Así, durante los años que
  siguieron al crac del 29 advirtió que aquellos que lograban levantar cabeza
  antes que otros e incluso le indicaban el camino de salida al resto eran
  justamente quienes habían aplicado una mayor dosis de ingenio a su búsqueda.
  “La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es
  en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes
  estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
  Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio
  talento y respeta más a los problemas que a las soluciones”, concluyó. 
Hace pocos días, el diario ABC
  de España publicó una interesantísima nota que le da la razón al hombre del
  bigote y cabellos revueltos. Bajo el título “Nuevas profesiones: aquí sí hay
  empleo”, el periodista T.S. Vicente señala que en medio de la desoladora
  coyuntura económica que atraviesa su país -con más de cinco millones de
  desempleados y una incesante caída de los salarios-, existe una serie de
  oportunidades de trabajo que la mayoría de los españoles ignora, en las que
  la demanda supera ampliamente a la oferta y el nivel de retribución es
  superior a la media. 
¿Cuáles son esas oportunidades?
  A saber: Expertos en analítica Web (ingenieros o estadistas encargados de
  medir los datos de audiencia y publicidad de una web con el fin de mejorar su
  posicionamiento); Arquitectos de información (responsables de la estructura y
  organización de un portal web para mejorar su navegabilidad); Expertos en
  usabilidad (responsables de investigar qué es lo que buscan y quieren los usuarios
  de la Red); Responsables de e-Commerce (encargados de las ventas “online” de
  una empresa”); Product manager (responsables de identificar nuevas
  oportunidades, tendencias y problemas para desarrollar productos de éxito);
  Especialistas SEO (encargados de posicionar los contenidos de una web en los
  buscadores de manera que destaquen entre las páginas web de la competencia);
  Community manager (responsables de la comunicación de la empresa con el
  exterior a través de las redes sociales como Facebook, Twitter o Linkedin);
  entre otros. 
Un dato nada menor: ninguno de
  esos trabajos existía hace diez años. Otro: ninguno necesita de una oficina,
  fábrica o local para llevarse a cabo, ni de que los profesionales que los
  desempeñan marquen tarjeta.  
Como se verá, no es casual que
  todos ellos estén relacionados con Internet y las redes sociales. La
  revolución tecnológica es una fuente inagotable de oportunidades para quienes
  reúnen al menos cuatro características: 1) un dominio básico del lenguaje
  informático; 2) disposición a reciclar sus conocimientos y habilidades de
  manera constante; 3) poseer una mirada a largo plazo; y 4) aportar valor
  agregado a lo que produce (es decir, agregar “pienso”). Nada demasiado
  complicado, ¿verdad?  
En ese orden, la realidad uruguaya no es muy diferente a la de la Madre Patria. En nuestro país, el desempleo en el área de las TICs es cero o cercano a cero. Somos una pequeña potencia en esa materia –12.000 empleos directos y exportaciones por más de doscientos millones de dólares al año-, cuyo principal cuello de botella está precisamente en la falta de recursos humanos calificados. 
¿Por qué sucede esto?
  Básicamente por cuatro razones: 1) el desconocimiento de los jóvenes –y
  también de sus padres- de la oferta de carreras relacionadas con las
  tecnologías de la información y sus oportunidades de desarrollo profesional y
  laboral; 2) la forma a menudo anacrónica, aburrida y poco efectiva para el
  alumno de la enseñanza de la informática dentro el sistema educativo (¡en
  algunos sitios se enseña a través de pizarrones de tiza!); 3) el peso social
  y el prestigio que aun conservan las carreras tradicionales frente a las
  tecnológicas; y 4) la escasa o nula preocupación del sistema educativo en
  cultivar la creatividad y el ingenio de los estudiantes desde que ingresan
  hasta que egresan de él. 
Ken Robinson, un pedagogo
  británico cuyos libros son furor en Europa y Estados Unidos, señala algo que
  deberíamos repetirnos cada mañana: “los niños de ahora harán trabajos que aun
  no están inventados”, y si queremos que las economías prosperen y ellos sean
  dueños de su futuro “necesitamos niños que piensen de forma creativa y
  entiendan los valores culturales de su tiempo. La creatividad son ideas
  originales que tienen un valor”. Así de simple. 
Por eso, no hay tiempo que perder. La siembre de hoy, será la cosecha de mañana. Tanto el sistema educativo como la sociedad debemos cambiar nuestros objetivos y dar respuesta a las necesidades de los más jóvenes. No debemos ser un lastre para ellos, ni empujarlos al pasado como venimos haciendo, sino proporcionarles las herramientas que necesitan para sobrevivir en este mundo en el que lo único constante es el cambio, y estimularlos a que conquisten su destino en base a sus talentos y virtudes. Las crisis más graves no son las de los mercados sino las existenciales. Cuando una sociedad no sabe hacia dónde ir, tiende a copiarse a sí misma. 
Ya lo dijo el viejo Albert: “si
  siempre hacemos lo mismo no esperemos resultados distintos”. 
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Por Gustavo Toledo
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