martes, 26 de abril de 2011

La fórmula para emprendedores/as potentes: pasión + integridad

Hay quienes piensan que emprendedor/a se nace y no se hace. Sin embargo, el desarrollo del espíritu emprendedor, que es tema reiterativo en diferentes cursos y talleres, es un tema de voluntad y desear emprender para transformarse en emprendedor/a.  Somos muchos los facilitadores, coach, docentes y especialistas que afirmamos que en realidad, siempre podemos transformarnos en emprendedores/as si así los deseamos verdaderamente.

Nadie niega que hoy todo es más dinámico y requiere de espíritus creativos y flexibles para surfear estos tiempos de cambios permanentes. Los más veteranos sabemos que antiguamente los trabajos duraban toda la vida. Era un orgullo nacer y morir en una única organización. Actualmente, las personas buscan nuevas oportunidades laborales confiando mucho más en sus capacidades y aptitudes que en un salario y trabajo seguro y para toda la vida. Es muy frecuente que las personas renuncien a la aparente seguridad de un trabajo y salario y generen iniciativas de lo más diversas rubros. En lo que la mayoría estamos de acuerdo es en que el perfil del emprendedor/a es clave a la hora de desarrollar un proyecto en forma exitosa.


La discrepancias vuelven a aparecer cuando se apunta a definir qué es lo que hace que una persona sea emprendedora o no lo sea. Hay varias variables a considerar. Pero hoy ya casi nadie duda que, en primerísimo lugar, el emprendedor/a es una persona apasionada de su idea y de lo que emprende, hace lo que le gusta, hace lo que quiere, decide hacer lo que hace y se entrega sin condiciones. Esta actitud hará que trabaje duramente, que incorpore conoci-mientos y herramientas más rápidamente, que se fortalezca en los momentos que no le está yendo bien, que supere la dificultades rápidamente, que apueste a la innovación y a la planificación de mediano y largo plazo, que apueste a más, que sea ambicioso en sus ideas y proyectos, que llegue a lugares inesperados y que no le importe los resultados.


No es suficiente hacer la tarea "prolijamente", personas que califican su comporta-miento como "correcto" y efectivamente pueden llegar a ser buenos administrando y gestionando una organización. Ahora bien, sin la "chispa" de la persona apasionada es difícil que veamos una diferencia significativa. En un mundo, donde, en general los seres humanos tienen una mirada escasa de lo que nos ofrece el universo (que es super abundante en todo), de "las medias tintas", en el quedarse en espacios de "confort", en que, "más vale malo conocido que bueno por descubrir", en conformarse con hacer lo "correcto", son las personas apasionadas que hacen la diferencia y liberarse de la fuerza de la corriente mayoritaria.


Es cierto que siendo la pasión el motor del emprendedor (motivo de la presente nota), esta se encuentra en un marco de integridad total (quiero decir que no estoy hablando de la pasión sin dirección, sin un norte claramente identificado). Es decir, los emprendedores son personas integras, que, resultado de su pasión, ponen toda la energía en el hacer, no tienen límite a su compromiso y asumen la responsabilidad total de todo lo que genera, tanto lo que suma como lo que resta en el aquí y ahora de su vida ya que a mediano y largo plazo siempre suman. Son los seres humanos que "hacen que, porque el existe, las cosas sucedan". No creen en la "suerte" o en el "azar" o en las "casualidades" o que las cosas ocurren "por que sí". Saben que todo depende de ellos. No se quejan, no tienen actitudes "caprichezcas", no se justifican, no viven en apariencia, no actúan para la plata y asumen la responsabilidad de sus acciones hasta las últimas consecuencias.

La pasión es la diferencia entre un empresario y un emprendedor. El primero sabe administrar, conoce de gestión, seguramente cuenta con conoci-mientos superiores y mucha experiencia en gestionar organizaciones y efectivamente logra cierta rentabilidad, pero no "necesariamente" es una persona apasionada, cumple correctamente con la tarea, que no es menor, pero no alcanza. Imagínense si a todos los atributos mencionados le sumamos la energía vital de la pasión en un marco de integridad total y responsabilidad extrema. Es aquí que aparece la figura del emprendedor integro y apasionado, una persona capaz de hacer posible lo "imposible" y lo inesperado. Un emprendedor/a que es más que un plan de negocios, es más que una empresa, es más que una organización. Saben que la empresa y el plan es una herramienta, importante, pero supeditado al fortaleci-miento del ser humano (el emprendedor/a), en su integridad, en su responsabilidad, y en la pasión.

Muchas veces los talleres o cursos se centran en el desarrollo de un plan de negocios y piensan que con eso es suficiente como para emprender y desarrollar un proyecto económico, pero mi experiencia indica algo distinto. Con esta forma se está reforzando la fantasía de que bastaría con un buen plan de negocio como para  iniciar y sostener un emprendi-miento y esto, en la práctica no es así. Lo que importa es el ser humano que está implementando la idea de negocio, después sí, ocupémonos de las herramientas que hagan posible implementar la idea de negocio con posibilidades ciertas de transformarse en un proyecto económico viable,  no pongamos "el carro delante de los caballos". Conectarnos con la pasión y la integridad es la condición para emprendedores/as potentes, seres humanos irradiando "luz" y una perspectiva jubilosa de la vida.

Daniel Corsino



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