Porque al que tiene, se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.
Estas palabras se encuentran en el evangelio de Mateo (25:29).
Parecen injustas, porque profundizan la desigualdad.
La igualdad es un ideal de la mente de los hombres.
No hay dos gotas de agua iguales.
Ni dos días iguales.
Si nos sentamos a la orilla del mar y contemplamos las olas, nunca vamos a encontrar dos exactamente iguales; en toda la eternidad...aunque pasen millones de años nunca habrá dos olas iguales.
Forzar la igualdad es como querer congelar un momento feliz y fijarlo en un cuadro para que no cambie.
Es mejor rendirse al Orden del Universo.
Quien comprende, quien estudia, quien desarrolla su mente, tendrá cada vez más y tendrá de sobra.
Pero quien no entiende, ni quiere entender, ni quiere estudiar, ni quiere leer, lo perderá todo.
Perderá su salud, su dinero, su tranquilidad, su felicidad y hasta su familia se dispersará.
No sólo de pan vive el hombre.
El espíritu se alimenta de palabras, imágenes, emociones.
Si el cuerpo no se alimenta apropiadamente, se enferma y se destruye.
Si el alma no se nutre con los mejores contenidos, se empequeñece, se entristece y encuentra a la vida absurda y sin sentido.
Necesitamos el alimento yin (mental) y el alimento yang (material).
Sin sueños, sin propósitos claros y fuertes, nuestra vida se apaga como un fuego que se queda sin leña.
El alimento de la mente es más importante que el alimento del cuerpo.
Por esa razón hay personas que triunfan a pesar de no cuidar su nutrición.
Y personas que cuidan su nutrición escrupulosamente y no consiguen nada en la vida.
Todos los grandes maestros, los grandes sabios sabían nutrir sus cuerpos y sus mentes con la mayor atención y cuidado.
Y por eso alcanzaron un gran desarrollo.
-Martín Macedo-
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