerpo depende de la belleza de la mente.


La belleza del cuerpo depende de la belleza de la mente.

La fuerza del cuerpo depende de la fuerza de la mente.
La salud del cuerpo depende de un juicio sano, de un pensamiento sano.
Porque el cuerpo siempre es una proyección del estado interior.
Interior y exterior no se pueden separar.
El mundo interior es infinito, y el mundo exterior es finito.
Pero nuestra percepción de la "realidad" es la limitada información que nos proporcionan nuestros ojos, oídos, tacto, olfato y gusto.
Evaluamos lo que es verdad o no en base a esta limitada información.
La ciencia tan respetada y endiosada se basa en esta limitada información.
Somos todos alfareros.
Lo que tenemos en la cabeza intentamos plasmarlo en la arcilla.
Antes de comenzar a trabajar el torno el artesano (arte - sano) ya ha tomado una decisión de lo que va a intentar crear.
La creación es mental ante todo.
Luego viene la acción.
Sin acción no hay creación.
Pero sin ideas claras y fuertes tampoco hay creación.
Siempre se necesitan yin y yang, pensamiento y acción.
Pensar sin actuar no funciona.
Actuar sin pensar tampoco funciona.
Para hacer un pan necesitamos yang (fuego, sal, amasado) y yin (agua, aceite, semillas, leudante).
Si falta el yin no hay pan.
Si falta el yang tampoco hay pan.
No puede haber belleza en nuestra vida, en nuestro magnífico cuerpo sin pensamientos bellos, sentimientos nobles y palabras amables.
Pero también debe haber acciones embellecedoras; aquellas que dan la nutrición óptima y mantienen limpios los sistemas que descargan toxinas como la práctica de enérgicos ejercicios físicos.
No puede haber belleza en una persona cuyo objetivo máximo en la vida es la venganza o el ajuste de cuentas.
O en alguien cuyo mayor anhelo es ganar mucho dinero de la forma más rápida posible.
Si creemos que Dios castiga nuestros pecados y va tomando nota de todo lo que hacemos o pensamos estamos enviando una señal que estresa a todo el sistema orgánico incluyendo el sistema inmune.
Como es adentro es afuera
Como es arriba es abajo.
Por esa razón si no nos gusta lo que vemos no debemos emprender la acción en forma precipitada, sino meditar profundamente sobre cuáles contenidos internos están sosteniendo esa manifestación indeseable de la misma forma que una sangre ácida sostiene a las células malignas.

-Martín Macedo-

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