sábado, 8 de febrero de 2020

El poder de la mente

Cuando llega el tiempo de aparearse los gorilas macho están deseosos de fertilizar a las hembras.
Ellas están hermosas y receptivas.
Pero solo un macho tendrá el privilegio de sembrar su semilla en la totalidad de las hembras del grupo.
Los machos medirán fuerzas y pelearán brutalmente hasta que sólo uno sea el que domine, el que tenga el nivel de energía más alto.
Hay muchos machos vigorosos, ilusionados con la posibilidad de ser protagonistas y así dejar así su huella en el mundo.
Así son nuestros pensamientos.
Todos muy vigorosos y capaces de crear, llenos de una vitalidad casi ilimitada.
Todos los días están allí.....60.000 pensamientos diarios; agitados y deseosos de ser protagonistas.
Pero siempre hay uno que es el más fuerte, el pensamiento que más se destaca, el pensamiento dominante.
Puede ser una deuda, un temor, una preocupación, un conflicto sin resolver.
Ese pensamiento dominante, es como el macho dominante; se impone sobre los otros y fertiliza nuestro subconsciente.
El subconsciente es receptivo como las hembras gorila.
Aceptará el pensamiento dominante y al ser fertilizado reproducirá su contenido.
Los frutos serán las experiencias que tendremos.
Cada día los pensamientos compiten ferozmente para que sólo uno sea el dominante.
Y éste volverá a fertilizar a la poderosa mente subconsciente para volver a dar los frutos de esa siembra de información.
Hasta que no aprendamos a dominar la mente, nuestros peores gorilas fertilizarán a la mente universal, todo poderosa que reproducirá una y otra vez los mismos resultados, las mismas experiencias, las mismas enfermedades, los mismos problemas.
Por esa razón los sabios desaconsejaban tomar muchos alimentos de origen animal ya que éstos al ser muy yang generan una actividad exacerbada en la conciencia haciendo casi imposible hallar paz interior y la tranquilidad necesaria para elegir a los mejores contenidos que sembraremos en la matriz del Universo, que siempre estará hermosa y receptiva a nuestros más vigorosos pensamientos y emociones.

-Martín Macedo-

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