miércoles, 3 de agosto de 2022

Relaciones espejo

 El patrón de ponernos últimos y dar al otro ilimitadamente es un comportamiento aprendido.

Es una estrategia de supervivencia cuando, para sentirnos seguros, amados y aceptados, ser nosotros no era suficiente, no bastaba.
Tan arraigado está a nuestra forma de relacionarnos, que puede parecer que es parte de nuestra personalidad, una parte nuestra innata.
Sin embargo, en algún momento, en alguna relación clave, aprendimos que dar al otro lo que necesitaba nos beneficiaba.
Tal vez, cuando nos sentíamos amenazados por el rechazo, la ira, las críticas o la indiferencia de mamá, atender sus necesidades nos ganaba un momento de calma.
Tal vez, estar pendiente de papá nos convencía de que, si hacíamos todo lo necesario, él se daría cuenta de que realmente importamos y nos demostraría que nos amaba.
Ese papel de “niña buena” o “niño bueno” nos ayudó a sobrevivir a los diferentes monstruos de nuestra infancia.
Pero lo que antes no sirvió, hoy nos sabotea y nos estanca.
El abandonarnos para atender a otros nos deja gradualmente vacíos, resentidos y agotados.
Comenzamos a notar, con cierto fastidio, cómo esta dinámica crea una expectativa en los otros y nos sumerge en relaciones de esfuerzos casi totalmente unilaterales donde se empieza corroer la generosidad y la confianza.
Seguramente, en algún momento, cansados de cargarnos la relación entera a los hombros, hemos intentado modificar los pasos de esta conocida danza.
Puede que hayamos hecho reclamos, expresando la injusticia de la situación y demandando que la otra persona ponga más esfuerzo o deje de esperar todo sin dar nada.
Puede que, al caer nuestros pedidos en oídos sordos, hayamos decidido alejarnos, “cortar los víveres”, o bien seguir como estábamos para llenarnos de indignación y de rabia.
Pero si la coreografía de la danza relacional está muy establecida, sobre todo con una persona con quien tenemos un vínculo emocional estrecho (padres, hermanos, parejas, hijos) es posible que, al tiempo, sintamos culpa, angustia o ansiedad y volvamos, paso por paso, a repetir esa danza tan bailada.
Ponernos primero también se aprende, pero para eso, primero debemos comprender que este patrón de “dar todo” no es un enemigo, sino una parte nuestra que cuando estábamos indefensos, fue nuestra gran aliada.
Con compasión y agradecimiento, le decimos que se relaje, que ya no debe protegernos porque el adulto que somos ahora se encargará de hacernos sentir seguridad, protección y aceptación.
Hoy, reconocemos nuestro valor intrínseco, abrazamos nuestras heridas y dejamos de tejer estrategias para lograr ser amados.
Jo Garner

martes, 2 de agosto de 2022

Diferentes percepciones

 Diferentes miradas

En la vida generalmente nosotros estamos siempre viendo distintas figuras. Esto no es peligroso ni complicado, a condición de que no creamos que todo el mundo esté viendo lo mismo. Una consecuencia de esto lo podemos observar cuando una organización tome la decisión de formar un equipo para lograr ciertos fines.

El gerente fija objetivos y regula las normas a que debe ajustarse el equipo, convencido de que todos en el equipo comprendieron exactamente lo que "él" quiere y cómo lo quiere. Pero resulta que cada integrante del equipo vio un dibujo distinto en su cabeza.

Cada persona tiene un conjunto de creencias. Esas creencias llevan a percibir la realidad de determinada manera. Nuestras historias, los lugares y grupos sociales de donde provenimos, todo eso influye. En el mundo profesional, las organizaciones, las funciones, los trabajos o los cargos que hemos tenido también influyen. Al disponerse a trabajar sobre un tema, el primer paso consiste en conocer desde qué lugar cada integrante de un equipo está viendo el tema.

El fenómeno a observar es siempre el mismo, pero el ángulo de abordaje puede ser distinto para cada integrante del equipo. Esto sucede continuamente en el trabajo con equipos y todas las distinciones pueden ser igualmente válidas. Esto se ve mucho en los procesos de calidad, de certificación o de mejoras de procesos. Cuando se reúnen equipos para alguno de estos fines, es posiblemente diferente lo que ve un gerente de lo que ve un operario. Lo rico de eso es darse cuenta que la heterogeneidad dentro de un equipo ayuda a poder hacer evidente las diferencias para construir desde ahí algo que provechoso para todos. La dificultad existe cuando el equipo no se da cuenta de que existen diferentes distinciones y se generan discusiones de las cuales es difícil salir si se opina: “Yo lo veo así".

Una cosa es lo que el objeto de observación "es" y otra el juicio personal que cada uno tiene de ese objeto. Si ese objeto es una persona, los juicios pueden multiplicarse casi hasta el infinito. A veces no podemos ponernos de acuerdo en la interpretación de un objeto simple; cuanto más cuando se trata de personas u hechos. Todo esto está relacionado con la apreciación individual que se pueda tener. Por ejemplo, cuando se dice que algo es mediano. ¿Mediano con respecto a qué? ¿Cuál es el estándar? Un gerente dice: " Quiero tener una sala bien iluminada". ¿Cuál es el estándar de iluminación que entiende ese gerente? ¿Su estándar es igual al de la persona que recibió la orden de preparar una sala bien iluminada? No es seguro, sin embargo el gerente creyó que cuando dijo "bien iluminada" su orden fue entendida exactamente. Después resulta que el gerente estaba pensando en focos diacrónicos direccionales y quien recibió la orden pensaba en abundante luz de focos simples.

Esto nos lleva a otro punto que pasa por la búsqueda de consenso. Muchas veces el modo que se utiliza el lenguaje pone en peligro su logro. Un ejemplo muy simple: en los talleres, alguien dice "hace calor", y se enciende el aire acondicionado. Minutos después otro dice: "hace frío", y se apaga el aire acondicionado. Como el primero vuelve a decir que "hace calor" se genera una discusión sobre si hace calor o hace frío. El problema es la palabra "hace". Si en vez de "hace", se hubiese utilizado la palabra "siento", no habría motivo para ninguna discusión.

El caso anterior puede repetirse en infinidad de distinciones: vamos rápido o vamos lento, está ordenado o está desordenado; es decir, consideraciones que están relacionadas con los estándares que cada uno tiene y como cada uno lo vive. Si nos referimos a las personas la situación se agudiza. Esa persona "es" simpática o "es" odiosa. ¿Cómo es la persona?

Estamos impregnados por el pensa-miento científico y creemos que diciendo "esto es así" queda avalado todo lo que hacemos; que podemos dominar ciertas cosas del mundo poniéndoles un título. No toleramos la ambigüedad y nos urge ordenar. La idea es poner bajo cuestiona-miento toda definición absoluta. Todo el trabajo que se hace en las organizaciones, al trabajar con equipos, comienza por incitar a la duda y a generar miles de preguntas.

Dejar a la gente reflexionando, pensando y abriendo un mundo de pensa-mientos nuevos y nuevas posibilidades. Este proceso provoca quiebres y dificultades. Al mismo tiempo abre posibilidades a situaciones que alguna vez quedaron estancadas en la vida de las personas, de los grupos o las organizaciones.

Lenguaje, Corporalidad y Emoción

Las personas estamos constituidas por un cuerpo, una emoción y un lenguaje. Desde esta coherencia realizamos ciertas acciones que producen determinados resultados.

En el Lenguaje se trasmiten los “juicios maestros” que determinan la forma de observar y actuar de la persona. Es decir, la estructura de pensamiento, cómo se piensa acerca del mundo, de los que nos rodean, del pasado, del futuro y de él mismo. Estos juicios marcan la manera de “ver el mundo”, estableciendo límites en el aprendizaje y generando sentido e interpretando de aquello que nos ocurre.

Las Emociones reconoce que las relaciones y los resultados que obtenemos en nuestra vida depende de los estados de ánimo que tenemos. Reconocer los estados de ánimo con la intención de analizar si estos les abren o cierran posibilidades y a partir de ahí aprender a diseñar un estado de animo que posibilite a lograr aquellos resultados que no se están obteniendo.

La Corporalidad muestra cómo estamos “parados” en el mundo y cómo nos movemos. Interpretando las señales que generamos en nuestro cuerpo podemos entender mucho de la coherencia del Observador. Se pueden cambiar movi-mientos y gestos para contribuir desde los gestos a una comunicación efectiva por lo coherente.

El conflicto

 

El conflicto

Frente a algo que no viene bien, o que interrumpió el curso de acción prevista las conversaciones de posibilidades y las de juicios personales son fundamentales para revisar tanto la cuestión individual como la dinámica grupal, poniendo el foco en “cómo hacerse cargo del problema”.

n  La mayor parte de los equipos se frustran, se deprimen y se desintegran cuando aparece el conflicto.

n  Sin embargo, el conflicto puede proporcionar una piedra preciosa a partir de la cual se puede generar un cambio positivo, ve el conflicto como una posibilidad, la crisis como una oportunidad.

Hay muchos equipos que no son productivos o que pasan mucho tiempo sin ninguna acción efectiva, simplemente porque el conflicto se esconde debajo de la mesa y no es visible.

n  De allí que la capacidad de ver el conflicto, analizarlo y conversar acerca del mismo es fundamental.

 Los Juicios

n  Los juicios emitidos son válidos o inválidos de acuerdo con la autoridad conferida a quien los hace.

n  Los juicios son fundados o infundados de acuerdo con las acciones ejecutadas en el pasado que utilizamos para respaldarlas.

La verdad

n  Si hay muchas verdades evidentemente no hay "una" verdad.

El trabajo consiste entonces en cómo trabajar juntos, desde la diversidad, poniéndose de acuerdo acerca del modo que cada uno observa la realidad, y construyendo miradas comunes que nos permita interactuar en armonía.

El observador

 

El Observador y la importancia para la comunicación efectiva

"Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos" (Epícteto)

El “núcleo duro” del observador está conformados por diversos elementos (experiencias, distinciones, juicios, emociones, paradigmas, etc.) que definen una manera particular de “estar-en-el-mundo”. Es una determinada manera de pararse en la vida, una forma particular de hacer sentido de lo que nos acontece y de la cual derivan patrones estables de comportamiento.

En éste núcleo duro reside lo que llamamos el alma humana. Esa forma particular de ser que caracteriza a cada individuo y que llevamos con nosotros de una situación de vida a otra. Cuando el aprendizaje penetra en el núcleo duro del observador, una nueva modalidad de aprendizaje se inaugura (se le llama “aprendizaje transformacional”).

Modificar ese núcleo duro, alterar nuestra estructura de coherencia, tocar y ayudar a modificar el alma de otro ser humano es el objetivo último que encierra la posibilidad de los talleres o de intercesiones de consultoría organizacional.  De no tocarse el sistema, se sabe que es muy posible que los cambios logrados a nivel del observador, puedan revertirse y quedar en la nada. El sistema puede forzar el retorno de los mismos comportamientos que procuraron ser modificados. Algunas distinciones importantes:

 a. Nada nos permite decir cómo las cosas son.

 La forma como vemos las cosas habla del tipo particular de observador que somos.

Cada observador observa ciertas cosas y no observa otras.

Cada observador posee sus propias fortalezas y debilidades.

Todo observador tiene límites.

b. El mundo que observamos resulta de las distinciones desde las cuales lo observamos.

Al disponer de determinadas distinciones, observamos lo que otros ven y podemos tomar acciones que otros no pueden tomar.

Como individuos, no somos un mismo tipo de observador de una vez y para siempre

Con la distinción del observador:  

- abrimos la posibilidad de observar el tipo de observador que somos.

- abrimos la posibilidad de intervenir positivamente en el proceso de transformación de este observador

 d. No sabemos como son las cosas.

  “Solo sabemos cómo las observamos o como las interpretamos”

Vivimos en mundos interpretativos

 

e. Ver lo que se observa

Hay tres afirmaciones que se definen como “falsas” en teoría de la comunicación.

Ellas son:

·       “lo que digo es lo que escuchas”

·       “lo que escucho es lo que dices”

·       “lo que veo es lo que ES”.

  Uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha

Diferentes tipos de conversaciones

 Diferentes tipos de conversaciones

  • Formal (dentro de los procesos de producción y el organigrama de una organización).
  • Informal (conversaciones de “pasillo”).
  • Privada (a lo interno de la organización -empresa).
  • Pública (hacia la sociedad).
  • Personal (hace referencia cuando dos personas conversan sobre asuntos privados).
  • Público (conversaciones grupales y colectivas).
  • Privadas y Públicas (Cuando estamos conversando con alguien, normalmente estamos en dos o más conversaciones a la vez).

o   Por un lado estamos en la conversación pública que mantenemos con la otra persona.

o   Por otro lado estamos también en una conversación privada con nosotros mismos en la que, por lo general, enjuiciamos lo que sucede en la conversación pública.

o   Mucho de lo que pensamos y sentimos y que forma parte de nuestra conversación privada, no lo decimos en la conversación pública pues consideramos que ello podría molestar al otro o comprometer lo que procuramos alcanzar en ella.

o   Filtramos lo que forma parte de nuestra conversación privada y lo hacemos normalmente en forma automática.

El poder de la palabra

En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.

1. Dijo Dios: “Haya luz y hubo luz”. Dios vio que la luz era buena…

2. Dijo Dios: “Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe.

3. Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un sólo…

4. Dijo Dios: “Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y...

5. Dijo Dios: “Haya luceros en el cielo que sepárenle día de la noche…

6. Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen…

7. Dijo Dios: “Produzca la tierra viviente según sus especies…

8. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…

9. Dijo Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas…

Así estuvieron terminados el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos. (Génesis, Antiguo Testamento).

Las conversaciones participan en la construcción de nuestras identidades, en la formación de nuestras relaciones personales, en la creación de posibilidades y de futuros diferentes. Nuestras competencias o incompetencias conversacionales nos constituyen en el tipo de ser humano que somos y ello condiciona el tipo de vida que nos cabe esperar dentro del equipo

Gran parte de las dificultades que se generan entre las personas obedecen a que no decimos lo que pensamos, porque no nos damos cuenta de lo que sentimos o porque somos incapaces de transmitir lo que sentimos para que otras personas puedan escucharlo del modo apropiado.

El lenguaje, es uno de los componentes básicos de toda conversación en los equipos y organizaciones.

Lejos de ser pasivo y descriptivo, es activo y generativo.

El lenguaje no sólo nos permite hablar “acerca de las cosas” sino que, al ser generativo, “hace que las cosas sucedan”.

El lenguaje, por su carácter generativo y transformador, crea realidades y nos posibilita diseñar futuro.

El lenguaje dirige nuestro pensar hacia direcciones específicas y crea nuestra realidad al potenciar o limitar nuestras posibilidades. La habilidad de usar el lenguaje con precisión es esencial para una comunicación efectiva. Creamos el mundo que llamamos real a través de nuestras palabras – nuestras conversaciones, símbolos, metáforas e historias. Las palabras son más que vocablos, instrumentos de retórica o conductos de información; son formativas al guiar la manera en que las personas construyen el mundo, son los recursos que guían como de hecho viven sus experiencias.

En las conversaciones creamos el mundo en sociedad que luego experimentamos como normal y real. Y creamos el mundo a través de las palabras que usamos. Cada vocablo identifica y valida cierto tipo de acciones. Las palabras emergen dentro de un contexto de intercambios interpersonales. Se forjan compromisos, se forman relaciones, se negocian futuros, todo ello basándose en las palabras disponibles y en los tópicos que se vuelven el foco de la conversación. Esto es lo que se dice cuando se afirma que “las palabras crean mundos”. Una sola palabra nunca es una sola palabra, sin un nexo a una visión del mundo. Por tanto, alterar el vocabulario cotidiano en un sistema social tiene poderosas consecuencias posibles.

Cuando el lenguaje empieza a cambiar, un mundo entero de posibilidades se abre. Detrás de esto existe una dinámica social poderosa y sutil. Las palabras que se usan guían en lo que hacemos foco y por cierto que guían también cómo interpretamos nuestras experiencias y los eventos. Las palabras no son neutras, no son inocentes, siempre son el producto de relaciones humanas. Eso cambia la forma en que pensamos acerca del lenguaje. Las formas que hablamos, las palabras que disponemos, las herramientas que nos ayudan a construir y vivir el mundo.

Esto implica que cuando creamos nuevas historias, nuevas metáforas y nuevo lenguaje, estamos cambiando el tejido mismo de la sociedad. Requerimos pensar las palabras como acciones, como herramientas poderosas que hacen cosas. En consecuencia, es muy importante considerar lo que afirma Wittgenstein “los límites de mi vocabulario son los límites de mi mundo”.

En síntesis las conversaciones que mantenemos determinan nuestras relaciones. Lo que hablamos y escuchamos, lo que nos decimos a nosotros mismos, determina el mundo de acciones que es posible para nosotros. Por ello el desarrollo de nuestras competencias conversacionales puede llevar a nuestra vida mayor efectividad y bienestar.

Pido y recibo

 Pido y recibo.

Si pido poco obtengo poco.
Si pido mucho recibo mucho.
No es difícil.
Sólo pide y a su tiempo recibirás.
Pide un salario mínimo y eso tendrás.
Pide un millón de dólares y a su tiempo lo tendrás.
Todo surge de la Gran Mente.
Allí están todos los pensamientos.
Cuando pides al Gran Poder estás activando esos pensamientos.
Tienes el poder de activar cualquier pensamiento.
Como cuando activas una semilla para que germine.
Activas una semilla de alfalfa o una semilla de mostaza.
El tratamiento es el mismo.
Le pones agua, la cuidas y le das tiempo.
Hay una semilla llamada salario mínimo.
Hay una semilla llamada un millón de dólares.
Hay una semilla llamada fibromialgia incurable.
Hay una semilla llamada salud infinita.
Hay una semilla llamada "imposible".
Hay otra que se denomina "todo lo puedo porque el Poder Supremo me asiste".
La inteligencia infinita impregna todas las cosas.
Tu eres inteligencia infinita y puedes activar cualquier pensamiento.
Los pensamientos en la cabeza de un magnate, son diferentes a los pensamientos en la cabeza de un mendigo.
Los pensamientos del presidente de un gran equipo de fútbol son diferentes de los del presidente de un equipo que está a punto de bajar a la "B".
Eres grande porque no puedes separarte de la grandeza que te ha dado la vida.
Pero si eliges semillas de pobreza.
No culpes al Supremo.
Que te ha dado la libertad.
Cambia tus pensamientos.
Y conviértete en una gran estrella.
Porque también fuiste un pensamiento y luego una semilla.

-Martín Macedo-