sábado, 29 de agosto de 2020

Cuando tu cambias, todo cambia

Cuando....Tu cambias, todo cambia.
Cuando dejas de sentir carencias, todas las cosas vuelven a tí.
Cuando dejas de pelearte con el mundo, todos se acercan para hablarte de amor.
Cuando te aceptas, te transformas.
Cuando te atreves a intentar lo nuevo, desaparecen los condicionamientos y el mundo te sorprende.
Cuando te vuelves blando como el agua, penetras todos los poros de la tierra.
Cuando dejas ir lo que no es para tí, ese vacío atrae lo que realmente te pertenece.
Cuando te pierdes, te encuentras.
Cuando te decides, esa determinación encuentra a quién eres, y te susurra lo que quieres.
Cuando renuncias a la guerra, ganas la paz.
Cuando aquietas tu mente, todo un universo se pone a tus pies.
Cuando dejas de apresurarte, todo se acerca hacia ti.
Cuando dejas de querer controlar, el mundo se acomoda a sí mismo.
Cuando aceptas los cambios y la incertidumbre, dejas de sufrir y logras tus metas.
Cuando te vuelves humilde ,el mundo te pertenece.
Cuando te encuentras a ti mismo, cesa la búsqueda y alcanzas tus sueños.

Emancípate emocionalmente de tu entorno

El segundo paso para poder reinventarnos profesionalmente consiste en liberarnos de la influencia psicológica de nuestros padres para seguir nuestro camino.
El segundo paso para reinventarnos profesionalmente consiste en emanciparnos emocionalmente de nuestro entorno social y familiar. Y esto pasa por liberarnos de la influencia psicológica de nuestros padres. Lo cierto es que la mayoría de adultos sigue buscando la aprobación de papá y mamá, un estado de dependencia que les impide emanciparse económicamente de Papá Estado, Mamá Corporación y el Tío Gilito de la Banca. Así, la relación que mantenemos inconscientemente con nuestros progenitores condiciona la que establecemos a nivel consciente con la sociedad.
Prueba de ello es que muchas personas nos limitamos a seguir el camino determinado por el entorno social en el que hemos nacido y nos hemos educado. Y en vez de escucharnos a nosotros mismos, nos dejamos arrastrar por la opinión de la mayoría, convirtiéndonos en un sucedáneo de quienes verdaderamente somos. No en vano, la mayoría de padres están dispuestos a hacer cualquier cosa por sus hijos, menos dejarles ser ellos mismos.
Sin embargo, el fin de la Era Industrial ha dado paso a una nueva era con sus propias reglas de juego, muy diferentes a las que estamos acostumbrados. De ahí que para obtener nuevos y mejores resultados en el ámbito laboral y económico, sea necesario experimentar un «cambio de paradigma». Es decir, un profundo cambio de mentalidad, aprendiendo a relacionarnos con el sistema de una manera mucho más madura, independiente y responsable.
Por más adultos que parezcamos, en nuestro interior hay un niño herido que sigue anhelando el apoyo, el cariño y la aprobación de papá y mamá. Ese «niño interior» -completamente hambriento de amor- muchas veces nos lleva a boicotearnos, eligiendo un camino laboral que tenga salidas profesionales en detrimento de la senda vocacional que nos apasiona. O que nos garantice el reconocimiento social a costa de nuestra satisfacción personal.
Para poder tomar decisiones profesionales libre y conscientemente hemos de hacer algo extraordinario: matar a nuestros padres con el cuchillo del amor. Se trata de una metáfora que conlleva realizar una serie de aprendizajes, como por ejemplo dejar de culpar a nuestros progenitores por todo lo que no marcha bien en nuestras vidas. No en vano, muchos adultos siguen peleados con sus padres, culpándoles de sus inseguridades, carencias y frustraciones. Sin embargo, la verdad es que nada ni nadie puede hacernos daño emocionalmente sin nuestro consentimiento. La raíz de nuestras perturbaciones no se encuentra en lo que pasa, sino en lo que interpretamos acerca de lo que pasa.
La paradoja es que es imposible estar en paz con nosotros mismos si seguimos en guerra con nuestros padres; y no podemos estar en paz con nuestros padres si seguimos en guerra con nosotros mismos. Emanciparnos emocionalmente pasa asumir que cada ser humano es responsable de su felicidad y de su sufrimiento. Por ello, en vez de esperar que nos apoyen, nos comprendan o nos quieran, empecemos por apoyarlos, comprenderlos y amarlos nosotros a ellos. Si realmente queremos cortar el cordón umbilical emocional con nuestros padres, hemos de reconocer que no necesitamos nada de ellos para ser felices. Principalmente porque la verdadera felicidad reside en nuestro interior.
ATRÉVETE A VIVIR TU VIDA
“Tu tiempo es limitado. No lo malgastes viviendo la vida de otros.”
(Steve Jobs)
En la medida que vamos realizando este trabajo interior, llega un día en que nos damos cuenta de que el auténtico problema de nuestra existencia está provocado por nuestro egocentrismo. De hecho, madurar implica dejar de vernos como el ombligo del mundo. Es entonces cuando -al salir de nosotros mismos- empezamos a ver la realidad como realmente es, y no como consideramos que debería ser. Y gracias a esta nueva perspectiva, nos convertiremos en adultos independientes y autosuficientes. Ya no esperamos que los demás sacien nuestras necesidades, satisfagan nuestros deseos, cumplan nuestras expectativas y resuelvan nuestros problemas.
De pronto somos capaces de ver al ser humano que hay detrás de las etiquetas «mamá» y «papá». Así es como podemos desapegarnos de ellos, dejando de tomarnos como algo personal sus actitudes y comportamientos. Es fundamental no olvidar que ellos también fueron niños y que probablemente carguen con una mochila emocional mucho más pesada que la nuestra. Si investigamos acerca de su infancia y del tipo de relación que tuvieron con sus padres, verificaremos que sus circunstancias existenciales fueron bastante más adversas que las nuestras. Esta revelación despierta una compasión sincera hacia nuestros padres, la cual nos permite perdonarlos para liberarnos de la culpa y el rencor.
Al igual que nosotros, nuestros progenitores lo han hecho lo mejor que han sabido en base a su nivel de consciencia y a su grado de comprensión. Sus motivaciones jamás han estado guiadas por la maldad, sino por la ignorancia y la inconsciencia. Por más errores que hayan cometido, cabe recordar que nadie nos enseña a ser padres. Criar hijos es la experiencia más desafiante de la vida. Y por más que te lo expliquen es imposible saberlo hasta que lo vives en carne propia. Así, madurar pasa por empezar a valorar y agradecer todo lo que nuestros progenitores han hecho por nosotros, dejando de quejarnos y culparles por sus equivocaciones.
Lo cierto es que no hemos tenido los padres que queremos, si no los que hemos necesitado. ¿Para qué? Pues para pasar por nuestro infierno personal, tocar fondo, iniciar una búsqueda interior, despertar y descubrir quienes verdaderamente somos. Por lo tanto, en vez de acumular quejas y rencor sobre nuestros progenitores por cómo nos trataron, aprovechémoslos para ir más allá del ego y poder así reconectar con el ser. Solo entonces concluiremos que no cambiaríamos nada de nuestra infancia. Más que nada porque verificamos que fue perfecta tal como sucedió para que hoy seamos el adulto en el que nos hemos convertido gracias al proceso de autoconocimiento realizado.
En la medida en que nos emancipamos emocionalmente de nuestros padres y, por ende, de nuestro entorno social y familiar, de pronto nos sentimos mucho más libres para seguir nuestro propio camino en la vida. Y para escoger un camino vocacional que honre nuestra singularidad como seres humanos, sin importar lo que la gente pueda pensar de nosotros. Fruto de esta libertad interior, descubrimos que el verdadero éxito es ser felices y vivir de forma auténtica, trabajando en algo que nos apasione, que sea útil y que tenga sentido.
Borja Vilaseca

jueves, 27 de agosto de 2020

Námaste

Námaste es una expresión de saludo de Asia del sur originario de India. Se usa en varias tradiciones budistas así como en numerosas culturas en Asia, tanto como el hola y el adiós del idioma español, para saludar, despedirse, pedir, dar gracias, mostrar respeto o veneración y para rezar. Normalmente se acompaña por una inclinación ligera de la cabeza hecha con las palmas abiertas y unidas entre sí, ante el pecho, en posición de oración. En India, el gesto se acompaña a veces con la palabra námasteProviene del sánscrito namas: ‘reverencia, adoración’, y te (dativo del pronombre personal tuám: ‘tú, usted’): ‘a ti, a usted’ («te reverencio a ti»).

En la novela The journey of the fool (el viaje de los tontos), de Fady Bahig, el gurú ficticio Sri Bakashānanda explica el sentido de námaste:
Significa ‘yo saludo a la luz de Dios que está en ti. De hecho, significa que la luz de Dios en mí saluda a la luz de Dios en ti. Pero tú sabes que no hay ninguna diferencia entre la luz de Dios que está en mí y la luz de Dios que está en ti. Y ya que los saludos solo se realizan entre dos entidades separadas, para nosotros sería mejor no hablar en absoluto de saludos, sino decir que la luz de Dios en nosotros celebra su presencia eternamente en nuestros corazones.
Fady Bahig

Rincones nostálgicos en la era "pandémica"

Ya lo mencioné en notas anteriores. La situación que está transitando la humanidad actualmente y en particular nuestro país y cada uno de nosotros me está permitiendo agregar valor a mi vida en muchos aspectos. Uno de ellos es la re conexión con espacios, paisajes y aromas que se encontraban en pausa desde mi niñez y juventud que, producto de las largas caminatas barriales las vuelvo a descubrir y disfrutar. Solo a modo de ejemplo mencionaré algunas.

- La casa y la cuadra de mi naci-miento cuyo frente daba a la calle orinoco y los fondos a la playa honda, en Malvín. 

- La bajada de material ubicada en la playa honda frente a la calle Missouri, junto a la escalera que tantas veces bajamos con mi mamá y con tantas personas que fueron parte de mi vida.
- Algunas de las calles de Malvín: Orinoco, Michigán, Estrazulas, Rivera (en mi época Lugo) donde generé tantas aventuras y travesuras de niño y adolescente. 
- La casa donde viví desde los tres meses hasta los 24 años cuando decidí co-fundar junto a un grupo de amigos la Comunidad de Vida Cristina ubicada en un predio cercano a la ciudad de Pando.
- La casa y los espacios en donde vivían muchísimos amigos y generamos juegos y encuentros en mi infancia y juventud. 
- La casa frente a la de mis padres en Missouri donde una noche llegando a mi casa siento una balecera y un auto que pasa a toda velocidad. Después supimos que uno de los que vivían en esa casa (Julio) estaba vinculado a los tupamaros. 
- La casa de mis padrinos ubicada en Missouri y Orinoco y posteriormente se mudaron a una casa en la esquina de Missouri y Estrázulas.
- Yendo de mi casa junto a mi hermano Guillermo por la calle Missouri nos encontramos en la bajada de un auto de una casa cerca de donde vivían mis padrinos un billete de 5 pesos pudiendo compara muchas cosas propia de dos niños. 
- La casa de mis tíos y primos (todos fallecidos) que queda enfrente a las de mis padres (obviamente fallecidos).
- La casa de varios amigos de la infancia que actualmente pertenecen a otras personas. Las observo y me veo caminando con ellos o jugando a algún juego  en la vereda por ejemplo la bolita.
- La Parroquia de Lourdes en Malvín donde participe durante mas de 20 años de la Asociación de Scouts Católicos del Uruguay a través de todas las etapas metodológicas de su propuesta (Lobatos, Scouts, Pioneros, Rovers). 
- Colegio y Liceo Lourdes de Monjas donde siendo un niño de un poquitos años fui alumno del "jardín  de infantes". 
- Los salones de la Parroquia Malvín "Nuestra Señora de Lourdes" donde funcionaba jardinera de la Mannais y que participé en el 2 do año. 
- La impactante Escuela Experimental de Malvín cuyo método pedagógico era referente de la educación en el país. 
- El primer "beso" con mi primera "novia" en tercer año de escuela en los portones del salón de actos de la Experimental. 
- La esquina donde se ubicaba el legendario RODELU (República Oriental del Uruguay) y hoy están finalizando un semejante edificio que ocupa toda la esquina y las calles laterales. 
- El club Malvín totalmente transformado desde aquellos galpones de las décadas del 50 y 60 a lo que es hoy un centro deportivo moderno. 
- El super mercado Disco, referente para las compras diarias de las familias malvinenses.
- La panadería ubicada en Rivera y Missourí, donde concurríamos diariamente por el rico pan y eventualmente los bizcochos.
- El parque Rivera (antiguamente Parque Durandau) donde se puede pasear por un gran bosque de pinos y eucaliptos con un lago en el medio.
- Cada roca de las playas Malvín, la honda, la de los ingleses, etc. que oficiaban de protección del viento o de respaldo para un cómodo asiento expuesto a los rayos del sol.
- El Molino de Perez con tantas y tantas historias vividas en sus paredes de piedra, o en su pequeño lago de niño y joven. 
- El liceo 10 de "arriba" (le llamábamos de arriba porque estaba ubicado en una de las esquinas de los cuatro vientos)ñ
- El liceo 10 de la playa (porque se encontraba frente a la playa Malvin y el cine (ahora desaparecido) de la playa. 
- La calle Rio de la Plata donde vivían varios amigos de la infancia y adolescencia. 
- La calle Grito de Gloria en donde se ubicaba el colegio y liceo la Menais y que participé hasta tercer año de escuela hasta que me cambiaron a la Escuela Pública y que actualmente hay edificios y grandes casas.
- A este centro educativo me trasladaba desde mi casa en Malvín calle Missouri 1612 en los micros de Amdet que pasaba por la puerta de mi casa y tocaba bocina para que yo subiera. Este lo hacía por missouri hacia la rambla y doblaba en caramburú hasta grito de gloria que era el unico pasaje posbile ya que la calle Rivera llegaba hasta Gallinal, la frontera entre Malvín  y Punta Gorda. 
- Las casas de Carlos Díaz y Gustavo Camps amigos y compañeros en la Asociación de Scouts Católicos ubicada en la calle Legrand esquina Amazonas. 
- Una casa de dos pisos en la calle Amazonas y Aconcagua que aún mantiene el recuerdo de una balacera en épocas de dictadura.
- La cuadra en donde fue detenido y baleados un grupo de tupamaros entre ellos Mujica, en nuevo Malvín en la calle Yacó.
- La casa de un militar (obviamente ya muerto) de la dictadura que en oportunidad de una reunión con él un domingo a la mañana mientras cortaba el césped de su casa y reunidos en el comedor alrededor de una mesa no dice muchas cosas cual de ellas más terribles, entre otras: yo no mate directamente pero mande matar...cuando se de vuelta la tortilla seré colgado en una plaza pública...entre otras cosas tremendas que nos compartió esa mañana de domingo.
- El lugar donde actualmente vivo, en un edificio de 14 pisos, se encontraba una estación de servicios Ancap.


La verdadera enfermedad está en el interior

Uno de mis estudiantes del programa de consultores me pregunta sobre la curación de los tumores malignos y me pide mi opinión.....estas son sus palabras:
"En qué momento podríamos decir que el cáncer está curado? Luego de una dieta macro, si deja de expandirse, cuánto puede tardar en contraerse y desaparecer? Sé que no hay un tiempo exacto, pero cómo podemos saber si el cáncer desapareció? "
Y esta es mi respuesta:
Si buscamos la evidencia de la cura en el plano del cuerpo físico nunca estaremos completamente seguros de si la enfermedad está curada, ya que siempre quedará la duda sobre si se habrán "escapado" algunas células malignas que se hallan ocultas y preparando un nuevo ataque.
Por ese motivo los médicos convencionales que se basan en evidencias físicas adicionan quimioterapia a una cirugía exitosa o no, ya que siempre está la duda sobre si el 100% de las células han sido eliminadas del cuerpo.
Nunca existe una certeza (fe) ...más bien existe el miedo de la recidiva y por esa razón una vez aplicado el protocolo completo de erradicación del cáncer, el paciente debe acudir periódicamente a hacerse nuevos controles porque el miedo sigue allí.
El cáncer se fue pero el miedo sigue.
Entonces no se ha curado nada.
Solamente se han removido temporalmente los efectos, las manifestaciones del caos interior.
La verdadera enfermedad está en el interior aunque no se haya manifestado.
El miedo, la inseguridad, la obsesión fija en la posibilidad de que retorne son indicadores de enfermedad activa.
Porque el cáncer es sólo un caos biológico que está traduciendo un caos mental y emocional.
Una mente sin control, emociones tóxicas constantes, creencias de autodesprecio y hábitos alimenticios también tóxicos, porque "como es adentro es afuera".
La cura profunda acontece en el alma....la persona comprende su grandeza, su origen divino y decide amar y respetar su cuerpo y mente, cambiando profundamente su estilo de vida y encontrando su misión en la vida.
Y entonces considerará a su cura como un despertar espiritual, un paso imprescindible para disponer de la fuerza y la energía para triunfar en su propósito vital.
Cuando se cambia el estilo de vida con ese nivel de profundidad, el tumor o tumores dejan de crecer y seguirán un tiempo allí en forma de recuerdo de un pasado que quedó atrás y poco a poco el organismo irá disolviendo ese cúmulo de tejidos inútiles porque ocupan un espacio destinado a los tejidos saludables.
Pueden seguir un tiempo allí, y no nos deberían inquietar porque sabemos con una fe inquebrantable que sin alimentos de baja calidad no existe ninguna posibilidad de despertar al cáncer.
Cuando las personas no tienen un propósito vital, su único deseo es la gratificación sensoria y por ello comer cosas ricas y tener sexo pasan a ser los principales intereses en su vida.
De esa forma el segundo nivel de juicio crea el ambiente espiritual ideal para el surgimiento de la enfermedad degenerativa.
Y curar ese bajo juicio debería ser el principal propósito de un buen consejero macrobiótico.
De otra forma sólo será un buen dietista.
Y todos sabemos que las dietas tarde o temprano terminan por quebrarse.

-Martín Macedo-

El científico y la crisálida de mariposa (cuento filosófico)

Este cuento filosófico trata de cómo conocerse a uno mismo y cambiar de actitud se asemeja al doloroso proceso por medio del cual una larva se adentra en una crisálida para convertirse en mariposa.
Un eminente científico paseaba por el campo, aburrido, sin nada que hacer. De pronto se encontró un capullo de mariposa posando sobre la rama de un árbol. Al acercarse, el hombre se dio cuenta de que la mariposa estaba luchando para poder salir a través de un diminuto orificio. Tras un buen rato observando la crisálida y viendo que el insecto no conseguía abrirse paso hacia el exterior, el científico decidió ayudarle a solucionar dicho problema.
Seguidamente cogió el capullo con delicadeza y lo llevó a su casa. El hombre estaba realmente excitado. Jamás había visto nacer a una mariposa. ¡Y mucho menos habiendo sido él quien lo posibilitara! Al poner la crisálida bajo la lente de su microscopio, pudo corroborar su primera impresión: el cuerpo del insecto era demasiado grande y el agujero, demasiado pequeño. Además, era evidente que algo andaba mal, pues la mariposa estaba sufriendo. Preocupado por el insecto, el eminente científico fue a buscar unas tijeras. Y tras hacer un corte lateral en la crisálida, la mariposa pudo salir sin necesidad de hacer ningún esfuerzo más.
Satisfecho de sí mismo, el hombre se quedó mirando a la mariposa, que tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas, débiles y arrugadas. Le acababa de salvar la vida. O al menos eso creía. Seguidamente el científico comenzó a acariciar al insecto, esperando que en cualquier momento el cuerpo de la mariposa se contrajera y desinflara, viendo a su vez crecer y desplegar sus alas. Estaba ansioso por verla volar. Sin embargo, debido a su ignorancia –disfrazada de bondad–, aquel eminente científico impidió que la restricción de la abertura del capullo cumpliera con su función natural: incentivar la lucha y el esfuerzo de la mariposa, de manera que los fluidos de su cuerpo nutrieran a sus alas para fortalecerlas lo suficiente antes de salir al mundo y comenzar a volar. Sus buenas intenciones provocaron que aquella mariposa muriera antes de convertirse en lo que estaba destinada a ser.
Cuento extraído del libro ‘Aplícate el cuento’, de Jaume Soler y Maria Mercè Conangla.
Borja Vilaseca

Hay una proporción que se debe observar para lograr la salud infinita

Hay una proporción que se debe observar para lograr la salud infinita.
Una proporción de yang.
Una proporción de yin.
Si una de estas fuerzas se sale de su proporción es como una sangre diluida (anemia) o una sangre demasiado viscosa (trombosis).
La gente se preocupa por las vitaminas, las proteínas y las grasas saludables.
Se hidrata y se suplementa con hierro y ácido fólico.
Pero sin tomar en cuenta las proporciones.
En la medicina oriental el cereal es el plato principal.
La proporción debe ser del 50, 60, 70% dependiendo del resultado que se quiera conseguir.
El plato secundario (vegetales, frutos secos, legumbres, pescado, fruta) debe tener un volumen menor.
Si se invierte la proporción es como errar en la proporción de agua que le pondremos a la masa para hacer el pan.
Si ésta es demasiado alta la masa no se podrá trabajar y el pan se convertirá en una pasta sin forma y sin volumen.
Si es demasiado baja, no se podrán mezclar ni combinar los diferentes ingredientes de nuestro delicioso pan.
Nuestro cuerpo es como esta masa de pan.
Si tiene demasiada agua o demasiada azúcar no podrá funcionar bien.
Cuando falla la proporción la naturaleza avisa.
Aparece la primer señal de falta de proporción: el cansancio.
Si no se corrige la falta de equilibrio, el cansancio se profundiza y aparecen señales más profundas de desequilibrio (dolor crónico) y enfermedades más serias.
Entonces algunos buscan curas en base a jugos vegetales crudos.
Y en vez de mejorar se sienten peor.
Porque sólo se enfocan en vitaminas, minerales y nutrición molecular u ortomolecular.
Pero no se toma en cuenta la energía yin yang, ni las proporciones de alimentos.
Y por eso no funcionan o lo hacen por un breve tiempo.
Ohsawa decía que éste es el "secreto médico de la macrobiótica".
El alimento principal crea el equilibrio energético más rápido que los otros alimentos.
Y por esa razón se los denomina "secundarios".
Intentar crear equilibrio sólo con secundarios conduce a una extrema yinnización.
Y por esa razón muchos veganos terminan incorporando proteínas animales luego de un éxito inicial que termina en un profundo desequilibrio.

-Martín Macedo-