No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma". - Jiddu Krishnamurti-
Hoy, 1 de mayo de 2012 se conmemora un nuevo día de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo (semejante a una huelga general mundial obligatoria). Reconozco mi ambigüedad ante tal conmemoración. Honrando a los ocho trabajadores que en mayo de 1886 dieron su vida por el "simple" hecho de reivindicar condiciones de vida digna con una propuesta que hoy nos parece normal pero para la época era totalmente revolucionaria (en pleno desarrollo del modelo industrial), dividiendo las 24 horas en porciones iguales destinadas al trabajo, reposo o descanso y recreación vale la pena el recuerdo y los diversos actos para recordar tomando impulso para proyectarse.
Pero no es así, muchos se congregan para festejar, otros se trasladan a su segunda casa en la costa, otros descansan, escuchan música, otros indiferentes, sumando más de la tercera parte de la población entre niños y adolescentes que son inmunes al 1ero de mayo. En los actos convocados a tales efectos, además de la tradicional música popular, los vendedores de tortas fritas y chorizos, se escuchan largos y cansadores discursos, la mayoría monótonos y repetitivos, sin responder, a mi juicio, a los desafíos que nos plantea el cambio total del mundo al que conocíamos hasta hace apenas una década. Son tiempos donde ser requiere altura, claridad y contundencia a la hora de responder a los grandes dilemas que estamos enfrentados.
La paradoja está planteada, al mismo tiempo que muchos se reúnen alrededor del fuego y el típico asado dominguero (según estadísticas es el día que, en Uruguay, se consume más carne en el año), para otros es un día para recordar, reflexionar y sobretodo honrar a los mártires de Chicago, también una linda oportunidad para mirar el futuro y realizar propuestas contundentes, pragmáticas y eficaces para la transformación total de la forma en que nos paramos en el mundo. Sin embargo más de la mitad de la población lo utiliza para cualquier cosa, menos para la reflexión, desarrollar propuestas o simplemente el encuentro fraterno entre hermanos.
Seguramente el festejo del 1 de mayo cobra significado superlativo en el presente para los que aún mantienen una actividad laboral remunerada y tienen el privilegio de destinar tiempos al reposo y a la recreación, o sea, pueden concretar la reivindicación de los pioneros quienes fueron ahorcados por esta hazaña. Ahora bien, si nos trasladamos virtualmente a España donde más de 5.500.000 millones de personas están desocupadas (y por las últimas informaciones alarmistas a punto de quebrar como país), es difícil festejar sin solidarizarse con esta realidad de nuestros hermanos y hermanas españoles/as donde los espacios empiezan a confundirse y ya no hay posibilidades de un descanso reparador luego de una jornada intensa de trabajo. Me pregunto ¿el sector de desocupados festejará? y si lo hace ¿que es lo que festeja?. No será un momento interesante para solidarizarse y pensar y proponer soluciones para la realidad de miles y millones de personas que no tienen trabajo, o que sus trabajos son indignos y mediocres.
Desde mi humilde perspectiva hay que "repartir y dar de nuevo", no es posible "festejar" presenciando la caída estrepitosa de los modelos y paradigmas actuales donde todos nos peleamos con todos, se continúa reivindicando a mi juicio ingenuamente la lucha de clase, se reafirma la contradicción e intereses entre sectores al mismo tiempo que el mundo decreta el "fin del trabajo", pero sin llegar a la construcción de un proyecto común donde todos, desde lugares e intereses distintos entreguemos lo mejor de cada uno para llegar a la meta, esto es, dignificar la vida con un trabajo digno y humano donde podamos volcar lo mejor de cada uno para alcanzar niveles de calidad en la vida y crear valor a la sociedad.
"La guerra conduce a la guerra, las "víctimas"se vuelven dependientes, la realidad aplasta a las personas que se niegan a verla, y el cinismo no conduce a nada. Y si seguimos haciendo lo mismo que siempre hemos hecho, esperando que esta vez los resultados sean distintos, estaremos negando la realidad. Se dice que Albert Einstein afirmó una vez: ´No podemos resolver los problemas importantes a los que nos enfrentamos desde el mimso nivel de pensamiento que los ha creado. Para resolver los problemas más difíciles que nos presenta la vida, tenemos que cambiar radicalmente nuestra manera de pensar."(Covey). En la "Tercera Alternativa" Covey dice que la "mayoría de los conflictos tienen dos caras. Estamos acostumbrados a pensar en términos de "mi equipo" contra "tu equipo". Mi equipo es bueno; el tuyo es malo. Mi equipo está en lo cierto y es justo; el tuyo está equivocado. Mis motivos son puros; los tuyos, son dudosos...sea como sea, hay dos alternativas".
La Tercera Alternativa parece una posibilidad interesante, basado en un proceso llamado ´sinergía´. La sinergía es lo que se genera cuando uno más uno es igual a diez, a cien, ¡o incluso a mil!. Es el potente resultado que se obtiene cuando dos o más seres humanos respetuosos deciden, juntos, ir más allá de cualquier idea preconcebida para alcanzar un gran reto. Es la pasión, la energía, el ingenio y la emoción de crear una nueva realidad mucho mejor que la anterior. Estamos todos navegando en el mismo barco y si se hunde todos perecemos, no es posible salvarse a costa de que otros perezcan. Tengo la impresión que poseemos conocimientos inútiles y que empleamos gran parte de nuestro tiempo aprendiendo, pensando y hablando para y en un mundo caduco que ya no existe. Las reglas de juego han cambiando porque los tiempos han cambiado, estamos enfrentados a un cambio de época. Las personas que juegan con las viejas reglas, pierden, quienes juegan con las nuevas tienen más posibilidades de sumar y generar valor y aportar un poco de Luz en la penumbra de los tiempos.
Hoy, 1 de mayo de 2012 se conmemora un nuevo día de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo (semejante a una huelga general mundial obligatoria). Reconozco mi ambigüedad ante tal conmemoración. Honrando a los ocho trabajadores que en mayo de 1886 dieron su vida por el "simple" hecho de reivindicar condiciones de vida digna con una propuesta que hoy nos parece normal pero para la época era totalmente revolucionaria (en pleno desarrollo del modelo industrial), dividiendo las 24 horas en porciones iguales destinadas al trabajo, reposo o descanso y recreación vale la pena el recuerdo y los diversos actos para recordar tomando impulso para proyectarse.
Pero no es así, muchos se congregan para festejar, otros se trasladan a su segunda casa en la costa, otros descansan, escuchan música, otros indiferentes, sumando más de la tercera parte de la población entre niños y adolescentes que son inmunes al 1ero de mayo. En los actos convocados a tales efectos, además de la tradicional música popular, los vendedores de tortas fritas y chorizos, se escuchan largos y cansadores discursos, la mayoría monótonos y repetitivos, sin responder, a mi juicio, a los desafíos que nos plantea el cambio total del mundo al que conocíamos hasta hace apenas una década. Son tiempos donde ser requiere altura, claridad y contundencia a la hora de responder a los grandes dilemas que estamos enfrentados.
La paradoja está planteada, al mismo tiempo que muchos se reúnen alrededor del fuego y el típico asado dominguero (según estadísticas es el día que, en Uruguay, se consume más carne en el año), para otros es un día para recordar, reflexionar y sobretodo honrar a los mártires de Chicago, también una linda oportunidad para mirar el futuro y realizar propuestas contundentes, pragmáticas y eficaces para la transformación total de la forma en que nos paramos en el mundo. Sin embargo más de la mitad de la población lo utiliza para cualquier cosa, menos para la reflexión, desarrollar propuestas o simplemente el encuentro fraterno entre hermanos.
Seguramente el festejo del 1 de mayo cobra significado superlativo en el presente para los que aún mantienen una actividad laboral remunerada y tienen el privilegio de destinar tiempos al reposo y a la recreación, o sea, pueden concretar la reivindicación de los pioneros quienes fueron ahorcados por esta hazaña. Ahora bien, si nos trasladamos virtualmente a España donde más de 5.500.000 millones de personas están desocupadas (y por las últimas informaciones alarmistas a punto de quebrar como país), es difícil festejar sin solidarizarse con esta realidad de nuestros hermanos y hermanas españoles/as donde los espacios empiezan a confundirse y ya no hay posibilidades de un descanso reparador luego de una jornada intensa de trabajo. Me pregunto ¿el sector de desocupados festejará? y si lo hace ¿que es lo que festeja?. No será un momento interesante para solidarizarse y pensar y proponer soluciones para la realidad de miles y millones de personas que no tienen trabajo, o que sus trabajos son indignos y mediocres.
Desde mi humilde perspectiva hay que "repartir y dar de nuevo", no es posible "festejar" presenciando la caída estrepitosa de los modelos y paradigmas actuales donde todos nos peleamos con todos, se continúa reivindicando a mi juicio ingenuamente la lucha de clase, se reafirma la contradicción e intereses entre sectores al mismo tiempo que el mundo decreta el "fin del trabajo", pero sin llegar a la construcción de un proyecto común donde todos, desde lugares e intereses distintos entreguemos lo mejor de cada uno para llegar a la meta, esto es, dignificar la vida con un trabajo digno y humano donde podamos volcar lo mejor de cada uno para alcanzar niveles de calidad en la vida y crear valor a la sociedad.
"La guerra conduce a la guerra, las "víctimas"se vuelven dependientes, la realidad aplasta a las personas que se niegan a verla, y el cinismo no conduce a nada. Y si seguimos haciendo lo mismo que siempre hemos hecho, esperando que esta vez los resultados sean distintos, estaremos negando la realidad. Se dice que Albert Einstein afirmó una vez: ´No podemos resolver los problemas importantes a los que nos enfrentamos desde el mimso nivel de pensamiento que los ha creado. Para resolver los problemas más difíciles que nos presenta la vida, tenemos que cambiar radicalmente nuestra manera de pensar."(Covey). En la "Tercera Alternativa" Covey dice que la "mayoría de los conflictos tienen dos caras. Estamos acostumbrados a pensar en términos de "mi equipo" contra "tu equipo". Mi equipo es bueno; el tuyo es malo. Mi equipo está en lo cierto y es justo; el tuyo está equivocado. Mis motivos son puros; los tuyos, son dudosos...sea como sea, hay dos alternativas".
La Tercera Alternativa parece una posibilidad interesante, basado en un proceso llamado ´sinergía´. La sinergía es lo que se genera cuando uno más uno es igual a diez, a cien, ¡o incluso a mil!. Es el potente resultado que se obtiene cuando dos o más seres humanos respetuosos deciden, juntos, ir más allá de cualquier idea preconcebida para alcanzar un gran reto. Es la pasión, la energía, el ingenio y la emoción de crear una nueva realidad mucho mejor que la anterior. Estamos todos navegando en el mismo barco y si se hunde todos perecemos, no es posible salvarse a costa de que otros perezcan. Tengo la impresión que poseemos conocimientos inútiles y que empleamos gran parte de nuestro tiempo aprendiendo, pensando y hablando para y en un mundo caduco que ya no existe. Las reglas de juego han cambiando porque los tiempos han cambiado, estamos enfrentados a un cambio de época. Las personas que juegan con las viejas reglas, pierden, quienes juegan con las nuevas tienen más posibilidades de sumar y generar valor y aportar un poco de Luz en la penumbra de los tiempos.
Estamos transitando un modelo de transnacionalización económica de carácter devastador y que, con distintas variantes, presenta similares impactos ambientales y sociales en diferentes regiones, países y localidades donde opera. Es un modelo de carácter excluyente, expresado en la eliminación de distintas actividades de la producción familiar y comunitaria basada en el uso y abuso de los recursos naturales y del ambiente. Tal modelo no sólo comprende la extracción hasta la exageración de recursos sino que también una transformación civilizacional, homogeneizando culturalmente a los pueblos. Si se asume esta situación, estamos frente a una oportunidad para que la ciudadanía organizada (entre ellos los sindicatos) juegue un papel central en la posible contribución a un cambio de paradigma, que vuelva a reflexionar sobre si misma y realizar propuestas inteligentes para un nuevo pacto de convivencia.
Conversando con un gran amigo (A. Gomensoro) que, con su lucidez y generosidad nos sigue obligando a pensar, condimento cada vez más escaso en pleno siglo XXI signado por el vértigo y cantidad infinita de tecnologías de la comunicación y un tipo de relación líquida (Bauman), invertir tiempo para pensar, reflexionar, dialogar, conversar, para el amor, la amistad, se vuelven bienes preciados y de un valor supremo para fortalecer las relaciones en la sociedad.
Arnaldo toma los valores claves reivindicados por la Revolución Francesa: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD y los vincula al actual momentos de la humanidad. La Libertad y la Igualdad plantea Arnaldo son categorías "reivindicativas": se instalan y se alimentan de "confrontaciones", se lucha "contra" los otros para alcanzar la anhelada libertad e igualdad. La FRATERNIDAD es una categoría distinta, se sustenta en la solidaridad y el cooperativismo, es el aditivo perfecto para fortalecer el vínculo entre las personas (es relacional), pero nadie habla de este valor, nadie se refiere a la fraternidad entre hermanos, que es lo que somos los que habitamos este planeta, como nos plantea L. Boff hasta las piedras son hermanas nuestras. Lo que si está claro, continúa Arnaldo, que una vez instalada -la fraternidad- favorece la vida comunitaria y la relación "Yo y Tú"de Martín Buber, este valor nos pone en la mismo territorio luchamos "con" los otros y no "contra" los otros. Los valores de la Libertad y la Igualdad son "medios" para la FRATERNIDAD y esta (la fraternidad) como legitimo FIN.
Reafirmando las ideas de Arnaldo el valor de la fraternidad brilla por su ausencia en las sociedades contemporáneas (es más casi no se escucha esta palabra en el lenguaje coloquial) signadas por la competencia y la lucha entre personas, grupos, organizaciones, sectores, clases, países, todos contra todos. Parecería que la consigna es ganar mientras otros pierden, nunca ganar haciendo ganar al otro, sumando valor para todos y cada uno. Me refiero concretamente a ganar dinero sí, pero lo central sumar valores, dignidad, humanidad. Y de esto se trata, respetando las diferencias creo que es fundamental crear un proyecto compartido (hablando de un país, una empresa, una organización social, una familia).
Asumimos los distintos intereses y preferencias entre las personas integrantes de una organización: los propietarios, las personas que allí desarrollan su vida profesional, los sindicatos, los proveedores, los clientes, es parte de la riqueza de la sociedad. Pero cuesta pensar el sentido y la utilidad práctica de estar décadas enfrentados sobre cuál es el papel de cada cual y cómo distribuir los frutos de la actividad. Porque una cosa es clara: todas las partes mencionadas salen beneficiadas de la buena marcha del proyecto.
Mi energía está destinada a contribuir con un nuevo estilo de hacer organización basado en un nuevo estilo de relaciones, donde todos ganemos, distribuyendo equitativamente los beneficios (dinero, calidad de vida, bienestar) de la acción colectiva. Mi apuesta es a contribuir a un nuevo paradigma de convivencia signado por la INTEGRIDAD, RESPONSABILIDAD, LA TRANSPARENCIA, EL AMOR, LA AMISTAD, LA COLABORACIÓN, LA FRATERNIDAD entre los seres humanos y estos con la naturaleza. Me pregunto si tal cual está concebido actualmente el 1 de mayo ¿cuanto contribuye con la creación de un nuevo paradigma?. Es decir se habla desde verdades universales y se promueve el enfrentamiento entre partes, se podrá llegar a respetar la diversidad creando la unidad de perspectivas.
"El pensamiento que ha creado la crisis no puede ser el mismo que va a solucionarla".
-Albert Einstein-
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