jueves, 16 de enero de 2020

Mito de la Caverna de Platón

Mito de la Caverna de Platón
¿Qué pasaría si nos dijeran que toda nuestra vida ha sido una ilusión? ¿Qué hemos vivido en el engaño y que lo que creemos como real, concreto e incuestionable no es así?.... Platón en su alegoría de la caverna nos llama a la reflexión, nos dice:

Imaginen que hay unos hombres dentro de una caverna atados de cabeza, pies y manos desde el mismísimo día de su nacimiento, obligados a mirar siempre hacia una de las paredes de la misma. Tras ellos hay una gran hoguera que ellos nunca llegan a ver y más allá la salida de la cueva. Continuamente por la entrada de la cueva pasan animales, otras personas y demás cosas que proyectan su sombra distorsionada en la pared y el eco de sus voces es lo único que llega al interior de esta caverna. Esto es lo único que estos hombres pueden ver, lo único que pueden escuchar. Para ellos esa es la realidad ya que no conocen ni conciben otra cosa. Pero un día, ya de adultos, uno de ellos es liberado. Al salir de la cueva la luz lo ciega ya que nunca había visto el sol. Todo lo sorprende y tiene miedo de esto que NO PUEDE ser real porque su realidad son las sombras de la cueva, no puede concebir que las sombras no eran lo real sino solo reflejos distorsionados de las cosas reales. Sin embargo con el tiempo se empieza a dar cuenta de que vivió en la ilusión y que este mundo es infinitamente más maravilloso y verdadero. Entonces decide volver a la cueva para contarles esta verdad a los demás hombres que siguen prisioneros y liberarlos, sin embargo, al oírlo estos no pueden entenderlo, creen que está loco e incluso algunos se vuelven en su contra y hasta intentan herirlo. No quieren ser liberados porque esa realidad ilusoria de sombras en la que viven es SU realidad y por más dura y esclavizante que sea prefieren aferrarse a ella a replantearse el hecho de que toda su vida sea una mentira y sus creencias más profundas sean erróneas. El miedo a NO SER es tan grande en ellos que se aferran a lo que conocen aunque esa existencia conocida sea patética ya que sobre estas bases han construido su yo, su ego.

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