Estamos rodeados de abundancia pero no la aprovechamos.
Podemos masticar en abundancia.
Leer en abundancia.
Ejercitarnos en abundancia.
Tomar sol en abundancia, sembrar abundantes semillas , trabajar en abundancia y amar en abundancia.
Pero no fuimos educados para percibir la abundancia.
Fuimos programados para sobrevivir en un mundo duro y difícil.
Donde hay y hubo, constantes luchas y guerras por los bienes materiales.....territorios, comida, metales preciosos, ganado y otras preciosidades.
Hasta hubo guerras por mujeres hermosas.
Así se nos ha programado a lo largo de cientos o tal vez miles de años con la idea de que debemos luchar para tener abundancia, porque es muy difícil y siempre aparecerá alguien tratando de quitártela.
Un poco como los leones que se pelean por un trozo de carne.
La mente estrecha (yang) no puede percibir la abundancia aunque la tenga delante de sus propios ojos.
Siempre verá dificultad, lucha, enfrentamientos.
La gente se pelea hasta por un asiento en el bus o en la Iglesia.
Se pelean por un hombre o por una mujer; los hermanos se pelean por la herencia.
Es lógico que los animales se peleen por un territorio, por una presa, por el derecho a aparearse.
Pero los seres humanos tenemos una inteligencia mayor y una capacidad de comprensión mayor que nos permite comprender que no es necesario pelear por recursos que son infinitos.
La mente estrecha no puede percibir el infinito.
Sólo puede percibir el conflicto.
Se debe a una nutrición muy yang que estrecha la capacidad de comprensión.
Por esa razón los hombres más sabios siempre tuvieron una fuerte tendencia hacia el vegetarianismo.
Aunque tomaban una pequeña cantidad de proteínas animales para mantener fuerte el cuerpo, se nutrían básicamente con vegetales y sobre todo con cereales para expandir su conciencia y ver el infinito por doquier.
Pero el que se nutre con carnes y lácteos a diario alegando que son muy deliciosos, no sólo está invitando a una vida plagada de enfermedades crónicas sino que además estrecha su capacidad de comprensión y su mente se llena de límites y obstáculos.
Sólo podrá ver lo que hay a un metro de distancia.
Dirá que lo que ve es verdadero, que está viendo la realidad.
Pero como no puede ver más allá dirá que el infinito no es real.
Y así quedará excluido del mundo abundante que está siempre allí disponible para los que puedan percibirlo.
Por eso nuestra alimentación basada en alimento yin nos habilita para ver el infinito, vivir con la conciencia de nuestros recursos infinitos.
Y finalmente traerlos a nuestra experiencia finita.
Muchos preguntarán ¿como hizo para obtener tal abundancia?
Y no podrán comprender.... porque han elegido una vida estrecha tanto física como espiritualmente.
-Martín Macedo-
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