¡Qué bello fluir el de la vida!
El canto de los pájaros, la danza de las olas del mar, la dulce sonrisa de un niño, el sonido del viento, el calor de los rayos del sol…
Todo es natural y auténtico. Armoniosa sinfonía de la vida.
A veces viene un rayo y nos asusta, pero si permanecemos en la serenidad y la calma, en nuestro perfecto equilibrio, veremos que sólo es LUZ. ¿Intentaríamos frenar un rayo? ¿Podríamos con nuestras manos parar el movimiento del mar o detener el viento?
Parece absurdo, ¿verdad? Todo esto, podría sólo ser un mero entretenimiento sin objetivo alguno.
¿Realmente sabemos lo que queremos? ¿Dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos? En realidad, nunca lo sabemos. Sólo es una ilusión.
Entonces… ¿de qué hemos de preocuparnos? De nada. Sólo hemos de mirar hacia dentro, conectar con nosotros mismos y con la vida y fluir. Sonreír, danzar, jugar, soñar, crear…
Nosotros mismos hemos encadenado a la bella mariposa, que por mucho que se esfuerza en batir sus alas, no consigue volar.
Quizás, la cadena más pesada es la del perdón; pero no el perdonar a nuestros padres, abuelos, o amigos, sino a nosotros mismos. ”Hemos hecho tantas cosas que nos hacen indignos…No merecemos todo lo bueno, y mucho menos el AMOR”…”Somos tan impuros…”.
La siguiente cadena es la de la autoaceptación. Sólo soy esto, simplemente SOY. -Ya ni tan sólo cabe “Yo”-.Ya basta con SER y SENTIR desde el AMOR. ¿Te he hecho daño? Pues es que sólo SOY.
Ya sólo me dedico a fluir en esta Danza del Universo sin exigencias, excusas ni justificaciones…
Y una vez aquí, podremos observar el vuelo de la mariposa. ¡ No sólo de una, sino que veremos muchas y de todos los colores, abriendo y extendiendo sus alas con todo su esplendor!
“VIVIENDO LA PLENITUD DE LA VIDA Y LA BELLEZA DE LA MISMA”
Inmaculada Perea Salguero
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