Comparto la columna de Leonardo Boff que hace mención al medio
ambiente y que lleva como título “Desarrollo sostenible, crítica al
modelo estándar”.
“Los documentos oficiales de la ONU así como el
borrador actual de Río+20 dedican gran espacio al modelo de desarrollo
sostenible: debe ser económicamente viable, socialmente justo y
ambientalmente correcto. Es la famosa tripleta llamada Triple Botton
Line (la línea de los tres pilares) , creada en 1990 por el británico
John Elkington, fundador de la ONG SustainAbility. Pero este modelo no
resiste una crítica seria.
Desarrollo económicamente viable. En el
lenguaje político de los gobiernos de las empresas, desarrollo equivale
al producto interior bruto (PIB). ¡Ay de la empresa y del país que no
tengan índices positivos de crecimiento anual! Entran en crisis o en
recesión con la consiguiente disminución del consumo y generación de
desempleo: en el mundo de los negocios, éste consiste en ganar dinero,
con la menor inversión posible, con la máxima rentabilidad posible, con
la competencia más fuerte y en el menor tiempo posible.
Cuando
hablamos aquí de desarrollo no hablamos de cualquier desarrollo sino del
que existe realmente, que es el industrialista/capitalista/ consumista.
Éste es antropocéntrico, contradictorio y equivocado. Me explico.
1. Es
antropocéntrico porque está centrado solamente en el ser humano, como
si no existiese la comunidad de vida (flora y fauna
y otros organismos
vivos), que también necesitan de la biosfera e igualmente demandan
sostenibilidad.
2. Es contradictorio, pues desarrollo y
sostenibilidad obedecen a lógicas contrapuestas. El desarrollo realmente
existente es lineal, creciente, explota la naturaleza y privilegia la
acumulación privada. Es la economía política de corte capitalista. La
categoría sostenibilidad, por el contrario, proviene de las ciencias de
la vida y de la ecología, cuya lógica es circular e incluyente.
Representa la tendencia de los ecosistemas al equilibrio dinámico, a la
interdependencia y a la cooperación de todos con todos. Como se deduce,
son lógicas antagónicas: una privilegia al individuo, la otra al
colectivo; una promueve la competición, la otra la cooperación; una la
evolución del más apto, la otra la evolución de todos interconectados.
3. Está
equivocado, porque alega que la pobreza es la causa de la degradación
ecológica. Por tanto, cuanto menos pobreza, más desarrollo sostenible
habría y menos degradación, lo cual es una equivocación. Analizando, sin
embargo, críticamente las causas reales de la pobreza y de la
degradación de la naturaleza, se ve que resultan, no exclusiva, pero
principalmente, del tipo de desarrollo practicado. Él es el que produce
degradación, porque dilapida la naturaleza, paga bajos salarios y genera
así pobreza.
Este desarrollo sostenible es una trampa del sistema
imperante: asume los términos de la ecología (sostenibilidad) para
vaciarlos. Asume el ideal de la economía (crecimiento) enmascarando la
pobreza que el mismo produce.
Socialmente justo: si hay una cosa
que el actual desarrollo industrial/capitalista no puede decir de sí
mismo es que es
socialmente justo. Si lo fuera, no habría 1, 4 miles de
millones de hambrientos en el mundo y la mayoría de las naciones en la
pobreza. Detengámonos solamente en el caso de Brasil. El Atlas Social de
Brasil de 2010 (IPEA) refiere que 5000 familias controlan el 46% del
PIB. El gobierno destina anualmente 125.000 millones de reales al
sistema financiero para pagar con intereses los préstamos hechos y
destina solamente 40.000 millones de reales a los programas sociales que
benefician a las grandes mayorías pobres. Todo esto denuncia la
falsedad de la retórica de un desarrollo socialmente justo, imposible
dentro del actual paradigma económico.
Ambientalmente correcto: el
actual tipo de desarrollo se hace llevando a cabo una guerra imparable
contra Gaia, arrancando de ella todo lo que le es útil y objeto de
lucro, especialmente para aquellas minorías que controlan el proceso.
Según el índice Planeta vivo de la ONU (2010) en menos de 40 años la
biodiversidad global sufrió una caída del 30%. Solamente desde 1998
hasta ahora ha habido un salto del 35% en las emisiones de gases de
efecto invernadero. En vez de hablar de los límites del crecimiento,
mejor haríamos en hablar de los límites de agresión a la Tierra.
En
conclusión, el modelo patrón de desarrollo que se quiere sostenible es
retórico. En él se verifican avances en la producción de bajo carbono,
en la utilización de energías alternativas, en el reforzamiento de
regiones degradadas y en la creación de mejores eliminaciones de
residuos. Pero fijémonos bien: todo esto se hace siempre que no se
perjudiquen los lucros ni se debilite la competición. La utilización de
la expresión «desarrollo sostenible» tiene un significado político
importante: el cambio necesario de paradigma económico, si es que
queremos una sostenibilidad real. Dentro del actual, la sostenibilidad
es o localizada o inexistente.
Leonardo Boff.
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