Hacia los 35-40 años los grandes futbolistas pierden velocidad y deben retirarse.
No más salarios de miles de dólares.
No más ovaciones de los fanáticos ni ruedas de prensa.
Lo mismo le ocurre a los boxeadores y ciclistas.
La velocidad es poder.
Si el avión no consigue cierta velocidad no se despega de la pista.
Si las cuchillas de la licuadora son lentas no sirven para el repostero.
Quien pierde su velocidad pierde su atracción.
Y por mucho ejercicio que haga no funcionará.
La lentitud es trágica.
La gente que desconoce la Ley de los Cambios se yinniza rápidamente con azúcar, frutas tropicales, harinas y pizzas.
Y pierden su fuerza y velocidad rápidamente.
Si Cristiano Ronaldo o Messi comprendieran la ley macrobiótica podrían seguir brillando hasta los 50 o 60 años.
Y aún a los 70 seguirían despertando la admiración de sus fans.
¿Cómo no amar el secreto de la juventud eterna?
¿Cómo no agradecer a maestros como Georges Ohsawa o Kikuchi que dedicaron sus vidas a enseñarnos esta magnífica llave de la salud absoluta?
-Martín Macedo-
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