El aforismo *"Cuando juzgas, solo hablas de ti"* encierra una profunda verdad psicológica y ética. Cada juicio que emitimos sobre los demás funciona como un espejo que revela más sobre nuestras propias limitaciones, prejuicios y valores que sobre la realidad del otro. Esta idea encuentra eco en pensadores como Carl Jung, quien afirmaba que "lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma".

Los Seres Humanos somos RESPONSABLES ABSOLUTOS -causa- de todo lo que generamos - recibimos- lo que suma y lo que resta en éste aquí y ahora a partir de quién estamos siendo o de quien hemos sido. Vamos a generar un tipo de vida si creemos que los resultados que recibimos tienen que ver con razones ajenas a nosotros y un tipo de vida diametralmente opuesta si comprendemos y tenemos certeza de que nada es por que sí y que el secreto para generar eventos que sumen, está en ser INTEGRO.
viernes, 16 de mayo de 2025
"Cuando juzgas, solo hablas de ti"
El acto de juzgar surge con frecuencia de una proyección inconsciente: atribuimos a los demás aquello que no hemos reconciliado en nosotros mismos. Por ejemplo, quien critica con dureza la "falta de disciplina" de otro puede estar reflejando su propia lucha interna contra la procrastinación. Así, el juicio se convierte en un mecanismo de defensa, una forma de distanciarnos de aspectos que nos resultan incómodos.
Desde una perspectiva ética, este planteamiento invita a practicar la humildad epistemológica: reconocer que nunca tenemos acceso completo a la historia, motivaciones o circunstancias ajenas. Como sugería Sócrates, la verdadera sabiduría comienza al admitir nuestra ignorancia. En lugar de juzgar, la filosofía propone observar, preguntar y, sobre todo, escuchar. ¿Qué pasaría si convirtiéramos cada juicio en una oportunidad para autoexaminarnos?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario