jueves, 21 de abril de 2011

Un nuevo imperativo ético para un cambio de era

La humanidad está transitando un cambio de época signado entre otras cosas, por la ausencia de referencias éticas que ordene el caos, propio de cualquier proceso de cambio, donde todo se pone en cuestión y en principio no hay un esquema referencial que permita un sistema de coherencia para nuestro estar en el mundo. 

La manera de gestionar las organizaciones, la forma de responder al la búsqueda de  sentido, el vinculo con la naturaleza, la relación con la espiritualidad, el rol de la familia y un sin número de cuestiones propias del quehacer humano. El desafío está planteado, encontrar un nuevo imperativo ético reinventando modelos de organización y de seres humanos capaces de gestionar, emprender, liderar y enfrentar retos y desafíos desconocidos hasta el momento, incorporando, con creatividad y apertura, nuevas preguntas, nuevas ideas, nuevas competencias y actitudes y una nueva forma de estar en el mundo.

Definir un nuevo marco de valores donde la ética y la integridad, la responsabilidad, valor de la diferencia, el cuidado con uno mismo, el cuidado de los otros y del planeta (L. Boff) y los valores de cooperación e inclusión prevalezcan ante otras formas de relación entre las personas y de estas con el entorno marcadas por la competencia, la irresponsabilidad, la explotación, la destrucción, la miseria, es un requeri-miento imprescindible para la época que nos toca vivir.

Es un llamado a la responsabilidad colectiva, a reconstruir, entre todos, y todas un nuevo paradigma, donde podamos sentirnos en armonía, alineados a un conjunto de "leyes universales" que ordene el desorden actual. Confieso un cierto cansancio de hacer más de lo mismo, (y recibiendo más de lo mismo) revolviendo el guiso, agregarle algunos ingredientes, pero sin cambiar de comida, es siempre el mismo guiso.

Sobre las organizaciones Rafael Echevarría vinculado al Coaching Ontológico propone, como para empezar por alguna punta, algunas claves para avanzar en este sentido que son muy útiles para la transformación de la sociedad. Según Echevarría la nueva empresa y los nuevos modelos de negocio la regulación interna ya no descansaría sobre el mando y el control sino sobre la autonomía responsable. Las claves de la productividad no descansarían más sobre el estudio de tiempos y movimientos sino en el ejercicio de competencias conversacionales y en el conoci-miento. 

 Son organizaciones que cada vez más se orientan hacia la participación, la auto gestión y el trabajo en equipo. Entienden el trabajo no manual como una red de conversaciones que se constituyen en una interrelación de lenguaje y emociones.  Si esto es así, nos plantea Echeverría, diseñar conversaciones productivas puede ser una de las habilidades más importante para una organización que tiene como tarea principal la inserción en un mercado altamente globalizado, multicultural y flexible. La coordinación de acciones entre sus integrantes se vuelve uno de los principales activos de una organización. La confianza, en lugar del miedo, se convierte en la emocionalidad que en las empresas regula las interacciones entre los individuos.

Para promover la transformación identifiquemos esas personas que se rebelan contra la pasividad y el conformismo de aceptar pasivamente “lo que le tocó vivir”, para iniciar el proceso de irse convirtiendo en una persona innovadora y transformadora, constructora de una nueva forma de ser y de un nueva forma de pararse en el mundo. Personas que no crean en la suerte, ni en el destino, ni en la circunstancias, solamente crean en ella y en su responsabilidad como única herramienta válida para su dignidad como ser humano. Personas convencidas que son dueñas de su destino (y no víctimas de las circunstancias) y tienen todo, si todo, como para generar lo que ellas deseen y quieran proyectar.

Son “modelos” de integridad, comporta-miento ético y compromiso de responsabilidad total. Poseen energía, pasión y persistencia para convertir su idea en una historia de logro e innovación. Están dispuestos a la autorregulación, la participación responsable, la auto gestión, el trabajo en equipo, a la autonomía responsable. Descubren que diseñar conversaciones productivas es una de las habilidades más importante para emprender una idea, coordinar acciones, llegar a acuerdos. Cuentan o están abiertos al aprendizaje de las habilidades de ejecución para llevar adelante el proyecto que se propongan. Se saben humildes. No se quejan. No se piensan como "víctimas". Asumen la responsabilidad total de su vida. Saben que tanto lo que resta, como lo que suma es de única responsabilidad de quien lo está generando sin atribuirle a otros la "culpa" o la responsabilidad de las circunstancias de vida.

El desafío está planteado. Es una oportunidad para el cambio y el renacer de una nueva persona, de nuevas formas de relación interpersonal, de nuevas maneras de gestión organizacional, de una nueva forma de estar en el mundo. Reconciliémonos con la vida, con el planeta, con la humanidad. No más guerras, no más hambre, no más violencia, no más imposición, no más sufri-miento inútil. "Alguien" (cada uno que le ponga el nombre que más le de sentido) nos brinda una nueva oportunidad para renacer, rehacernos a un nuevo ser, a nuevas formas de interrelación humana, a una nueva manera de interpretar nuestra relación con el mundo.

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