lunes, 14 de junio de 2021

Remedio quiere decir volver al medio

 Remedio quiere decir volver al medio.

Algo se ha descontrolado, se ha ido hacia un extremo y el remedio lo trae de vuelta al medio, al equilibrio.
Un remedio verdadero corrige el desequilibrio y por eso el mejor remedio es una nutrición de calidad que corrige los profundos desequilibrios de nutrientes, o por exceso o por falta.
Pero hay personas que se dejan seducir por los remedios de moda.
Uno de estos remedios que ha ganado popularidad es el dióxido de cloro.
Las personas que lo toman lo hacen guiados por sus emociones, con el propósito de eliminar algo que consideran perjudicial para su salud y que con la ayuda de este remedio podrán eliminar.
Se lo utiliza para matar virus de la misma forma que se usa el alcohol para desinfectar superficies o simplemente limpiar las manos que han estado en contacto con gérmenes.
También para destruir las células malignas en el cáncer.
O para matar lombrices y tenias cuando se sospecha que están causando problemas de salud.
La filosofía del dióxido de cloro es: algo malo hay dentro de mi organismo y este remedio natural lo va a eliminar.
Eso presupone un conflicto, una guerra entre el bien y el mal; así el dióxido se convierte en un arma del bien para derrotar al mal.
Esta visión, este nivel de juicio no difiere mucho del que usa quien pretende limpiar su cuerpo de malignidades con el auxilio de la cirugía radical o de la quimioterapia.
O con el uso de antibióticos para quitar bacterias causantes de una neumonía o infección del riñón.
Yin y yang no se pueden separar.
Si uso un remedio para quitar una de estas dos fuerzas, la otra necesariamente también será quitada.
Si ataco el dorso de mi mano ataco toda la mano y eso no le va a hacer bien a mi mano.
Todo ataque contra el mal es un ataque contra el bien.
Todo ataque contra un enemigo es un ataque contra sí mismo.
Porque no están separados, no se pueden separar de la misma forma que no se pueden separar los animales de los microbios.
Todos conviven, todos compartimos el mismo planeta, todos compartimos los mismos recursos porque todos estamos hechos de la misma inteligencia infinita.
Si tengo lombrices es porque he comido demasiados dulces y he sido descuidado con la higiene de los alimentos.
Matar a la lombriz con dióxido soluciona el problema temporalmente, pero si no se cambia la conducta tóxica que la creó la primera vez, volverá a traer muchas más lombrices.
Porque un remedio no debe ser sintomático sino que debe ir a lo profundo, al nivel de juicio del paciente que debe volverse más sabio y buscar la causa dentro de sí en vez de buscar remedios para erradicar los efectos desagradables que él mismo ha causado.

-Martín Macedo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario