lunes, 3 de mayo de 2021

Quienes crearon la crisis son más ricos y poderosos que nunca

 En la oficina de Chomsky en el em –ai – ti, como en Estados Unidos se conoce al prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts, en la localidad de Cambridge, trabajan dos personas, Beverly y Anthony. También hay un perro. ¿Será de Chomsky? Al fondo, está su despacho. Una luz baña una planta que alguien cuida con esmero. El legendario profesor convive con una suntuosa montaña de papeles que sepultan la mesa. No parecen papeles olvidados: da la impresión de que trabaja en todos esos documentos al mismo tiempo. Nos sentamos en una mesa redonda, al lado de su escritorio. Parece ser la de las visitas. Ésta está prácticamente desnuda, nada tiene nada encima, a excepción de un par de vasos de agua. Chomsky sonríe con una amabilidad inmensa. Nos deja claro que no tiene ninguna prisa.

Hablamos sobre los mercados y la crisis que ha convulsionado el mundo. Ya se han escrito miles de libros y un número incontable de artículos periodísticos sobre el tema, se han realizado decenas de documentales y unas cuantas buenas películas, incluso se ha llevado a escena alguna obra de teatro. Pero el debate continúa y queremos saber cuál es la visión del más célebre y crítico pensador de Estados Unidos.

«Me asombró que los economistas no pudieran verlo. Había una gran burbuja inmobiliaria. Quizá existían mil billones de dólares de dinero completamente falso. No había base. Los precios de las casas subían más allá de cualquier regla básica. Pero los economistas estaban tan cautivados con las hipótesis del mercado eficiente que no pudieron ver lo que se avecinaba. En las transcripciones de la Reserva Federal de 2007, se puede leer que los economistas dijeron que si había un problema con las viviendas, el mercado se encargaría de ello. Pero no lo hizo. Y en países como España fue mucho peor que aquí. En 2007 a España le iba muy bien. Tenía un presupuesto equilibrado. No había un gran déficit. Pero los bancos españoles se volvieron locos, aunque eso pasaba en todo el mundo por entonces. No sólo han sido los bancos españoles, también los alemanes y los prestamistas, que comparten esa responsabilidad».

Y dónde queda entonces la responsabilidad del ciudadano: ¿no vivíamos los españoles, como tantas veces se ha dicho, por encima de nuestras posibilidades? Chomsky levanta un poco la barbilla y desaprueba la afirmación que subyace en la pregunta. «No. La gente vive con lo que tiene. Si usted tiene una casa y el precio se pone por las nubes, usted va a pensar que es pudiente. A menos que investigue más allá de lo que pueden investigar los economistas o la Reserva Federal. Pero no se puede esperar eso de una persona que está trabajando ocho horas al día», argumenta.

Errores del sistema

«Los economistas estaban tan cautivados con las hipótesis del mercado eficiente que no vieron lo que se avecinaba»

Chomsky pone el foco en el sistema financiero internacional.«Los bancos españoles, los alemanes, los ingleses, todos participaron. Se volvieron locos. Era un disparate. Con los préstamos, las inversiones. Hubo todo tipo de euforias ante la magnificencia de los mercados. Y por supuesto llegó un momento en el que todo se estrelló. Cuando ocurre esto, lo que pasa es que se rescata a quienes lo han provocado. Se salva a los bancos y el pueblo paga cuando no es responsable. Como ya he dicho, no son sólo los bancos españoles. Estuve en Irlanda hace un par de años, y tenían un gran entusiasmo por convertirse en el país más rico del mundo. Cuando fui a Islandia pasaba lo mismo: también querían ser el lugar más rico del mundo. En Islandia, que es casi el único sitio donde no se rescató a los bancos, obligaron a los acreedores a pagar. A los bancos no les gustó, de hecho intentaron sacar a Islandia del sistema internacional. Pero, en España o en Irlanda, los autores de la crisis han sido rescatados. Aquí también. Y ahora los que han creado esta crisis son más ricos y más poderosos que nunca. El Gobierno anunció, a través del Departamento de Justicia, que no van a juzgar a uno de los mayores bancos en el mundo, HSBC, del que se ha descubierto que estaba lavando dinero procedente de drogas y terrorismo. Usted y yo estaríamos en la cárcel para siempre. Pero, con ellos, han dicho que eso de está bien, habéis ganado, sois demasiado grande para ser juzgados. Y la gente es la que paga».

Austeridad total

Chomsky se suma a esa corriente de pensamiento que cree que la medicina de la austeridad acabará por minar la salud del paciente. «La troika cumple una función ante la presión del Bundesbank [banco federal alemán] de imponer políticas que son totalmente destructivas. Estas políticas de austeridad en la época de la recesión no tienen sentido ni para la economía ni para la sociedad. Va a evitar el tipo de crecimiento que podría sacarnos progresivamente de la crisis. El caso más dramático es Grecia, un país que prácticamente se está destruyendo».


«Los bancos españoles, los alemanes, los ingleses, todos participaron. Se volvieron locos».

Chomsky reflexiona también sobre la situación que atraviesan los países del Sur de Europa y se aleja de quienes defienden una salida de la eurozona dado que, en su opinión, «tendría un gran coste» para todos. «Una opción menos extrema sería que los países de la periferia, los que más están sufriendo realmente -Grecia, España, Irlanda, Portugal, quizá Italia- se consolidasen de alguna manera. Que se conviertan en un grupo de presión para cambiar las políticas y conseguir más estímulo. En 1953 la República Federal Alemana se encontraba en un caos total, se estaba derrumbando. Había  deuda, no había producción. Y recurrieron a Europa para que les rescatase. Europa lo hizo. Se convirtieron en un país rico. Ocurrió, de nuevo, algo parecido durante la unificación».

El diagnóstico está claro: el sistema ha sufrido los excesos de la banca. Y la medicina –según Chomsky- no puede ser la austeridad total.¿Hacia dónde deben dirigen entonces las democracias liberales? ¿Cuál es el modelo que debemos construir? «La primera pregunta que debemos hacernos es si realmente vivimos en un sistema capitalista. Existe una mezcla de sistema de mercado e intervención del estado. A veces, esta intervención es masiva. Algunas de las intervenciones son tan obvias que no se nos pueden escapar, como es el caso del rescate a los bancos. Si miramos los años 50 y los 60, durante el gran período de crecimiento, no había crisis financiera. Por un motivo: las regulaciones del New Deal tenían otra misión social, es decir, los bancos eran bancos, lugares donde se ponía el dinero y se lo prestaban a terceros. Funcionaba. Pero no había bancos internacionales. Cambió mucho en los años 70. Entonces, los bancos se convirtieron en su mayoría en lugares como Goldman Sachs o JP Morgan. Es decir, tenían –y tienen- depósitos pero la mayor parte de su actividad consiste en jugar con el dinero. Además, saben que son demasiado grandes para caer. Lo saben. Eso incentiva el riesgo. Se multiplican transacciones arriesgadas para tener muchas ganancias. Y cuando se derrumban, arrastran todo el sistema con ellos. Y al final el contribuyente viene y te rescata. Eso es un seguro de accidentes. No sólo significa que pueden hacer lo que quieran, sino que consiguen mejores calificaciones de crédito porque las agencias saben que se les van a rescatar. Así, pueden conseguir préstamos más baratos y ganar mucho dinero con ello. Un estudio del FMI demuestra que los beneficios de los grandes bancos están conectados con las políticas publicas que protegen a esas entidades que son demasiado grandes para caer. Esto, finalmente, significa que los contribuyentes han pagado a estas instituciones para ayudar a destruir la economía. Y esto no es la ley de la naturaleza».

Una llamada a la acción

Durante la conversación el filósofo más prestigioso de Estados Unidos retrata las virtudes que, a su juicio, han tenido los movimientos ciudadanos que han surgido por todo el mundo: desde la versión española y sus pioneros Indignados hasta la plataforma Occupy Wall Street en Estados Unidos. Todos estos movimientos se ha convertido en un gran agente de presión que demanda más transparencia.

«Antes de Occupy Wall Street la desigualdad no era un asunto en la agenda nacional»

«No creo que sea preciso decir que no funcionan. Creo que han provocado un efecto. Incluso las dictaduras -y no estamos hablando de dictaduras- tienen que prestar atención al ánimo popular. Ha habido una reacción. Como en España y en Europa. Y así el Banco Central Europeo se ha movido hacia políticas más constructivas. Es verdad que no son suficientes, pero ha habido algunas y creo que son, en buena parte, el efecto de movimientos como los IndignadosNo se puede eliminar el contrato social en Europa si hay suficiente presión. Y en Estados Unidos el movimiento Occupy tuvo un efecto significante: cambió el discurso nacional de forma radical. Antes de eso la gente sabía que había desigualdad, por supuesto, pero no era un asunto en la agenda nacional. Ahora todo el mundo tiene que hablar de ello. Afecta a las políticas. Y, por supuesto, estos movimientos están haciendo cosas de forma específica, como ayudar a la gente con los embargos».

Chomsky el iconoclasta

El lugar donde se celebra la entrevista, el Insti

tuto de Tecnología de Massachussets (MIT), es una institución que rezuma prestigio y por cuyo claustro han pasado nada más y nada menos que 79 premios Nobel. En este contexto, quizá el discurso iconoclasta que -junto a sus exitosas teorías semióticas- convirtieron Chomsky en una celebridad, sólo pueda entenderse como un intento de transformar el sistema desde dentro. Pocos altavoces en el mundo académico internacional son tan poderosos como el MIT y ni que decir tiene que el profesor es perfectamente consciente de ello.«Hay mucha ironía en cómo funciona todo esto. Recuerdo que durante los 80 se podría decir que Estados Unidos estaba en guerra con Nicaragua. Y yo tenía una hija allí, y era muy difícil ponerse en contacto con ella. Entonces estaba el precursor de Internet, llamado Arpanet, que era una red del Ejército. Alguien lo tenía en el MIT. Y así mi hija y yo nos pudimos comunicar gracias al Pentágono mientras Estados Unidos atacaba Nicaragua», señala Chomsky, cuyos alegatos antibelicistas –desde Vietnam hasta Irak- siempre prendieron como la pólvora entre la opinión pública y cuya primera misión dentro del MIT fue expandir un laboratorio de resistencia -«no de protesta, sino de resistencia», enfatiza- durante los años en los que precisamente el Pentágono era el principal financiador de esta Universidad.

Noam Chomsky

No te conformes con poco

 No importa cuanta maldad veas afuera. No importa cuánto miedo. Tampoco cuanta carencia, violencia o sufrimiento. Lo único realmente importante es conocer la mano que dirige la obra del teatro cósmico. Si tú te identificas con la película en vez de con el espectador, tendrás un sin fin de dificultades y reaccionarás tal cual un títere ante el contenido de cada función. Si es drama, te angustiarás. Si es de guerra, sentirás deseos de violencia. Si es romántica, terminarás sufriendo por amor.

Pero si una y otra vez te vuelves hacia adentro sacando toda atención del mundo exterior, sabrás que el drama de la vida sucede sólo en la superficie, mientras tú permaneces eternamente inafectado.

No te conformes con poco. Querrán hacerte creer que la vida es difícil, que hay que luchar y conformarse con lo que tienes porque hay quienes están en peores condiciones. ¡¡Más tú no te conformes con migajas!! Apunta a vivir en abundancia, en amor y en paz cada día de tu vida, entonces tarde o temprano sucederá. ¿No te das cuenta de que si hasta ahora no sucedió es sólo porque nunca tomaste la decisión ya que ni siquiera lo crees posible?

Comprende la gran diferencia que hay entre la aceptación y la resignación. Puedes vivir en el presente valorando y agradeciendo hasta el aire que respiras, pero no por eso debes olvidar quién eres realmente y lo que realmente te mereces. Tus anhelos deben ser realizados uno por uno. Cierra los ojos e imagina la vida que deseas vivir, ¡¡esa es la vida que te mereces!! ¡¡Esa es la vida que has venido a vivir!! Y no en un futuro, sino !!!AHORA!!!

¡¡Adelante!! ¡¡¡Con coraje, disciplina y decisión, avanza!!! ¡¡Avanza tal cual un león, sin miedo y con él ímpetu de un guerrero!!!. El mundo necesita tu paz, tus realizaciones y tu amor. ¡¡Vive la vida de un Dios!!! Sigue la Enseñanza. Sólo de esta manera podrás con tu inextinguible luz contagiar a aquellos corazones que continúan presos de la ilusión, el sufrimiento y la ignorancia!!!

-Lic. Fernán Makaroff-

Ricos pero pobres

 La sociedad occidental es presa de una perversa paradoja: nunca antes había sido tan rica a nivel material ni tan pobre a nivel espiritual. Y es que tenemos de todo, pero ¿realmente nos tenemos a nosotros mismos?

Desde la perspectiva del viejo paradigma, la materia es lo único que existe. Es decir, que la realidad está compuesta únicamente por lo que podemos experimentar a través de nuestros cinco sentidos físicos. De ahí que sólo midamos y valoremos los aspectos tangibles y cuantitativos que constituyen nuestro estilo de vida. Y cómo no, esta lista está encabezada por el dinero, que se ha convertido en el fin último de la existencia de la mayoría de seres humanos.

En paralelo, el triunfo de la filosofía del materialismo ha consolidado el Producto Interior Bruto (PIB) como la estadística económica más importante y fiable para medir el progreso y el desarrollo de un país. En esencia, se trata de una cifra que representa el valor total de la producción y la actividad económica realizadas por el conjunto de las instituciones públicas, las organizaciones privadas y la sociedad civil, incluyendo la renta y el consumo de las familias, la inversión de las empresas, el gasto de las administraciones estatales y las exportaciones nacionales.

Así, el PIB vendría a ser como el gran contable de cada país. De hecho, publica sus cifras de forma trimestral, permitiendo que los analistas obtengan el dato que más les interesa: la tasa de crecimiento. Y es que en el viejo paradigma la salud de una nación se valora en función de su expansión económica y financiera, la cual se mide a través de transacciones monetarias.

Por más sofisticado que sea este proceso de medición, el PIB no contabiliza la desigualdad económica de los habitantes de un país. Tampoco mide el impacto que tiene la economía sobre el bienestar emocional de los seres humanos y el medio ambiente. Lo irónico es que en el caso de que un país sufra una epidemia de gripe o sea víctima de diversos desastres naturales, todo el dinero invertido en vacunas y hospitales para curar a los ciudadanos afectados así como en equipos de rescate y de reconstrucción para paliar los efectos en las zonas afectadas, incrementará la estadística del PIB de dicha nación.

Debido a la influencia que tiene sobre nosotros el pensamiento materialista imperante, en general creemos que nuestra felicidad está vinculada con lo que hacemos y tenemos lo de afuera, marginando por completo lo que somos sentimos. Es decir, lo de adentro. De ahí que la sociedad contemporánea se haya edificado sobre cuatro pilares: el trabajo (como medio para ganar dinero), el consumo (como medio para obtener placer), la imagen (como medio para aparentar) y el entretenimiento, que nos permite temporalmente aliviar el dolor que nos genera llevar una existencia puramente materialista, en muchas ocasiones carente de propósito.

BÚSQUEDA DE ESTATUS Y RECONOCIMIENTO
“Estamos produciendo seres humanos enfermos para tener una economía sana.”
(Erich Fromm)

Además, al haber sido condicionados bajo la creencia de que valemos en función de lo que tenemos y conseguimos, solemos elegir profesiones orientadas a lograr estatus social y reconocimiento profesional. Esta es la razón por la que muchos dedican gran parte de su tiempo y energía a su trabajo; lo conciben como una carrera profesional tanto de velocidad como de fondo, relegando a un segundo plano el resto de dimensiones de su vida.

Para otros, estas metas externas no forman parte de sus prioridades cotidianas, con lo que en vez de vivir para trabajar, trabajan para vivir. Sus motivaciones laborales consisten en garantizar su seguridad y estabilidad económicas; perciben su empleo como un trámite para pagar las facturas. De ahí que se interesen especialmente en la cantidad que cobran a final de mes, así como en el horario que deben cumplir entre semana.

En estos dos casos, la función profesional se desempeña como un medio para satisfacer necesidades y deseos materiales. Es decir, que están orientadas a saciar el propio interés. Apenas tienen en cuenta la finalidad de dicha actividad en relación con el resto de seres humanos y la biosfera. Al negar su parte trascendente la que va más allá y a través de cada uno de nosotros, muchos terminan por reconocer que lo que hacen no tiene sentido.

Y dado que el trabajo ocupa casi un tercio de la vida, terminan por llevarse el malestar a casa. No en vano, dedicar ocho horas al día a actividades mecánicas carentes de creatividad suele potenciar y acentuar nuestra desconexión y nuestro automatismo. Debido a este proceso de alienación, estamos protagonizando una irónica paradoja: como sociedad tenemos más riquezas materiales que nunca, pero somos mucho más pobres espiritualmente. Frente a este contexto, la pregunta es inevitable: tenemos de todo, pero ¿nos tenemos a nosotros mismos?

Este artículo es un capítulo del libro El sinsentido común, de Borja Vilaseca, publicado en 2011.

domingo, 2 de mayo de 2021

Ley de la cosecha idéntica

 ¿Conoces la Ley de la cosecha idéntica?

Neville Goddard lo enseñó extensamente en la décadas de 1950-60 en EEUU.
Si siembras calabaza cosechas calabaza.
Si siembras maíz cosechas maíz.
Pero si siembras ortiga por mucho que te esfuerces no podrás cosechar sandías.
Entonces piensas....luché tanto y no obtuve lo que deseaba.
"La vida es injusta"....
Pero en la gran mente se siembran pensamientos.
Los pensamientos son semillas al igual que la semilla de sandía o de alfalfa.
Son paquetes de información, pequeños trozos de la inteligencia infinita.
Las semillas se ven porque son densas.
Los pensamientos no se ven porque son sutiles.
Pero operan de la misma forma.
La semilla cae en suelo fértil y si es cuidada con amor dará un fruto (resultado).
Las personas quejosas están sembrando...lo hacen durante años.
Las personas agradecidas están sembrando....es su estilo de vida.
Las personas que siempre se preocupan están sembrando negatividad, porque piensan constantemente en lo que no desean creyendo que así podrán encontrar una salida.
Las personas miedosas están sembrando grandes cantidades de semillas (visiones y emociones tenebrosas).
La Ley de la cosecha idéntica se asegura de que el que siembra amor recoja amor y el que siembra discordia obtenga conflictos.
Por esa razón, quien cambia su dieta para revertir una enfermedad pero sin entender de qué se trata....
Sigue sembrando las mismas semillas que lo enfermaron.
Sólo que ahora cambia la leche chocolatada por las croquetas de mijo.
Pero su conversación es la misma, sus niveles de culpabilidad son los mismos, sus creencias sobre quién es y sobre la naturaleza de Dios son las mismas, sus temores son los mismos y continúa rumiando las mismas preocupaciones que ha tenido toda su vida.
Como es adentro es afuera.
Lo que el cuerpo expresa es una proyección de los estados interiores.
Si no se sana el interior, el cuerpo no podrá expresar salud infinita.
Aunque vaya todos los días al mejor restaurante de alimentos orgánicos de la ciudad.
Y se entrene furiosamente en el gimnasio.
Porque la enfermedad profunda no se ha tocado.
Por no entender la Ley de la Cosecha Idéntica.
No ha comprendido y no podrá curarse.

-Martín Macedo-

sábado, 1 de mayo de 2021

Superando la dicotomía trabajo/diversión

Esta dicotomía es una de las más profundas y destructivas de nuestra cultura. Superarla constituye, en varios sentidos, la esencia del pensamiento Sin Limites, quizás el elemento singular de más alcance que pueda servirle para lograr la verdadera vida Sin Límites. ¿Cuántas veces, en cuántos sentidos, ha oído o dicho usted: "Trabajar mucho y jugar poco convierten a Jack en un muchacho tonto". "Trabaja mucho, diviértete mucho." "Lo único que hago es trabajar, trabajar y trabajar." "Bueno, se acabó la diversión, volvamos al trabajo." "Nosotros somos miembros de la clase trabajadora. Ellos son miembros de la clase ociosa;" "Ahora todo es coser y cantar, pero espera que crezcas y verás lo que es el trabajo."

Concretando, ¿con qué rigidez divide usted su tiempo entre esas cosas placenteras que clasifica como diversión u ocio y la rutina miserable que considera trabajo? ¿Hasta qué punto considera su trabajo primario, su empleo o profesión (sea usted fontanero, ama de casa, ejecutivo, publicitario o estudiante) como algo que se ve obligado a hacer porque tiene que ganarse la vida, o algo en lo que desea usted desesperadamente triunfar para poder hacerse rico y retirarse pronto y no tener que trabajar más? ¿Hasta qué punto se considera usted un esclavo del trabajo, sea éste lavar los platos, segar el césped, construir un puente o escribir un artículo para un periódico? Hasta qué punto ha aceptado usted la idea de que la diversión es una recompensa por acabar el trabajo, ya sea usted un estudiante al que han amenazado con no dejarle libre el tiempo de recreo si no acaba los deberes, o un hombre de negocios que trabaja duro cincuenta semanas al año, en parte por sus vacaciones de dos semanas? En resumen: ¿Hasta qué punto cree usted que lo que es trabajo no puede ser diversión y lo que es diversión no puede ser trabajo? Cambiar de actitud respecto a la dicotomía trabajo /diversión supone algo más que el simple etiquetar lo que disfrutamos como diversión y lo que detestamos como, trabajo. En realidad, cambiar nuestra forma de utilizar las palabras de nada servirá si no hacemos otra cosa, pero el considerar si una actividad cualquiera puede llamarse trabajo en su mejor nivel y no puede llamarse también diversión, eso sí puede llevarnos justamente a la superación de esta dicotomía. Considere lo que podría significar hacer su trabajo al mejor nivel. Puede pensar inmediatamente: "Trabajar al mejor nivel es, por ejemplo, escribir el mejor informe de mi vida, un informe que mi jefe y los clientes digan que es exactamente lo que necesitan", o algo parecido. Puede pensar también: "Eso no tiene nada que ver con el hecho de si me divertí o sufrí muchísimo mientras lo escribía". Piénselo otra vez. Puede .que haya dado usted por supuesto lo siguiente: que "su trabajo" es el producto que usted produce (el servicio que presta, o lo que sea) \y no la actividad de trabajar! No hay duda de que parte de lo que quiere usted decir con lo de "mi mejor trabajo" puede ser "el mejor poema que he escrito en mi vida", o cualquier otra cosa. Pero el significado de toda la palabra cuando la aplica usted a su vida, debe incluir su valoración de lo bien que lo pasó trabajando, o en qué medida su trabajo fue también diversión. En este sentido es en el que usted dice: "El mejor trabajo que hice en mi vida, realmente... (lo que sea), porque disfruté haciéndolo, disfruté del trabajo, me agradaba muchísimo la gente, lo pasé muy bien y me resultó todo muy interesante y muy estimulante".



Si concuerda usted en que "su trabajo" debe significar tanto la actividad como el producto, entonces puede usted ver de inmediato que el trabajo en su nivel mejor o más alto debe ser una combinación de trabajo y diversión. Puede usted denominar "trabajo" si quiere a cualquier tipo de rutina o actividad que se haya resignado a odiar, siempre que decida encontrar algún medio de disfrutar de ese trabajo o bien dejarlo. Lo que es decisivo es que no considere ninguna actividad como rutina odiosa sólo porque usted u otros la hayan etiquetado como trabajo, y no se resigne a padecer mientras lo hace, debido a la etiqueta que se le ha asignado. Si tiene usted verdadero interés por la vida Sin Límites, ha de aceptar que el único tipo de trabajo que le interesa es el trabajo a su mejor y más alto nivel en todos los sentidos, y que primero tiene que lograr ser capaz de hacer que todas sus actividades laborales se conviertan en diversión o juego. Y ¿cómo se originó en realidad esta dicotomía absurda? ¿Cómo llegaron a aceptar algunas personas que hay trabajo y hay diversión y que hay que dedicar la mayor parte del tiempo a trabajar para poder gozar del resto del tiempo (siempre que pueda uno permitírselo) divirtiéndose, que la diversión es la recompensa por el "trabajo duro"? Creo que para la mayoría la cosa empezó ya en la escuela, cuando los padres insistían en que sus hijos tenían que empezar pronto a trabajar "en la casa", les asignaban numerosas "tareas" o "deberes" y les transmitían a la vez la idea de que era horroroso lavar los platos o cortar el césped. Quizá les dijesen a los niños que si querían vivir en familia tenían que hacer su parte del trabajo, justificando esta política sobre la base de que no hacían más que preparar a sus hijos para la escuela, o la vida, "tal como es". Pero para la mayoría es muy probable que todo empezara en la escuela, donde los profesores llamaban a ciertos periodos "periodos de recreo" y procuraban que supiésemos muy bien que cuando empezaba la clase el profesor era otra vez el jefe, y que no teníamos motivo alguno para esperar disfrutar, porque aquello era tiempo de trabajo, tiempo en el que se nos condicionaba a la idea de que trabajo y diversión eran muy, pero que muy distintos. Ahora bien, ¿cuál es la ventaja autoritaria de este tipo de dicotomía (que tanto los estudiantes como los profesores autoritarios aceptan y/o promueven)? 

Creo que es exactamente que si la diversión puede separarse del trabajo de modo que su diversión dependa de lo bien que actúe usted según el juicio de los que mandan entonces los que mandan cuentan con otra recompensa que pueden otorgarle o no a usted a voluntad, y han encontrado un medio más para manipularle. Es decir, son los que mandan los que le dicen cuándo tiene el derecho de divertirse. La clave para superar esta dicotomía es tomar conciencia que su capacidad para unir trabajo y diversión en todo lo que hace es algo que nadie puede quitarle excepto si incautamente lo cede. 

Volviendo a la sección de "compromiso" del capítulo primero, en la que mencionaba la unión de vocación y diversión (otra forma de la dicotomía trabajo/juego) no nos vendrá mal leer de nuevo a Robert Frost: Aunque otros acepten su separación, mi objetivo en la vida es unir la vocación y la diversión... Lo que el poeta quiere decir aquí es que vocación-y-diversión eran originariamente una misma cosa, por lo menos en su pensamiento, y que algunas personas han aceptado su separación, o han cedido ante la idea (autoritaria) de que "para el adulto maduro" trabajo y juego deben estar en realidad separados, deben ser incluso actividades que se excluyan mutuamente. Frost quiere subrayar que los que han perdido la visión de la unidad fundamental de "trabajo" y "diversión" en su nivel más alto, necesitan pensamiento creador y elecciones vitales valerosas para superar ahora esta dicotomía. 

No importa si usted recuerda cuando existía una unidad entre trabajo y diversión en su propia historia personal o no, aunque quizá recuerde usted todo lo que tuvo que trabajar para construir aquella cabaña o para hacer aquel maravilloso castillo de arena, y cómo disfrutó y se entusiasmó haciéndolos. Lo que ahora importa es que pase usted a hacer que todo lo que etiqueta como "trabajo" y todo lo que etiqueta como "diversión" se conviertan en la globalidad trabajo-y diversión en su historia personal a partir de ahora. 

No tiene que alterar su diversión para "convertirla" en trabajo en el sentido en que estoy hablando. Lo único que tiene que hacer es reconocer que trabaja usted siempre cuando en realidad está divirtiéndose. Por ejemplo, si está usted totalmente entregado a un partido de tenis, ¿no está trabajando como individuo total? Corre usted de un lado a otro, su cuerpo y su raqueta, juegan con la pelota coordinados al máximo con el pensamiento. Está aprendiendo y fortaleciéndose y mejorando "su juego" a cada instante. (Siempre que esté pensando en el juego y no preocupándose por él). ¿Hasta qué punto no está usted trabajando? No está usted "parado", como el reloj que ha dejado de funcionar, del que decimos: "Se ha parado. Tengo que mandarlo a arreglar". Por otra parte, está usted esforzándose al máximo tanto física como mentalmente (si es que quiere usted distinguir entre las dos cosas). Después quizá diga usted incluso: "¡Estoy agotado!" Durante esta actividad que le han condicionado a llamar "diversión", ha hecho todo lo que cualquiera puede asociar con el trabajo. Asimismo, cuando ha hallado usted el medio de convertir su trabajo diario (o su profesión) en diversión (requiera o no su trabajo mucha actividad física), está haciendo, sin duda, a la vez, todo lo que es característico tanto del trabajo como de la diversión o del juego. 

Recordará usted que, cuando hablábamos de "compromiso", dije que afortunadamente la unión de vocación/diversión o de trabajo /juego no depende de la capacidad que tenga usted para conseguir el trabajo que le gusta, sino de su capacidad para disfrutar del trabajo que consiga. Por supuesto, usted desea conseguir el trabajo que a usted le parece que le va a gustar. ¿Qué mejor medio de asegurar que va usted a disfrutar del trabajo que consiga? 

Pero en cuanto a esos trabajos que usted ha decidido hacer (e incluso con los platos sucios, usted decide lavarlos después de utilizarlos; podría usted haber comido en la misma cacerola, o haber comprado comidas hechas dé las de la televisión), ¿por qué no ser lo más creador posible en la tarea de convertir esos trabajos en juego y diversión? ¿Por qué aceptar la idea de que de nueve a cinco tiene que ser un período aburrido y rutinario porque es un período de trabajo y la diversión viene después? ¿Por qué ir a trabajar cada día con el prejuicio de que se ha acabado ya la diversión? ¿Por qué ser ese basurero hosco que arrastra despreocupadamente los cubos de basura y dejar caer en la calle la mitad porque no puede convertir su trabajo en diversión? ¿Por qué no ser el basurero que siempre es afable y limpio, al que le resulta fascinante comprobar lo que la gente tira a la basura y piensa en lo que dirán de esa basura los arqueólogos del futuro, ese que habla del nuevo centro de reciclaje de desperdicios? 

Sea lo que sea lo que considere usted ahora trabajo "en el sentido negativo" (sea cortar el césped, lavar los platos, entregar el informe a tiempo, sentarse detrás del proyector de cine ocho horas seguidas sin "nada más que hacer" que cambiar los. rollos cada media hora) puede hallar un medio de entregarse por completo a esa tarea y de que esa tarea le fascine durante todo el tiempo que está realizándola. En fin, lavar los platos, retirar la basura, ir a trabajar todos los días, son condiciones necesarias de su vida, ¿t'que? ¿Las convierte eso automáticamente en trabajo-y-nodiversión? ¡Nada de eso! 

Si decide usted sus propias actitudes respecto a todo eso sin permitir que se introduzcan dicotomías artificiales trabajo /diversión, verá que lavar los platos puede ser muy bien "tiempo de diversión", el momento de recordar cuánto disfrutó de la comida que tomó en esos platos; para entregarse a sus pensamientos y reflexiones personales mientras ve cómo fluye el agua y ve sus manos y va limpiando esos buenos y queridos platos otra vez para la comida de mañana; para escuchar su música favorita, charlar con la familia, meditar simplemente o cualquier otra cosa que suponga diversión o recreo. (Otra palabra que define la idea juego-y-trabajo en su más alto grado, pues significa auto-recreación). Lo maravilloso de la actitud holística renovada hacia trabajo y-diversión será, en definitiva que cuanto más aprenda usted a divertirse con su trabajo (su profesión sobre todo), mejor serán, lógicamente, los productos de su trabajo sin que usted se preocupe en absoluto por él. Es decir, su informe como producto no puede, sin duda, ser peor, y yo creo que será inevitablemente mejor a los ojos de los demás si se permite usted jugar con él, disfrutar escribiéndolo. Sus semanas de vacaciones serán mucho mejores si no tiene usted la sensación de que ha sacrificado un año de duro y gravoso trabajo por ellas, y si no se siente obligado a compensar en ellas a toda costa todo ese año de trabajo. Por supuesto, quizá tenga usted que rechazar a veces algunas supuestas actividades de trabajo o diversión que otros han intentado ilegalmente imponerla. Puede que su jefe sea un autoritario implacable que no le conceda a usted la menor opción de desarrollo y que parezca esforzarse al máximo por convertir su vida en un infierno. Puede que usted no quiera jugar en realidad al tenis esta tarde y que alguien esté intentando arrastrarlo a toda costa a la pista. En ese caso, rechace usted la actividad. Deje su trabajo sean cuales sean los riesgos, o diga: "No, qué demonios, no voy a jugar al tenis esta tarde". 

Pero sea cual sea su decisión en una situación concreta, si quiere gozar usted del trabajo Sin Límites y de la diversión Sin Límites en su más alto grado, ha de recordar que no puede disfrutar de una cosa sin la otra, y que cuando ha conseguido usted una también ka conseguido la otra. El propio Robert Frost explicó lo que quería decir en "Two Tramps in Mud Time". Tenía vocación de "poeta". Su diversión era escribir poesía. Creo que toda su obra poética, todo su legado de pensamientos bellos y veraces, resuena tan profundamente en los oídos de tantas personas razonables sólo por el hecho de que logró captar esa unidad fundamental de juego y trabajo en su propia vida y porque logró crearla para sí mismo. Parodiando a otro poeta Sin Límites: «Trabajo es juego, juego es trabajo». Eso es todo lo que aprendes en el mundo y todo lo que necesitas aprender.

Del libro "El cielo es el límite" de Wyne Dyer

Ser o no ser Budista

Cuando uno empieza a conocer las enseñanzas de Buda no debería enredarse tanto en hacerse o ser budista, en que pasos debe dar para convertirse en tal.

El budismo no busca adeptos, el budismo busca prácticantes, su enfoque es el desarrollo del ser humano.
Necesitamos identificar los aspectos que corresponden al desarrollo humano y los aspectos culturales/históricos.
Lo importante es que se puede aplicar por cualquier individuo, independientemente de su cultura, su país de origen, la ideología que profese.
Todo el mundo sufre, el sufrimiento no es una cuestión religiosa, es una realidad de la mente que debe ser comprendida y trabajada.
Necesitamos una mente apacible y clara para vivir, para cumplir las metas que tengamos, si la mente no está en armonía, el sufrimiento viene detrás y eso es lo importante aquí.
El budismo contiene bases para una práctica y un estudio orientado al tema del sufrimiento y su liberación.
Uno puede renunciar a la vida hogareña, raparse el pelo y vistir el hábito, pero no se vuelve budista por hacer esos actos.
Esta persona seguirá siendo tan vulnerable al sufrimiento como todos nosotros, se seguirá equivocando y seguirá aprendiendo, la diferencia radica en que , así como un médico se dedica a curar las enfermedades físicas, un budista se dedica a curar las enfermedades de la insatisfacción cómo el apego, el deseó y la ignorancia.
El compartir se basa en personas que quieren vivir mejor y no conocen absolutamente nada de las enseñanzas budistas.
Lo primero que solemos compartir es que el desarrollo de la mente es un proceso gradual y progresivo.
No obtendremos un entendimiento en unas semanas o unos meses, no hay fórmulas mágicas, si alguien te dice que tiene una cura rápida y efectiva para el SUFRIMIENTO, debemos saber que eso no ha ocurrido nunca en la historia.
El Buda pasó por un proceso gradual, sus discípulos pasaron por un proceso gradual y nosotros no podemos evadir ese proceso, porque es parte de nuestra naturaleza de nuestra capacidad de aprendizaje y vida.
Avanzar con calma, practicar con diligencia, no decepcionarse o desesperarse por lo que aún no se entiende, buscar personas más experimentadas que uno para consultar, buscar fuentes fiables de donde aprender, esa es la base.
Si usted desea ser budista eso es algo que viene naturalmente con una inclinación más fortalecida hacia la práctica y la comprensión.

Todos los espirales tienen un centro y una periferia

 Todos los espirales tienen un centro y una periferia.

En la periferia el movimiento es lento (yin).
En el centro el movimiento es rápido (yang).
Las personas yin se mueven lentamente.
Las personas yang se mueven rápidamente.
La fuerza de atracción aumenta en la medida en que nos posicionamos cerca del centro.
Los jóvenes son yang.
Y tienen una mayor velocidad.
En el deporte de competencia la velocidad es fundamental.
Cuando un ciclista pierde velocidad se debe retirar de la competencia.
Cuando un atleta pierde velocidad deja de ser centro de atracción.
Si el avión no acelera a fondo no consigue separarse del suelo.
La primera mitad de la vida es yang.
La segunda mitad es yin.
Los habitantes de la primera mitad abusan de su poder magnético y se sienten atraídos por el yin extremo.
Y si no son sabios, su magia dura unos breves años.
Su éxito se extingue pronto y lo atribuyen a la edad avanzada.
Los habitantes de la segunda mitad buscan el yang en forma de terapias y recetas “milenarias”.
El dominio de los secretos del yin y del yang.
Las técnicas de cocina basadas en este orden.
Permiten crear la fuerza infinita a cualquier edad.
Atracción infinita a cualquier edad.
Salud infinita a cualquier edad.
Podemos elegir en qué órbita de la espiral deseamos habitar.
Nos mudamos allí y nos quedamos dando vueltas.
Tanto tiempo como nos plazca.
Así de poderosa es esta comprensión.
La infinita ventaja de conocer los secretos de la vida macrobiótica.
Pero muchos creen comprender y sólo tienen un entendimiento superficial.
Porque han leído algunos libros y han hecho algunos cursos.
La verdadera comprensión sólo se consigue junto a los grandes maestros.
Porque sólo un gran maestro te dará la fuerza para que tu avión consiga despegar.

-Martín Macedo-