jueves, 31 de octubre de 2019

Teoría de la economía de solidaridad: el factor "S"

Economía de solidaridad para los economistas es algo sumamente extraño, porque si uno estudia los libros que se han escrito en el mundo de la economía clásica; si uno lee todos los manuales que se enseñan en la Universidad, de todas las corrientes del pensa-miento económico, la palabra solidaridad no aparece nunca.

No existe ni siquiera la palabra solidaridad en la ciencia de la economía convencional, tradicional: ni de los liberales, ni de los socialistas, ni de los keynesianos. Aparece la palabra cooperación, pero no la palabra solidaridad. Y la palabra cooperación aparece con un sentido más bien técnico, del esfuerzo que combina la acción de distintos elementos para producir un proceso que requiere que diferentes funciones sean cumplidas de manera coordinada y con “cooperación” entre ellos. Pero solidaridad, no aparece nunca en la economía. 

Entonces, cuando nosotros empezamos a hablar por allá a fines de los años 70, 80, de la economía de solidaridad, esta cosa sonaba tan rara, como si uno dijera mecánica sentimental o química amorosa. Porque eran dos palabras de dos lenguajes, de dos culturas completamente diferentes. Porque también desde el concepto de la solidaridad no se hablaba de la economía. Quienes hacían llamados a la solidaridad, quienes predicaban la solidaridad, quienes buscaban desarrollar experiencias solidarias, antes nunca pensaban que la solidaridad podía ser un elemento desde o con el cual se pudieran hacer negocios, hacer economía, hacer empresas. Esto, por la sencilla razón de que la economía capitalista en su forma concreta, es una economía orientada a la competencia, a la ganancia, que enfrenta a los grupos de intereses contrapuestos poniéndolos en conflicto. Y entonces, la solidaridad como que no tiene espacio en la teoría económica convencional, a pesar de que siempre han habido experiencias económicas solidarias.

En la práctica, siempre ha habido y yo diría que desde mucho antes de que existiera el capitalismo y en los comienzos de la historia. La mayor parte de la economía del mundo, en los diferentes pueblos ha sido una economía solidaria. Con esta famosa ciencia de la economía que surgió con Adam Smith, a fines del siglo XVII-XVIII, la palabra solidaridad desapareció de la cabeza, del concepto económico, y cuando la gente empieza -desde hace algunos años a esta parte- a hablar, a escuchar de economía y solidaridad, se hace una idea bastante especial.

¿ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD = ECONOMÍA DE BENEFICENCIA?

Se imagina la economía de solidaridad como una especie de economía caritativa, economía de beneficencia. Lo que espontáneamente, a lo que más se llega, asociando solidaridad con economía es a pensar algo como esto: en la economía se produce la riqueza, se distribuyen los bienes, se consume y se acumula. Todo esto se hace en el marco donde la economía funciona con sus propias leyes objetivas. Así se dice: las leyes de la oferta y la demanda, las leyes del mercado, las leyes de la competencia. La economía produce, distribuye... se consume, se acumula la riqueza pero... como quedan algunos huecos, algunos vacíos sin satisfacer, o sea, un grupo de personas que no participan, quedan marginados de la economía, son pobres, no logran satisfacer sus necesidades, entonces, sería el momento cuando llega la solidaridad a completar aquello que la economía por sí misma no logró realizar. A resolver los problemas que la economía creó, a llenar los huecos que deja la economía. Como si la solidaridad viene -desde fuera- simplemente a arreglar un poco las cosas que en la economía quedaron mal, como los pobres, la exclusión de algunos sectores, como necesidades sociales insatisfechas. Y es así como cuando no se entiende bien, se piensa que esta economía de solidaridad es de beneficencia, de donaciones. Incluso yo he escuchado a economistas muy importantes decir que la economía de solidaridad es una especie de anti economía, es decir como la negación de la economía.

ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD

La economía de solidaridad es una economía en la cual la solidaridad se hace presente, se introduce dentro de la economía y se produce, se distribuye, se consume con solidaridad, se acumula con solidaridad, una nueva manera de hacer economía, una nueva racionalidad económica.

Nosotros decimos economía de solidaridad porque pensamos en la solidaridad como un elemento activo, operante, dentro de la economía y por eso venimos a hablar de economía de solidaridad en vez de economía solidaria, que es la expresión que más se usa. Después nos hemos dado cuenta cómo “economía solidaria” la usa un pocotón de gente, la usan los gobiernos... se manosea un poquito este concepto de economía solidaria.

LA SOLIDARIDAD COMO SUSTANTIVO

Reafirmamos esta diferencia de lo que nosotros proponemos diciendo economía de solidaridad, o sea, que la solidaridad es un sustantivo y no un adjetivo. Cuando decimos “economía solidaria” es la economía que se hace en cierto modo, un poco más o menos fraterna, más solidaria. Pero cuando decimos economía de solidaridad es economía hecha con solidaridad. Ahora para ser más exactos todavía, nosotros decimos economía de solidaridad y trabajo, porque no es sólo solidaridad sino solidaridad y trabajo. O sea, es el trabajo unido con la solidaridad, la solidaridad convertida en trabajo, lo que da lugar a esta manera especial de hacer economía que en realidad ustedes conocen, en las experiencias concretas que viven, que practican. 

Ahora podemos decir que todo esto es una introducción muy general para explicar un poquito cuál es la idea global de esta economía, en la cual la solidaridad es algo activo, un elemento presente. O sea, una economía que se hace utilizando la solidaridad, que se hace con este ingrediente de la solidaridad, que no es un ingrediente secundario, sino que se convierte en un ingrediente importante, principal, dando lugar a una nueva manera de hacer economía. 

Cómo tratamos de formular esto? De expresarlo a nivel de la ciencia de la economía, o sea, de la teoría económica? Eso creo que es lo único que yo podría, en esta ocasión, aportar un poco para la reflexión y el trabajo que ustedes hacen en este terreno.

LOS FACTORES ECONÓMICOS

Cuando los economistas se preguntan con qué se hace economía, ellos dicen que la economía se hace con ciertos factores económicos. Los factores económicos son aquellos elementos con los cuales se hace la economía. Que se expresan a través de otros lenguajes económicos como fuerzas productivas. Las fuerzas productivas o factores económicos son aquellos que estando dentro de las empresas, dentro del mercado, dentro de las organizaciones económicas, generan producción, participan en la creación de riquezas, participan en la generación de productos. 

En la teoría económica clásica capitalista, en los comienzos de la teoría económica, se decía que había tres fuerzas productivas o tres factores productivos. En esa distinción que se hacía los factores eran: la tierra, el capital y el trabajo. Posteriormente las teorías neoclásicas redujeron a dos los factores: capital y trabajo, porque dijeron que la tierra al final es capital. Entonces, para ellos, los únicos dos factores productivos son el capital y el trabajo y la producción se realiza como resultado de la cooperación conjunta, combinada, de esos dos factores . 

En las teorías económicas más modernas se han reconocido algunos otros factores y actualmente la mayor parte de los modelos económicos establecen que los factores económicos con los cuales se producen son cinco:

1. la fuerza de trabajo
2. los medios materiales
3. la tecnología
4. el financiamiento
5. la gestión

La fuerza de trabajo: no se puede producir sin trabajo. Es el principal factor económico pero... no basta el trabajo para producir. Es necesario operar sobre ciertos medios materiales, o sea, la tierra, locales, maquinarias, incluso materia prima. Estos son medios materiales de producción. Se señala también que hay un factor económico fundamental que es la tecnología. Entendiéndose por tecnología el “saber hacer”. Es un saber práctico que se puede traducir en sistemas, en procesos técnicos, incluso que se puede introducir en las máquinas, pero siempre un saber, un conocimiento, una información. Un ejemplo de tecnología son las fórmulas del proceso productivo, es todo el saber incorporado a la actividad productiva, el saber hacer. Después se señala que otro factor fundamental de la actividad económica, es el financiamiento. O sea, ciertas cantidades de dinero que permiten cubrir costos, pagar factores cuando son externos, en fin, dar créditos a quienes adquieren los productos... La gestión o la administración, o sea, un elemento de toma de decisiones, un sistema para tomar decisiones. 

Estos son los cinco factores económicos que la economía moderna ha llegado a reconocer y todos ellos operan estrechamente entrelazados, unos con otros y cada uno de ellos tiene una productividad que le puede ser reconocida. La fuerza de trabajo aporta al producto algo y esa es su productividad. La tecnología hace su aporte. Lo mismo los medios materiales, la gestión y el financiamiento. Todos los factores son necesarios para producir y hacen un aporte específico a la generación del producto, de la riqueza, que es su particular productividad, que puede ser medida, que puede ser cuantificada, etc.

UN NUEVO FACTOR ECONÓMICO

Lo que nosotros vemos, observando las experiencias de la economía de solidaridad, las experiencias de la economía popular, las cooperativas y muchas otras, es que hay un sexto factor, que es en estas experiencias mucho más importante, a veces, que estos cinco factores que aquí se encuentran. Y a ese factor nuevo lo llamamos el factor "C", porque en la teoría económica los factores usan una letra. 

Lo llamamos factor "C" porque con esta letra “C” comienzan en castellano, en inglés y en varios idiomas una serie de palabras que expresan ese contenido, esa realidad, que participa en la producción. C ompañerismo, C ooperación, C omunidad, C ompartir, C omunión, C olectividad, C arisma, en fin, un elemento de integración humana. 

Hace algunos años, unos seis años, yo estuve en Caracas, en una reunión, con un pequeño grupo. Me invitaron a ver una pequeña organización, un taller solidario y yo empecé a hablar de este factor "C" . Y un viejito, un señor anciano, escuchaba muy atentamente. El, en un momento dado, pidió la palabra y dijo: - “Yo creo en este factor "C". Y habló de toda la experiencia que había tenido durante muchos años en cooperativas, organizaciones económicas solidarias, que él había visto que funcionaban y salían adelante porque había ese elemento de solidaridad, de unión, de cooperación. 

Pero él dijo: - “Yo quisiera pedirle, profesor, que a ese factor "C" lo pusiéramos con mayúscula”. - “ Con mayúscula?” le dije. - “Sí, respondió. Porque para mí el factor "C" es el factor Cristo, porque el cristianismo es el llamado a la solidaridad, a la unión de los hombres”. En fin... A mi se me había olvidado decirles ésto, pero de hecho, lo ponemos con mayúscula. Pero la idea conceptual, teórica, es que es un elemento de cohesión, de unión, de fuerza, que sin ningún lugar a dudas, tiene una presencia en las empresas, unidades productivas, en las organizaciones comerciales y en las económicas en general. 

Que hace un aporte sustancial a la producción y que por lo tanto es un factor, o sea, es la solidaridad convertida en fuerza productiva. Es el hecho de que hacer las cosas con compañerismo, con unión, cooperación, con solidaridad profunda, hace que aumente el producto, que aumente la eficiencia y la productividad de esas actividades económicas.

¿COMO DESCUBRIMOS EL FACTOR "C" ?

Nosotros, como economistas, descubrimos este factor "C" , haciendo un análisis técnico de muchas organizaciones solidarias en Chile, en las poblaciones populares, donde se habían creado talleres, etc. Íbamos a visitar estas experiencias y no podíamos entender su funcionamiento analizándolas técnicamente con datos. No podíamos entender cómo es que funcionaban, porque no nos cuadraban las cifras, no nos daba el resultado. 

Porque decíamos: los medios materiales con que trabajan y el financiamiento, o sea, el capital es mínimo, casi producen sin capital. Porque no se puede llamar capital unos materiales de desecho, unas mesas viejas, un local que no era un local sino una casita, una pieza. O sea, cero capital o con un bajito capital.

La tecnología, el saber técnico de las señoras, de los jóvenes, de las personas que trabajaban en esas organizaciones era un saber parcial, muy insuficiente, incompleto. No era una tecnología de punta, moderna, sino que era un conocimiento verdadero, popular, de experiencia, pero siempre un conocimiento muy parcial.

La fuerza de trabajo no era la más productiva porque esas experiencias la formaban personas que no encontraban trabajo, porque en realidad sus fuerzas productivas eran menos eficientes. Entonces, no los contrataban por distintas razones: personas de edad, dueñas de casa que tenían dificultades para cumplir horarios de trabajo, en fin, lo que se llama fuerza de trabajo secundaria en la economía.

El financiamiento ni hablar, porque era insignificante. No había plata para hacer las actividades.

La gestión: no eran personas acostumbradas a tomar decisiones, que hubieran hecho estudios de administración de empresas, que fueran ejecutivos, que tuvieran capacidad. Sin embargo, en esas unidades económicas que estaban operando con todos estos factores tan escasos y de baja productividad, la productividad era mucho mayor a la suma de los factores. Entonces, eso para un economista no se entiende, porque la productividad, si es el resultado de la operación de todos los factores, es la suma de la productividad de cada uno de esos factores. Pero no cuadraba en lo absoluto, porque la productividad era mucho más allá, que la productividad normal que se podía esperar de esa fuerza de trabajo, de esa tecnología, de ese capital tan bajo, etc.

Entonces, dijimos: aquí pasa algo, está interviniendo otro elemento productivo que no hemos considerado y vamos a ver cuál es. Y hablando con la gente lo que descubrimos es lo mismo que me han contado acá los compañeros cuando he visitado las experiencias. 

Descubrimos una cosa absolutamente obvia y simple. Y es que lo que da una tremenda fuerza y logra el resultado económico es la solidaridad. Es esa fuerza de hacer las cosas juntos, de hacerlas con espíritu, de hacerlas con unión, con cooperación, que es un factor que empieza a suplir las limitaciones de los otros factores y que logra sacar adelante experiencias por un plus, por un + de productividad enorme que le es inyectado a las unidades económicas. Y, por lo tanto, en teoría económica, no hay más vuelta que reconocer que existe y que es fundamental y entonces lo llamamos factor "C" por las razones que les explicaba anteriormente. Y después nos dimos cuenta de que fue una gran idea llamarlo factor "C", porque llamarlo solidaridad , no sé, pero, se manosea tanto esta palabra, se usa para tantas cosas, que al final no se entiende bien de qué se trata. Y entonces, cuando hablamos del factor "C", no hay que explicar que no se trata de caridad, de beneficencia, sino que es hacer las cosas juntos, que es cooperación, que es una fuerza de unión, que es una fuerza de colectividad y que este elemento hace de esta economía, un economía distinta, una economía solidaria, porque al final es solidaridad. 

Podríamos llamarlo factor “S”, pero, bueno, lo llamamos factor "C" . Este es el descubrimiento principal, digamos, de la práctica de la economía cooperativa, comunitaria, colectiva, en fin, de la economía solidaria. Que no es ningún gran descubrimiento filosófico, porque todo el mundo sabe que allí donde hay unión, hay fuerza y que incluso, ejércitos pequeños, cuando están muy unidos, ganan guerras contra ejércitos más poderosos. O sea, que la solidaridad es una gran fuerza, es una energía poderosa y que cuando esa energía de la vida cotidiana se introduce dentro de la economía, se convierte en un factor altamente poderoso, de alta productividad.

Luis Razeto


miércoles, 30 de octubre de 2019

Una nueva economía, alternativa, no capitalista

Lo primero que quiero decirles es que una nueva economía, alternativa, no-capitalista, ya existe, y se está desarrollando con fuerza. Es la que llamamos economía de solidaridad, o economía solidaria, o economía de solidaridad y trabajo. Es una economía real, grande, en proceso de expansión y perfecciona-miento. Ella es muy variada y heterogénea, rica de experiencias diversas, pero que tienen en común una serie de rasgos que la hacen inconfundible. En esta economía solidaria, en América Latina podemos contar la existencia de decenas y cientos de miles de organizaciones y experiencias; en ellas participan millones de personas, con distinto grado de inserción.

Las experiencias que podemos identificar formando parte o constituyéndose como economía solidaria, son aquellas que operan con racionalidades económicas distintas tanto de la que tienen las empresas organizadas por el capital y que responden a la lógica de la ganancia y el lucro individual, como de las unidades económicas organizadas por el Estado y que responden a una lógica de planificación centralizada.

En términos generales, conforman la economía solidaria las iniciativas, experiencias y unidades económicas protagonizadas por familias, grupos, asociaciones, comunidades y organizaciones intermedias, y que persiguen objetivos de cooperación, ayuda mutua y reciprocidad, a nivel de sujetos sociales integrados por acuerdos y compromisos asumidos libre y conscientemente sobre la base de afinidades objetivas o culturales particulares. 

Nuestra economía solidaria se constituye, entonces, a partir de una cierta racionalidad económica especial, que funda modos alternativos de emprender, de organizar y de gestionar la producción, la distribución, el consumo y la acumulación.

No es posible en el breve espacio de esta exposición explicitar dicha racionalidad económica especial; pero diremos algo sobre ello más adelante. Por el momento digamos solamente que, en general, la economía solidaria se funda básicamente en dos factores cuya presencia económicamente operante da lugar a organizaciones económicas de características especiales. 

1. El primero de estos factores es la solidaridad y la cooperación, convertidos en fuerzas productivas organizadoras de las actividades económicas, lo que hemos llamado el "factor C", esto es, la fuerza creadora, organizativa y eficiente de la voluntad y la conciencia colectiva, comunitaria o asociativa. 

2. El segundo factor es el trabajo humano en el más amplio sentido, puesto al centro de la organización y por encima del capital y de los factores materiales y financieros de producción y distribución.

En términos más directos, diremos entonces que en la economía solidaria converge un conjunto de organizaciones y actividades económicas muy variadas, pero que tienen en común la presencia activa y central del trabajo humano y de la solidaridad social, como factores organizadores de la actividad económica.

¿En qué tipos de organizaciones económicas se manifiesta esta racionalidad especial, al menos de manera embrionaria pero suficiente para impactar sobre el modo de organizar y de realizar la actividad económica? Una rápida mirada panorámica a la realidad nos permitirá comprender que estamos en presencia de un mundo mucho más amplio, rico y extendido de lo que habitualmente reconocemos. En efecto, operan poniendo al centro esos dos factores básicos -y me refiero ahora a América Latina en particular-, al menos las siguientes realidades y procesos:

Pongamos en primer lugar a las cooperativas y las empresas autogestionadas, que son las formas más difundidas de búsqueda y construcción explícita y consciente de modos alternativos de organización económica, y que se han desarrollado en el ámbito de la producción, de los servicios, de la distribución y el consumo, del ahorro y el financia-miento, de la vivienda, la comercialización, el ahorro y el crédito.

Agreguemos luego las "organizaciones económicas populares", formas asociativas surgidas más o menos espontáneamente en diversos contextos de marginación y pobreza, que han dado lugar a una gran variedad de grupos de personas y familias que enfrentan en común problemas de alimentación, vivienda, desocupación, salud, capacitación y otras carencias, sobre la base de la auto ayuda y la ayuda mutua. Encontramos entre otras, las ollas comunes, los comedores populares, los ‘comprando juntos’, los centros de abasteci-miento, los talleres laborales, los grupos de salud, de recreación alternativa, de educación comunitaria, etc.

Relacionado con estas organizaciones, podemos considerar también al menos una parte de la más amplia "economía popular", constituida a menudo de manera informal, por personas, familias y grupos que buscan su subsistencia y progreso organizando actividades productivas, comerciales y de servicios al margen de las empresas y del mercado oficial. 

Muchos de ellos a menudo alcanzan viabilidad y espacios de desarrollo organizándose en sindicatos (por ejemplo de trabajadores independientes, de vendedores ambulantes, de cartoneros, etc.), en asociaciones gremiales, en ferias libres que han conquistado espacios públicos para el ejercicio de sus actividades comerciales.

Asociado con este fenómeno social de dimensiones inmensas en cada país de América Latina, podemos considerar también una parte de la realidad conocida como microempresas o microemprendi-mientos. Una parte importante de ellas es de hecho economía popular fundada en el trabajo, tiene una base de organización familiar y vecinal, da lugar a procesos de integración de funciones económicas (por ejemplo, al comercializar en conjunto, al participar en cooperativas de ahorro y crédito, al constituir asociaciones gremiales que operan como instancias coordinadoras de actividades conjuntas), y en todo ello pone de manifiesto también importantes relaciones y valores de solidaridad y cooperación.

Por cierto, en el mundo campesino existe en toda la región latinoamericana una extendida realidad de economía fundada en el trabajo, la solidaridad y la cooperación. La llamada "economía campesina", con sus unidades de base familiar extendida, sus articulaciones a nivel territorial y comunal, sus tradicionales formas de reciprocidad para hacer frente a los requeri-mientos variables y temporales de fuerza de trabajo, tecnologías, medios de producción y financia-miento, son sin duda constituyentes de nuestra economía solidaria.

También despliegan formas asociativas y de reciprocidad en las relaciones económicas, varias otras actividades de producción tradicionales, como es el caso de la pesca artesanal y su organización en "caletas de pescadores", la minería de pequeña escala realizada por "pirquineros" y otros extractores asociados, y en muchas ocasiones la artesanía como actividad en que se especializan pueblos y villorrios que adquieren una identidad por su dedicación a un rubro determinado: cerámica, trabajo de cuero, tejido, tallado de madera, trabajo de la piedra, etc.

No podemos dejar de mencionar también numerosas comunidades de pueblos indígenas, integradas económicamente por una común adscripción y posesión de la tierra y otros factores de producción, por la utilización comunitaria del ‘saber hacer’ ancestral, y donde las relaciones de reciprocidad son habituales en la distribución, el consumo y la acumulación, dando lugar a formas de vida comunitarias altamente integradas.

De más reciente origen, se están desenvolviendo en numerosos pueblos, villorrios rurales, ciudades de provincia, comunas populares urbanas, campamentos, etc., un vasto conjunto de iniciativas que integran energías organizadas de la comunidad, en términos de procesos conocidos como programas de desarrollo local.

Existen, además, en toda América Latina, múltiples experiencias asociativas orientadas por principios de participación y desarrollo de la comunidad, formadas por mujeres, jóvenes, ancianos, pobladores sin casa, campesinos sin tierra, etc., que llevando adelante procesos de reivindicación de derechos e intereses compartidos correspondientes a sus distintas identidades, dan lugar a organizaciones sociales que de un modo u otro integran recursos y realizan actividades económicas que benefician a la comunidad local y territorial.

Cabe mencionar también iniciativas asociativas y comunitarias que se distinguen por hacerse cargo de ciertas preocupaciones sociales que son enfrentadas mediante la organización de actividades económicas conjuntas, como es el caso de experiencias de comercialización comunitaria, de auto construcción de viviendas utilizando tecnologías y materiales alternativos, de cultivos biológicos o de agricultura orgánica, de tecnologías alternativas que implican la utilización de fuentes de energía no contaminantes, el reciclaje de recursos, etc.

Podemos decir que la preocupación ecológica y la protección del medio ambiente están originando una incipiente búsqueda de una economía ecológica, que encuentra en las formas económicas fundadas en la solidaridad y el trabajo su expresión más coherente y natural.

Debe considerarse, también, una parte al menos del vasto mundo de las ONGs, u organizaciones no-gubernamentales de servicio y/o de desarrollo, que se organizan de maneras autogestionadas conforme a diversas alternativas jurídicas, y que se distinguen como formas institucionales o empresas "sin fines de lucro", o con explícitos fines de beneficio social. Muchas de ellas operan como instancias de apoyo a las formas económicas mencionadas anteriormente, y juegan un importante papel como organizaciones de financia-miento que gestionan fondos rotatorios, de comercialización, de asesoría organizacional, apoyo a la gestión, asistencia técnica y capacitación; otras tienen fines específicos acotados a necesidades sociales determinadas, y buscan mejorar la calidad de vida de sus beneficiados. 

Cabe en este sentido considerar a las numerosas fundaciones, corporaciones, asociaciones profesionales, organizaciones de voluntariado, asociaciones culturales, etc. que canalizan recursos y servicios de varios tipos, incluidos los de estudio e investigación, que contribuyen de manera significativa a darle identidad y presencia social, política y cultural a las expresiones económicas surgidas de la llamada "sociedad civil".

Forman parte de la economía solidaria, también algunos movi-mientos económicos que derivan de opciones éticas y espirituales, creados y realizados por personas que quieren ser consecuentes con sus creencias religiosas, con sus valores humanos, con sus búsquedas éticas y espirituales. Podemos mencionar, entre otros, el movi-miento de la ‘economía de comunión’, la economía budista, la economía hinduista, la economía civil, etc.

Y también, las organizaciones del llamado comercio justo, o comercio justo y solidario, que comercializan en los países más desarrollados una gama de productos originados por pequeños productores y comunidades en los países más pobres, eliminando intermediarios y favoreciendo el consumo de productos ecológicos y producidos en condiciones de trabajo digno. 

También el movi-miento de las finanzas éticas, o bancos éticos, que captan recursos de personas que desean que sus ahorros se empleen exclusivamente en unidades económicas comprometidas con ciertos valores de justicia, sustentabilidad ambiental, asociatividad, etc., estando dispuestos a sacrificar en parte los intereses que podrían obtener si colocaran tales ahorros en el sistema financiero y especulativo capitalista.

Y los movi-mientos del consumo responsable, del buen consumo, y otros que se comprometen a preferir la compra y el consumo de bienes y servicios producidos en condiciones justas, no contaminantes, sustentables, respetuosos del medio ambiente, etc.

Han surgido también organizaciones que realizan trueque y reciprocidad, generando sistemas de monedas complementarias, monedas de circulación local, autoadministradas con criterios de cooperación y confianza recíproca.

Están también las muy numerosas experiencias de economía de redes, basadas en la reciprocidad y el intercambio de saberes, servicios y recursos. Numerosas redes informáticas, el movimiento del software libre comparte también el espíritu solidario y la gratuidad, que implica poner libremente a disposición de los usuarios programas computacionales y otros servicios informáticos, en cuyo desarrollo se da una consistente cooperación.

No podemos dejar de mencionar las variadas experiencias de voluntariado, el trabajo voluntario de estudiantes y jóvenes que se hacen cargo de problemas de comunidades pobres, desarrollando iniciativas de capacitación, de desarrollo local, de construcción de viviendas, etc.

Esta visión panorámica de la multiplicidad de organizaciones que podemos considerar integrantes actuales y potenciales de la economía de solidaridad, nos permite hacernos una idea de la vigencia, importancia, actualidad y potencialidades que han adquirido las búsquedas de una nueva economía.

¿Qué distingue a todas estas iniciativas, actividades y organizaciones económicas? Ante todo, y lo más importante, es que sus integrantes no tienen en su mente, cuando se organizan, cuando realizan las actividades, cuando toman decisiones, cuando se relacionan unos con otros, no tienen en su cabeza el interés individual, el afán de lucro, la búsqueda de maximización de la utilidad propia, sino que tienen en la mente, y se comportan y relacionan, con valores, de justicia, de solidaridad, de participación, de cooperación, de comunidad. No se comportan como el ‘homo oeconomicus’ ávido y maximizador de la propia utilidad, que está a la base del comporta-miento capitalista.

Luis Razeto

Extraer bendiciones de las cáscaras "negativas"

El mes de Jeshván o Escorpio es conocido generalmente por ser un mes muy desafiante; sin embargo, también es un mes que tiene disponibles grandes bendiciones si logramos mantener una conciencia determinada. 

Los kabbalistas enseñan que cada bendición que viene a nuestra vida llega en lo que llamamos una klipá (o cáscara) de oscuridad o negatividad. Y la conciencia que queremos mantener en el mes de Escorpio, y siempre, es que la cáscara exterior que vemos suele ser exactamente opuesta a la bendición que contiene.
En este mes de Jeshván pueden llegar y en efecto llegarán grandes bendiciones a nosotros, pero tenemos que estar conscientes de que a menudo vendrán en cáscaras de negatividad que al principio parecerán ser lo opuesto de aquello que queremos. Cuando esto ocurre, tenemos una decisión que tomar: ¿nos quedamos estancados pensando solo en la cáscara o sabemos que lo que vemos es solamente el exterior? ¿De verdad entendemos que hay grandes bendiciones y gran Luz en esta situación, persona o realidad que inicialmente parece ser negativa? Es muy importante la manera en la que lo vemos, porque cuando nos quedamos atascados únicamente en el exterior, no vemos más allá y la bendición no puede llegar a nosotros.

Por lo tanto, cuando surjan situaciones, personas y momentos que parezcan oscuros o negativos durante el mes de Escorpio, debemos recordar que dentro de ellos hay una bendición y Luz. Y al tener esta conciencia de que existe una bendición dentro de lo que en principio vemos como negativo, y al ir más allá de esa cáscara, podemos extraer las bendiciones y revelar la gran Luz que contiene; especialmente durante el mes de Escorpio.

Michael Berg

Transformar lo amargo en dulce

Todo en este universo existe en polaridad: donde hay potencial para la oscuridad y la "negatividad", hay un potencial igual para la Luz y la energía "positiva". 

Cuando los kabbalistas llaman a este mes “Mar Jeshván”, que significa “Escorpio amargo”, lo que en realidad están diciendo es que durante este mes tenemos el mayor potencial para transformar lo amargo en dulce.


Tradicionalmente, pensamos que el símbolo de Escorpio es un escorpión, pero en realidad hay otra criatura asociada con este signo: el águila. Mientras que el escorpión puede ser vengativo, celoso, temeroso y se puede auto sabotear, el águila es símbolo de la verdad, la libertad y la fuerza. El águila puede volar alto en el cielo, pero tiene la visión para ver cada detalle de lo que está ocurriendo en el suelo.

Este es verdaderamente un mes de dualidad. Las personas nacidas bajo el signo de Escorpio pueden ser extremadamente celosas, resentidas y llenas de miedo, como el escorpión. Pero una vez que se transforman, pueden ser de las personas más creativas, magnéticas y profundamente reflexivas de este mundo.

Para aquellos que tengan un escorpio en su vida, permítanme darles un consejo: si tienen algo que decirle a esa persona, díganselo de frente. No intenten endulzarlo; no den rodeos. 

Los escorpio detestan los engaños; y tienen un profundo deseo por la verdad, por el asunto esencial. No tienen tiempo o paciencia para nada a medias.

Para todos nosotros, esta energía “de ir al grano” puede llevarnos hacia delante. 

Escorpio es un buen mes para los negocios e igualmente bueno para ver si nuestras relaciones son reales o duraderas, o si será mejor que digamos adiós y avancemos. 

También es un buen mes para reconectarnos con lo esencial: el verdadero propósito de nuestro trabajo espiritual, que es, como el gran sabio Hilel dijo:

“No hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti”.


Aquello que queramos en nuestra vida por parte de otros es lo que tenemos que ofrecer. No podemos esperar que la gente nos trate de una cierta manera porque creemos que somos x, y o z. Inevitablemente, lo que damos es lo que recibiremos a cambio, incluso si no es de inmediato.

Puede que no lleguemos a amar a todos, porque no todos somos iguales. Venimos de culturas diferentes, tenemos diferentes orígenes y sistemas de creencias diferentes. Vibramos en frecuencias diferentes. Sin embargo, nuestra esencia es energía, y esa energía existe en todos y en todo. Cada uno de nosotros tiene una chispa del Creador en nuestro interior. Debido a esa chispa, debemos respetar a la otra persona en nuestra película, ya sea un amigo, conocido, empleador, empleado, o incluso a un desconocido.

Este mes, dejemos de pensar en cómo no queremos que la gente nos trate y, en lugar de ello, comencemos a pensar en cómo queremos que se comporten, y démosles ese trato a otros. Al ser la bondad que queremos ver en el mundo, podemos transformar lo amargo en dulce y lograr que sea un buen mes.

Karen Berg

martes, 29 de octubre de 2019

Las 7 mejores frases de Louise Hay

Las frases de Louise Hay hablan de gratitud, amor y sanación. Son un regalo para todo aquel que quiera reflexionar, aprender y crecer a nivel personal. Un legado repleto de sabiduría que vale la pena leer o recordar, en caso de ya haber pasado por él, en varios momentos de nuestras vidas.
Louise Hay fue una escritora y oradora estadounidense. Es considerada como la madre del crecimiento personal y la precursora de los libros de autoayuda. Dos de sus bestsellers más conocidos son Usted puede sanar su vida (1984) y El poder está en ti (1991). Ambos dejan claro que para avanzar, crecer y fortalecernos tenemos que descubrirnos y conocernos. Al igual que nos avisa de lo peligroso que puede ser utilizar mal el poder de nuestros pensamientos.
Su filosofía personal estuvo marcada por una infancia traumática y una adolescencia marcada por el abuso. Un camino repleto de heridas emocionales, raíces de una baja autoestima que con el paso de los años aprendió a gestionar a través de la meditación, las afirmaciones positivas y diversas prácticas espirituales.
Gracias a ello, Louise Hay aprendió a amarse a sí misma, a soltar el rencor por las experiencias traumáticas vividas y a perdonar a quienes tanto sufrimiento le causaron. Sus frases son un espejo honesto: transmiten todo lo aprendido en ese emocionante viaje por el tiempo que es la vida. Grandes lecciones que conviene guardar como un kit de salvamento para nuestros momentos más grises.
Louise Hay

La importancia del presente

«El poder está siempre en el momento presente».
El presente es la oportunidad. El momento más valioso y único para actuar. El instante a partir del cual vivir conectados a nosotros mismos y ser capaces de elegir qué hacer en nuestras vidas y disfrutar.
Vivir con prisas enfocados en lo que deseamos o esclavizados a lo que un día vivimos nos impide sentir el ahora. Louise Hay lo tenía muy claro: el poder de disfrutar y cambiar reside en el hoy. El resto solo es culpa o ilusión.

El perdón como acto liberador

«El perdón es para ti porque te libera. Te permite salir de la prisión en la que estas».
Esta es una de las frases de Louise Hay que necesitamos tener en cuenta cada día. Perdonar es un acto liberador que nos permite liberarnos de las ataduras de la amargura y el pasado. Una decisión personal, no una obligación.
El perdón es el salvavidas del odio y el rencor. La oportunidad de romper y sanar el resentimiento producido por aquello que tanto nos hirió.
Mano con corazón

La comprensión del comportamiento de nuestros padres

«Si quieres entender más a tus padres, haz que hablen sobre su propia infancia; y si escuchas con compasión, aprenderás de donde vienen sus miedos y patrones rígidos».
Probablemente esta sea una de las frases de Louise Hay que más nos invita a la reflexión en el campo de las relaciones familiares, aunque bien puede extenderse a todo tipo de relaciones. En esos momentos en los que no comprendemos a nuestros padres, viene bien tenerla presente.
Cada uno de nosotros somos una colección de historias y experiencias, un cúmulo de circunstancias y conocimientos que hemos ido aprendiendo a lo largo del tiempo. Y es la infancia una de las etapas más vulnerables a las influencias externas. Nacemos como esponjas que absorben el mundo que les rodea. De ahí que muchos de nuestros comportamientos y perspectivas sobre la vida tengan su origen en nuestros primeros años. Todo influye.
Por eso es importante tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones cada uno de nosotros actúa de la mejor manera posible, de la única forma que sabe. Puede no ser la correcta o la adecuada, pero es la opción que mejor consideramos en ese momento por el peso de nuestro bagaje. Y al igual que nosotros, nuestros padres, amigos o pareja. Otra de las frases de Louise Hay lo refleja muy bien:
«Si tu madre no sabía cómo amarse a si misma, o tu padre no sabía cómo amarse a si mismo, sería imposible para ellos enseñarte cómo amarte a ti mismo. Estaban haciendo lo mejor que podían con lo que se les había enseñado de niños».
Además, nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de las heridas emocionales en los demás. Si nuestros padres son vulnerables al abandono o al rechazo, carecen de amor propio o no saben gestionar sus emociones, de algún modo nos influirá, sobre todo en la infancia. Sus heridas empañan todo su ser, las llevan a cuestas e influyen en sus comportamientos y formar de sentir.
Quizás, cuando éramos pequeños, no entendíamos demasiado. Sin embargo, más adelante, con el desarrollo de nuestras capacidades cognitivas, muchos de nosotros hemos llegado a ser conscientes del peso de sus heridas y de cómo estas nos han influenciado. Muchas de las decisiones que tomaron no fueron conscientes y en muchos casos lo hicieron lo mejor que pudieron, anteponiendo nuestros intereses a los suyos en un ejercicio de generosidad que, a medida que pasan los años, más nos asombra.
Familia de papel unida por un pactos de silencio

El amor como motor de la vida

«El amor es la gran cura milagrosa. Amarnos a nosotros mismos hace milagros».
Para Louise Hay, el descubrimiento del amor propio supuso un antes y un después. Antes de quererse, se despreciaba, se trataba mal y se culpaba por todo. Era su enemiga. Una vez que abrió los ojos al amor, todo adquirió un color diferente. Comenzó a respetarse, a cuidarse y valorarse como se merecía y a partir de ahí, todo cambió.
«Ama quién eres y qué eres y lo que haces».
El amor es el motor de la vida; una cura milagrosa, como expresa Louise Hay, que cuando entra en nuestra vida transforma lo que encuentra a su paso. Cuando nos amamos, tenemos el poder para cambiar y reconstruirnos, y sobre todo para sanar nuestras partes rotas. Ahora bien, si nos cerramos a él, es fácil que quedemos atrapados por el sufrimiento, la desidia y el estancamiento.

La creación de lo que pensamos

«Si quiero creer que la vida es solitaria y que nadie me ama, eso es lo que encontraré en mi mundo».
Esta es otra de las frases de Louise Hay que hay que tener presente cada día. Lo que creemos, creamos. La perspectiva que elijamos determinará nuestro día día. Y en eso, mucho tienen que decir nuestros pensamientos. La calidad de nuestras creencias nos otorgará o nos arrebatará poder. De ahí que cuidar nuestros pensamientos sea tan importante. Tienen el poder de transformar nuestra vida y determinar cómo nos sentimos.
Como vemos, las frases de Louise Hay son un valioso legado, no solo por lo que transmiten, sino también por todo lo que inspiran. A través de ellas, nos invita a conocer el mundo desde otra perspectiva, esa donde el amor y el perdón imperan. Palabras a las que podemos recurrir si necesitamos reflexionar y crecer.
Gema Sánchez Cueva

12 frases de Khalil Gibran para reflexionar

Khalil Gibran es uno de los grandes escritores y genios creativos del mundo a día de hoy, a pesar de ser ignorado durante años. Sus frases nos invitan a reflexionar sobre temas de gran trascedencia como el amor, la espiritualidad y las relaciones con los demás.
Las frases de Khalil Gibran hablan del amor, la libertad, la espiritualidad, la conciencia y la unión mundial. Son un regalo lleno de sabiduría para todo aquel que quiera reflexionar y profundizar no solo en uno mismo, sino también en las relaciones con los demás.
Yibrán Jalil Yibrán, comúnmente conocido como Khalil Gibran, fue un pintor, poeta, novelista y ensayista libanés. Dedicó gran parte de su vida y obra a la resolución de conflictos sociales y culturales y desarrolló una conciencia universal capaz de trascender las barreras de Oriente y Occidente.
Una de sus mayores preocupaciones siempre fue cómo conseguir la unidad en un mundo fragmentando, cómo lograr la convivencia en armonía de las diferentes tradiciones; seguramente inspirado por sus complicadas experiencias como inmigrante en un país de adopción.
Gibran reunía influencias muy diversas, desde Nietzsche hasta el cristianismo, el islam o poetas románticos como William Blake. No obstante, su obra también marcó a un gran número de personas y lo sigue haciendo a día de hoy. Cantantes como Jhon Lennon o David Bowie lo mencionan en algunas de sus canciones y, según cuentan, Elvis Presley regalaba El Profeta, una de sus obras más famosas, a amigos y conocidos.
Sin duda, el poeta del exilio, como también era conocido, dejó un legado impregnado por diversas corrientes, tanto a nivel filosófico como artístico y religioso. Las siguientes frases de Khalil Gibran son prueba de ello.
Khalil Gibran

La trampa del egoísmo

«El egoísmo, amigo mío, origina ciegas disputas, y las disputas engendran guerras, y las guerras traen consigo la autoridad y la fuerza, que son la causa de los enfrentamientos y la opresión».
Ser egoístas implica mirar únicamente por uno mismo sin tener en cuenta a los demás, a pesar del daño o las consecuencias negativas que se puedan originar. Es desear la satisfacción resultante de sentirse poderoso y con autoridad, desterrar la empatía y la preocupación por lo demás.
Casi todas las desgracias ocurridas a lo largo de la historia nacieron a partir de una semilla de egoísmo que aspiraba a más y más hasta convertirse en soberbia, orgullo y autoridad. Por esta razón, hay que tener cuidado con nuestras aspiraciones y deseos de poder, porque aunque está bien poner límites y mirar por uno mismo, también lo es ser conscientes de que no causaremos grandes sufrimientos en los demás.

Regalar tiempo de calidad

«No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir».
Esta es una de las frases de Khalil Gibran que tenemos que tener presente en la construcción de nuestras relaciones. Si vamos a dedicar tiempo a otra persona, más vale que este sea de calidad, de verdad, de ese que nos permite escuchar al otro y conocerlo, compartir momentos y saborear el bienestar.
De poco sirve quedar con alguien porque estamos aburridos y no sabemos qué hacer. El tiempo de cada uno de nosotros es mucho más que un conjunto de horas y minutos, es vida. Por lo tanto, no lo malgastemos ni hagamos que lo pierdan los demás. 

El valor de arriesgarse

«Solo la semilla que rompe su cáscara es capaz de atreverse a la aventura de la vida».
Arriesgarse, trascender los miedos e ir más allá, ese es el mensaje que desprende esta frase. Hay que deshacerse de la seguridad para avanzar, desprenderse de lo cómodo y salir a descubrir otros caminos y otras perspectivas.

La luz que habita en la oscuridad

«No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche».
«Atención al sol que se alza en la oscuridad».
Dos frases de Khalil Gibran que nos hablan del baile de los opuestos, de la polaridad entre la luz y la oscuridad y de cómo ambas se necesitan, a pesar de todo.
En la oscuridad, en esas zonas más oscuras y sombrías de nosotros mismos, en esos momentos de desolación también habitan destellos, zonas luminosas que tenemos que aprender a ver.
En cada uno de nosotros hay luz y oscuridad, un aprendizaje que nace de la aceptación de nuestros monstruos que tenemos que aprender a desvelar.

Dar desde el corazón

«Y hay quienes tienen poco pero lo dan todo. Estos últimos creen en la vida y en la generosidad de la vida, es por lo que sus cofres jamás están vacíos».
Dar es un gesto repleto de amor cuando no se espera nada, cuando crece desde la bondad hacia los demás. Por eso a veces la cantidad no es importante, sino la intención que conlleva.
Dar es brindar apoyo, es regalar una parte de nosotros para ayudar a los demás. Por eso, cuando se hace de verdad, desde lo más profundo del corazón, no se experimenta la necesidad.

Amar al enemigo

«Mi enemigo me dijo: «Ama a tu enemigo». Y yo le obedecí y me amé a mí mismo».
El enemigo más importante al que tenemos que hacer frente es a nosotros mismos. ¿Cuántas veces nos hemos boicoteado? ¿de qué forma nos hablamos? ¿cómo nos impedimos ser felices?
A veces, estamos tan acostumbrados a tratarnos mal que ni siquiera somos conscientes. Tan solo hace falta revisar nuestro diálogo interno para conocer las exigencias y obligaciones que nos imponemos para ser perfectos, los castigos que nos ponemos y los desprecios que nos hacemos.
Nunca seremos perfectos, tenemos que concienciarnos de ello. Está bien tener aspiraciones y querer avanzar, pero no maltratarnos si las cosas no salen como queríamos. La clave es querernos, aceptarnos y descubrir la belleza oculta en nuestras imperfecciones.
Mujer mirándose en el espejo

El silencio que hay en la envidia

«El silencio del envidioso está lleno de ruidos».
La envidia está cargada de ruido, aunque su mejor disfraz sea el silencio. Un ruido que procede de las comparaciones continuas, de esos pensamientos que bombardean a la persona que la experimenta y que la dicen constantemente que el otro es mejor y tiene que superarlo.
Se trata de una emoción que focaliza la atención en el exterior y que provoca un gran sentimiento de inferioridad. La envidia refleja lo que falta, además de un profundo rechazo hacia uno mismo. De ahí, que la mejor opción sea tener presente que solo nosotros somos nuestra única medida.

La fuerza que nace del sufrimiento

«Del sufrimiento han emergido las almas más fuertes. Los caracteres más fuertes se forjan a base de cicatrices».
La comprensión del sufrimiento es un tema principal en las frases de Khalil Gibran y que además refleja su gran sabiduría. La capacidad de reponernos, de aceptar nuestras heridas para poder sanarlas, es lo que nos permite avanzar y lo que, poco a poco, forja nuestro carácter resiliente.

La relación entre la alegría y la tristeza

«Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara. El mismo pozo que da nacimiento a vuestra risa se ha llenado infinitas veces con vuestras lágrimas. ¿Y cómo podría ser sino así? ¡Cuánto más profundamente clave la tristeza su garra en vuestro ser tanto más alegría podréis contener».
Con esta frase, Khalil Gibran nos recuerda que la tristeza y la alegría se encuentran en la misma balanza, ambas se dan sentido, aunque parezca una contradicción.
Si bloqueamos nuestra capacidad de estar tristes, estaremos impidiendo el paso para la expansión de nuestra alegría. Por lo que ambas emociones se complementan. De hecho, si examinamos nuestras experiencias, comprobaremos que existe una doble cara en cada una de ellas.
“Cuando estéis alegres mirad en el fondo de vuestros corazones y hallaréis que lo mismo que os da hoy alegría fue aquello que os llenó ayer de tristeza. Y cuando estéis tristes, mirad de nuevo y descubriréis que estáis llorando por aquello que fue ayer vuestro deleite.”
-Khalil Gibran-

El poder del amor

«La vida sin amor es como un árbol sin flores ni frutos».
El amor es el eje central de las perspectiva de Khalil Gibran. Un amor universal, que trasciende todo y que hace posible la unidad. Un amor expansivo y bondadoso, que no entiende de necesidad ni de exigencias, pero sí de libertad y aceptación y que está unido a la belleza, el espíritu y la vida.
Como vemos, las frases de Khalil Gibran son una invitación a la reflexión sobre cómo estamos y hacia dónde vamos. Un valioso legado por todo lo que inspiran y enseñan, una colección de pensamientos que dejan huella y que impulsan a conocer otra perspectiva desde la que seguir creciendo.
Gema Sánchez Cuevas